Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-003653
Nombre del Inmueble
San Diego de Alcalá
Periodo legal del inmueble
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XVIII
Siglo de creación
Antecedentes históricos
La iglesia de San Diego de Alcalá, que ahora ostenta la categoría de parroquia, es el principal edificio del poblado que lleva su nombre y que, como fue habitual en el Estado de México, se organizó en torno de sus espacios comunitarios: puede afirmarse, incluso, que el atrio de la parroquia forma parte de la plaza principal, área que no se ha delimitado por distintas razones y hasta por la presencia de un pozo de bombeo situado en su esquina suroeste.
La observación de la parroquia comienza, así, con el análisis de su atrio: se trata de un amplio terreno que prácticamente rodea al edificio por tres de sus lados y que, como se ha acostumbrado en varios sitios de la región, fue pavimentado con cemento: ello ha suprimido los caminos principales y procesionales y restringido las áreas de jardín a unos cuantos metros cuadrados en la sección poniente, frente a la portada de acceso, y en los que se conserva un árbol que proporciona una espléndida sombra, la única en toda la zona.
El templo es una obra que se alza sobre un esquema compositivo basado en una planta de trazo rectangular, como las que se hicieron tradicionales en todo el territorio del virreinato desde el siglo XVII. Esa disposición da lugar a cuatro fachadas en las que destacan, desde luego, los volúmenes de mayores dimensiones, como la torre norte y la cúpula. El más importante de esos paramentos, sin embargo, es la fachada de acceso, elemento que se compone del cubo de la torre del campanario norte y la portada. Un segundo campanario, éste pequeño e ingenuo pero muy interesante, se encuentra en el extremo sur del muro frontal y va prácticamente integrado a la portada.
La torre norte es un objeto al que debió protegerse en época reciente, pues ahora -octubre de 2005- se presenta apoyada por tres arcos botareles de concreto reforzado que reciben los empujes de sus esquinas expuestas hacia el norte y el poniente del volumen de la parroquia. Como todo en el conjunto, se trata de una creación popular del mayor interés pues se resolvió a partir del concepto de un volumen de trazo sencillo -de dos cuerpos y un remate a la manera de un cupulín- al que sus autores dotaron de acabados en argamasa que recrean las formas de los estípites, probablemente los elementos más representativos de las formas barrocas novohispanas del siglo XVIII. El otro campanario es mucho más chico y consta sólo de un minúsculo cuerpo que, desde luego, desempeña sobre todo un papel simbólico.
La portada de la iglesia es un objeto por demás interesante pues se trata de una combinación de elementos que no puede sino ser producto de las intervenciones populares: la puerta de acceso al recinto va enmarcada por un arco mixtilíneo que parece haber arrancar de un nivel inferior al del pavimento del atrio y que se encuentra en el área central de un elemento a manera de pórtico que consta de dos pares de columnas -uno a cada lado-, de un vigoroso entablamento y de un frontón triangular roto cerca de cuya cúspide se alza, en un plano posterior, un remate formado por pilastras con capíteles que se integran al pequeño entablamento que sostienen. Allí, y sobre una peana que parece proceder de otra época, se encuentra la figura de San Diego de Alcalá, personaje vinculado con la orden de San Francisco cuyos atributos son unas llaves y unas rosas.
En la composición general de la portada parece que se resumen por lo menos dos etapas de la integración del volumen: así lo sugieren los dos paños que separan a los varios elementos dentro del espacio que se forma, como concha, con la prolongación hacia fuera de la curvatura de la que parte la bóveda del primer tramo del interior. Por otro lado, es de considerar la circunstancia de que el primer cuerpo de la portada es un producto de influencias neoclásicas agregado a una propuesta de diseño originaria de la época barroca del complejo.
En las fachadas laterales son otros los componentes que desempeñan los papeles principales: ellos son los contrafuertes que apoyan los diversos tramos, la moldura que los une a la altura de los arranques de las bóvedas y, sobre todo, los perfiles de los pretiles que protegen las azoteas. En el extremo oriente de ambas fachadas laterales el objeto principal es desde luego la cúpula: esa pieza es una obra que consta de un tambor de ocho lados y de la cúpula propiamente dicha y de la cual resaltan los gallones que forman sus gajos. Son de notar, además, las composiciones terminadas en frontones curvos de sus ventanas, los azulejos que ornamentan los paños curvos y, sobre todo, los elementos de la linternilla que la remata.
El interior del recinto refleja todas las condiciones que impone el diseño de los exteriores, es decir, la existencia de los cuatro paramentos que lo contienen y la disposición de cuatro tramos en la estructura, tres de ellos resueltos con bóvedas de arista y uno final cubierto con la cúpula de planta octagonal que se ha mencionado; el espacio está organizado a lo largo del eje de composición que conduce al presbiterio, sector distinguido por los muros que forman el ábside con los mismos trazos de la cúpula. En esa zona, además, se alza un retablo de influencia neoclásica.
Las bóvedas de arista se repiten en los tres tramos iniciales del templo: esas techumbres se deben a trazos que se apoyan en arcos de medio punto a los que se recibe en las pilastras que están integradas a los muros. El entrepiso del coro fue resuelto también con una bóveda de ese mismo tipo aunque las líneas básicas de su estructura siguen las formas de arcos rebajados. En la bóveda del sotocoro, como en varios otros sitios del interior, se agregaron pequeñas estrellas que van pintadas de blanco con vivos dorados que contrastan con el azul de fondo con que se pintó el interior.
El retablo es una pieza del siglo XIX que consta de tres espacios a manera de calles: el central está ocupado por una caja como ciprés que aloja al santo titular de la parroquia mientras en los laterales se encuentran San José con el Niño, al norte, y una Dolorosa, al sur. Dos pares de columnas rematadas con capiteles del orden jónico forman los tres espacios al tiempo que reciben el entablamento sobre el que se alzan dos frontones triangulares, la los lados, y un resplandor en el sector central. Este último elemento se ostenta dorado, como las columnas, mientras los otros componentes del retablo contienen molduras y filos acabados con ese mismo material. Llama la atención la apariencia de la figura principal, a la que la comunidad ha dotado de un sombrero.
En el muro lateral sur del presbiterio se encuentra una pintura de aliento popular que representa a la Santísima Trinidad, pieza notable por ser la única obra de esa naturaleza que se conserva en el recinto.
Los anexos de la parroquia, incluida desde luego la casa cural -de reciente construcción, se encuentran en el costado sur de la nave, a la altura del presbiterio, condición que facilita la circulación entre los dos espacios pues el volumen de la iglesia no incluye sacristía. Los anexos tienen acceso desde el sector oriente del atrio y desde la calle lateral del conjunto en ese mismo lado.
Planta arquitectónica (original)
Rectangular
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
Plaza principal
Número y/o identificador de la vialidad o calle
s/n
Nombre del tipo de asentamiento humano o colonia
Centro
Código Postal
50850
Otra localización
N/A
Tipo de uso del inmueble
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Sin Identificar
Responsable del levantamiento del inmueble
Fecha del levantamiento del inmueble
1 octubre, 2005