Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-003697
Nombre del Inmueble
San Andrés
Periodo legal del inmueble
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XVIII
Siglo de creación
Antecedentes históricos
La plaza principal de Chiautla se encuentra frente al atrio de la parroquia, calle o carretera de por medio. Si no existiera esa importante vía de transporte y de circulación, podría afirmarse que ambos espacios abiertos forman una sola unidad a la que separaría la portada del atrio de la iglesia. Pero la realidad, que ha impuesto un intenso movimiento en esa vía, señala que una cosa es la plaza del pueblo y otras, muy distinta, el atrio de una parroquia muy apreciada por la comunidad de Chiautla.
La iglesia de San Andrés mira al norte, lo que es una disposición ciertamente peculiar y que debe proceder de la decisión de relacionar el recinto religioso con los espacios de carácter civil, objetivo ahora más lejos que nunca antes dadas las costumbres de los automovilistas que circulan por el área.
El establecimiento religioso se extiende sobre un enorme terreno, lo que permite disponer de un atrio verdaderamente fuera de lo común en la zona: a cambio de esas generosas dimensiones, el atrio cumple varios tipos de funciones, incluida la de estacionamiento, por supuesto. Quizá por ello dejó de ser un área abierta con algunos jardines y se ha convertido en una formidable plancha de cemento.
La iglesia es una construcción tradicional desde el punto de vista de utilización de los materiales: es de piedra en distintas variedades y está prácticamente toda acabada en aplanados que van pintados de blanco con algunos agregados en gris. Sólo las piezas de cantera que se labraron para ser expuestas se conservan a la vista: toda la estructura, casi sin tramos de excepción, está protegida contra el agua, el polvo, las invasiones y los parásitos.
La fachada principal, que de hecho representa a todas las demás (laterales y posteriores, además de los volúmenes de servicios), está formada, como es habitual en esta zona del Estado de México, por dos cubos distintos, que soportan torres diferentes, y que flanquean a la portada de acceso propiamente dicha. La torre oriente, que es realmente el campanario, lleva un cubo más sólido y más ancho que la otra: esta primera torre es de dos cuerpos y remate, y sus elementos principales, aparte los vanos en forma de arcos de medio punto, son sus objetos decorativos, todos prácticamente procedentes de una época en la que se prefirieron las soluciones del neoclásico como se entendió esa corriente en el Estado de México: así, y por ello, cada vano en la torre va flanqueado por columnas medias muestras que llevan capiteles corintios y de cuyos fustes se desprenden guirnaldas y otros objetos que se dirigen hacia los escudos al parecer heráldicos que se encuentran en los centros y bajo los entablamentos de cada cuerpo y en el remate.
La torre poniente, que parece ser un agregado relativamente reciente, es mucho más delgada que la anterior; contiene los mecanismos de un reloj y termina, sorpresivamente, en una espadaña, elemento largamente superado como recurso de composición en la arquitectura religiosa del Estado de México quizá desde el siglo XVII. Lo curioso de la espadaña, además, es que sólo conste de los tres mínimos arcos que la componen y que no incluya ninguna campana, ni siquiera las que frecuentemente completan los mecanismos de los relojes-
La portada de acceso propiamente dicha es una composición que ya también fue modificada: desaparecieron algunos de los elementos que de seguro le dieron cohesión y sobreviven la puerta de acceso, que va inscrita en un vano de tres líneas rectas que concluye con un dintel de cantera, el mismo material del que se hicieron las jambas y las figuras que completan la composición: los personajes en las enjutas y los motivos que pueblan las basas de las pilastras a la manera de guardamalletas.
Sobre el cerramiento de la puerta, y como si se tratara de un alfiz, la portada lleva un nicho inscrito en un campo triangular que quizá evoca la presencia de un frontón. Ese trazo se completa con otra sugerencia: la de un nuevo entablamento, éste apenas insinuado, sobre el que se abre la ventana del coro. Ese vano, a su vez, recibe una nueva moldura horizontal que, en sus extremos, se resuelve con otra evocación quizá más sutil, la de un frontón de trazo curvo que asciende hasta casi encontrar el remate de la portada, una figura llena de roleos y que no es otra cosa que una ampliación del pretil del muro del frontis. Desde el ángulo de observación de la portada, debe agregarse, la cúpula sobre el crucero también desempeña un papel complementario pero respetable.
El interior de la nave es de una sobriedad que casi llega a la frialdad: se trata de un amplísimo salón que sigue fielmente los trazos de la planta en forma de cruz latina y cuyos muros, pintados de verde claro, acompañan con toda la timidez que sea posible, los trazos, las dimensiones y los pesos de las pilastras de sección rectangular que resolvieron los varios tramos en que se dividió la estructura. Estos apoyos son de cantera expuesta y continúan en los arcos formeros de los tres tramos de estructura antes de la cúpula y del último sector, que es el que corresponde al presbiterio.
De una manera ordenada y se diría que hasta disciplinada, la cúpula encuentra, de manera muy natural, los trazos de los brazos de la cruz y la longitud de la nave principal: quizá por eso, por la calidad de la geometría que la hizo posible, la cúpula se alza sobre una planta en forma de octágono, incluye un tambor al que se practicaron vanos circulares y se resuelve en una sucesión de gallones y un fondo también conseguido en verde.
El presbiterio es un espacio también de calidades muy limitadas: se trata de un recinto prácticamente vacío en el que sólo se dispuso un ciprés de aliento neoclásico hecho de madera y yeso con vidrios en el que se conserva la imagen del apóstol San Andrés, figura a la que flanquean el sagrado Corazón de Jesús, por un lado y la Virgen de los Dolores, por otro. Los altares y los otros objetos del presbiterio son de mármol, de gusto popular y de méritos muy menores aunque conviene destacar que la obra fue integrada, con las imposiciones de los administradores y de los mayordomos, con todas las exigencias de la liturgia de su época, es decir, con espacios capaces de albergar y proteger la mayor parte de las respuestas que la comunidad demandaba a sus pastores. Entre esos elementos debe destacarse el coro, un espacio que ya no se usa y del que sólo resta admirar que cumpla funciones de refuerzo estructural.
La parroquia funciona de manera muy adecuada y sus espacios siguen siendo suficientes. La mayor parte del tiempo de atención a la comunidad, sin embargo, ahora corresponde a las oficinas y a las dependencias de la parroquia, áreas en las que, además, se conservan las piezas que integran el tesoro artístico del conjunto.
Planta arquitectónica (original)
Cruz Latina
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
Plaza Principal
Tipo de uso del inmueble
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Diocesano
Responsable del levantamiento del inmueble
Fecha del levantamiento del inmueble
1 octubre, 2005