Antecedentes históricos
Se dice que en donde ahora se localiza el municipio de Venado hace muchos años, en tiempo de los aguerridos guachichiles, existía una comunidad llamada Mazatepec que en náhuatl significaría Cerro del Venado, de ser cierta tal información, nos encontraríamos ante un hecho inusitado, que los guachichiles hallan tenido un centro de población entable pues es de sobre sabido que este grupo humano se caracterizó precisamente por llevar una vida nómada, de no haber dejado por lo tanto vestigios materiales de su cultura y por no ser afectos a congregarse en un asentamiento.
El nombre del lugar, Mazatepec, representa, por ser de clara ascendencia náhuatl otro fenómeno extraño pues es igualmente sabido que los huachichiles y en general todos los habitantes del Gran Tunal, tuvieron pocos contactos con las civilizaciones de más al sur de lo que ahora es México en donde ese idioma alcanzó gran difusión.
Pasando ya a los tiempos posteriores a la conquista, diremos que la región de Venado, con toda seguridad por carecer de importantes asentamientos humanos, ya que como hemos dicho los guachichiles eran nómadas, los misioneros no consideraron necesaria su presencia en la región, prácticamente durante todo el siglo XVI. Fue bajo el gobierno del Virrey Don Luis de Velasco, cuando por solicitud de Fray Diego de la Magdalena, que ya había andado predicando desde hacía cuarenta años, se logró, cosa insólita, que cuatrocientos tlaxcaltecas casados por voluntad propia vinieran a habita en tierra guachichilas.
Los Indios tlaxcaltecas venían investidos de todos los privilegios, ventajas y libertades que tenían en Tlaxcala incluso podían porta armas como los españoles y andar a caballo ensillado y frenado. A su llegada a tierras guachichilas, Rodrigo del Río de Loza, en cumplimiento de las órdenes virreinales de acuerdo con los frailes, ordeno que se hicieran cinco poblaciones, una de ellas sería Saltillo, por lo que ese rumbo tomaron algunos de los recién llegados tlaxcaltecas; pero ya estando en camino al pasar por la congregación guachichila de San Sebastián del Agua de Venado, se decidió que una parte se quedara ahí.
Los recién llegados tlaxcaltecas no llegaron a despoblados pues ahí los franciscanos habían fundado una doctrina en 1591 y en 1593, el convento del Venado. A los pocos años encontramos que la situación de los ilusos tlaxcaltecas era muy diferente a como se la habían pintado los falaces españoles, en vez de seguir gozando como en su tierra, de hidalguías y de prebendas, eran por el contrario objeto del desprecio de los guachichiles, que se negaron a relacionarse con ellos y, por otro lado, sufrían también del abuso de los españoles que los consideraban y trataban como a esclavos y mediante triquiñuelas, se les fue despojando de las tierras que como merced habían recibido; en las que según se les había prometido, no podían asentarse ni españoles ni indios de otra nación.
Tantos fueron los despojos y los abusos que los españoles cometían en contra de los guachichiles y tlaxcaltecas, que Juan de la Hija se irguió en su defensor y trató de protegerlos de las invasiones a sus tierras, de los despojos y los abusos a los que codiciosos hacendados los sometían. Los indios se quejaban de que los españoles les ocasionaban discordias y revueltas, se quejaban también "de que echaban las bestias caballales y mulares en las sementeras, entraban a cualquier hora en las casas de los indios, alborotando a sus mujeres e h ijas, y por que les resistían, los maltrataban de obra y de palabra".
La historia ha registrado los nombres de algunos de los abusivos transgresores de la leyes protectoras de los indios, entre ellos destacan por sus abusos y sus crueldades: Alonso de Ávila, Pedro Monzón, Bartolomé de Mendoza Diego Coronado, e Isabel de Coca, de ellos y de los de más de su calaña, se quejaban continuamente los indios de El Venado al alcalde de San Luis, Don Pedro Salazar, quien conmovido giró precisas órdenes a Juan de la Hija.
Descripción arquitectónica:
Construcción de una sola nave, con torre de un solo cuerpo, la fachada es sencilla con remate curvilíneo con roleos encuatados, presenta un óculo mixtilíneo, ubicado al centro de una portada sencilla con acceso formado por arco de medio punto bajo y remate con entablamento. La torre en su basamento tiene una cruz en relieve con forma de torzal, con un cuerpo formado por vanos de arcos esbeltos de medio punto, presenta remate con cupulín de base ovalada y almenas que se encuentran en los ángulos que forma el tambor donde se soporta. La planta del templo presenta un agregado para formar el presbiterio con planta octagonal, o que puede ser que en los muros de este recinto que era la sacristía se hallan demolido y ahora se observa como un solo espacio. El templo no presenta cubierta, pero se localizan vestigios de pintura decorativa en el derrame del muro que forma el acceso principal, con colores ocres y óxidos, también se localizan partes de piso de ladrillo de barro cuadrado de barro, el sistema constructivo de los muros son sillares de adobe con un espesor de 81 cm, en el muro poniente se localizan tres vanos de iluminación en forma de óculo circular, en el muro oriente presenta inmediatamente al muro de la fachada un arco de medio punto fabricado con piezas de caliche de la puerta principal sólo se conserva una hoja abatible de madera elaborada en forma de duela con cinco líneas de chapetones en forma de flor con cuatro pétalos.
Estado de conservación:
Los muros que forman el templo presentan un 90% de recubrimientos desprendidos, su material de factura se encuentran expuestos a la intemperie. Los óculos del muro poniente no cuentan con cancelería de madera, la puerta del acceso principal sólo conserva una hoja abatible. No cuenta con material de acabado en piso y tampoco cuenta con cubierta. El inmueble no posee mobiliario ni acervo cultural.
