Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-003934
Nombre del Inmueble
Nuestra Señora de Guadalupe
Periodo legal del inmueble
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XIX y XX
Siglo de creación
Antecedentes históricos
El edificio que ha sido conocido como Santuario de Guadalupe tiene la categoría de parroquia. Se trata de una obra procedente de una época histórica de importancia, probablemente de la primera mitad del siglo XIX, a la que luego se han practicado -hasta muy recientemente- toda clase de intervenciones lo mismo para ampliarla que para adaptarla a las condiciones de la liturgia y hasta a los gustos de la comunidad.
El edificio de valor histórico, que ha cedido su prestancia a las mejoras del pasado reciente y hasta de la actualidad, se encuentra representado en la forma de la planta, en los espacios que se extienden desde la zona del acceso hasta el presbiterio y, sobre todo, en los contrafuertes que todavía contribuyen a completar las imágenes de las fachadas laterales oriente y poniente.
El edificio es un volumen alterado en más de un sentido. Su volumen principal es el de un prisma cuadrangular al que se agregaron los pequeños locales laterales que buscaron satisfacer el gusto por un crucero que en verdad nunca tuvo. La apariencia actual del inmueble también está integrada por la espadaña que se alza a manera de remate del muro de la fachada y del arco que señala el acceso al recinto.
La fachada está pues compuesta por sólo el muro frontal del espacio de culto: no lleva una portada propiamente dicha sino un arco de medio punto al que flanquean dos pilastras adosadas que luego se repiten en las esquinas del muro para soportar, entre todas, un entablamento ingenuo y elemental que recorre toda la fachada, que sigue sólo como una moldura en los muros laterales y que sirve, además, para recibir la espadaña que, también, caracteriza al santuario. El campanario es una creación relativamente reciente, lo que se hace evidente en la solución de sus apoyos sobre los muros laterales: se trata de un muro calado al que se terminó con un pretil curvo y pequeños roleos que recuerdan las formas que más se utilizaron bajo la influencia del barroco. Llama la atención, en este punto, que los constructores locales, generalmente avezados en las artes de la edificación pero suficientemente ignorantes en materia de composición, elijan recursos barrocos para algunos de los detalles al exterior de las obras que intervienen, al tiempo en que no suelen despegarse de los aires de linaje neoclásico con que resuelven los interiores, en especial todos los elementos que componen los presbiterios.
En el interior de la nave son ostensibles los resultados de las varias etapas constructivas a que se ha sometido a la iglesia. El integrante más comprometido de todos cuanto se han agregado al espacio es, sin duda, la techumbre: esta importante pieza de la composición sustituyó a la cubierta anterior y fue resuelta con bóveda catalana y un aplanado que luego se prolonga por los muros y al que distingue una calidad propia de otro tipo de obras.
El espacio interior, así, ha de considerarse como objeto de una modernización prácticamente total: otro de sus elementos básicos, el presbiterio también es una propuesta contemporánea que ha ocupado el lugar de una obra de la que lamentablemente poco se sabe aunque mucho se puede intuir dadas las peculiaridades de la construcción en la zona. Independientemente de ello, sin embargo, ha de anotarse que no sólo la ingenuidad sino la falta de una obra de mano capaz y solvente son responsables del decaimiento moderno de un edificio que muy probablemente pudo ser incorporado al acervo patrimonial de esta región.
Los gruesos muros del edificio, que también forman parte del elenco de testigos de su edad, han sido lo suficientemente sólidos y manejables como para soportar cambios de manera casi constante. Vale la pena, en este punto, llamar a la reflexión acerca del valor agregado que debe advertirse en las intervenciones populares. Si bien en muchos sitios la voluntad de los grupos de fieles es el origen de las obras en los espacios que consideran propios, es un hecho, también, que las cualidades únicas de los espacios que dejó la historia no deberían estar a discusión.
Ése es, justamente, el caso de los espacios del santuario: A la nave de planta rectangular se agregaron dos pequeños volúmenes laterales que debieron bastar para ser utilizados como capillas de devociones especiales y que parecen trabajos fallidos en la medida en que llegó a considerase que estas áreas podrían semejar, o interpretar un crucero que la obra nunca tuvo.
Por otra parte, y como también debe concluirse después de un breve examen de la sacristía, las obras de la modernidad frecuentemente se orientan por una dirección equivocada o, por lo menos, por caminos plagados de dificultades: habría que distinguir entre la obra de la modestia y la más racional utilización de los recursos y la construcción que no persigue sino recuperar, o crear, un área que cumple funciones perfectamente conocidas en condiciones evidentemente predecibles.
Planta arquitectónica (original)
Rectangular
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
Cuauhtémoc
Número y/o identificador de la vialidad o calle
13
Nombre del tipo de asentamiento humano o colonia
Centro
Código Postal
45825
Tipo de uso del inmueble
Uso inicial del inmueble
Culto público
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Clero Secular