Imagen principal
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Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-000134
Nombre del Inmueble
San Pablo Apóstol (el Nuevo)
Periodo legal del inmueble
Registro Federal Inmobiliario (RFI)
9 9990 8
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XVIII Y XIX
Siglo de creación
Antecedentes históricos
ANTECEDENTES HISTORICOS:
El templo de San Pablo fue uno de los cuatro primeros construidos después de la conquista.
A instancias de Fray Pedro de Gante se construye la antigua capilla de San Pablo, como apoyo a la parroquia del Señor San José considerada por los historiadores como segundo templo católico erigido en México.
El crecimiento de la población obligó al arzobispo Fray Alonso de Montufar a solicitarle al Rey Carlos V, la construcción de una nueva parroquia.
Una vez autorizada la petición, se lleva a cabo la demolición de la primera edificación; en el año de 1581, se escogió lugar y el año de 1793 (F. SÓXVIIIÓP. SÓXIX) se da inicio a la fabricación de la actual parroquia, basándose en el proyecto de Don Antonio González Velázquez, primer catedrático de arquitectura de la Real Academia de las Bellas Artes.
El templo estuvo administrado por los franciscanos hasta 1569, posteriormente por el arzobispado y desde 1575 por los agustinos.
En 1847 el ayuntamiento de la capital, previendo el curso de la guerra que los Estados Unidos hacian a México, lo establece como Hospital de Sangre hasta 1850.
En 1903, se le hicieron reparaciones al edificio para dejarlo en buen estado de conservación bajo la administración del clero secular, quien a principios de siglo sustituyo a la orden de los agustinos.
DESCRIPCIÓN ARQUITECTONICA.
La parroquia de San Pablo se caracteriza por su sólida construcción simetria con dos torres laterales que enmarcan la portada de acceso, la cual está formada de un solo cuerpo de sobrio estilo neoclasico, con columnas de fuste liso y capitel jónico que flaquean el vano de acceso y sostienen el entablamento y frontón.
Delimita la fachada a todo lo largo un perfil revestido de mosaico de decoraciones vegetales y leyendas. En la parte media existe una ventana con emplomado de forma eliptica.
Las torres campanarios semiochavadas de dos cortos cuerpos, emergen enmarcando la portada y cúpula.
El templo denota una planta de cruz latina, su cubierta se resuelve por medio de cuatro bóvedas de lunetos que se alzan por encima del coro hacia el crucero, sustentadas por arcos fajones, cuyos cortes dan la sensación de dos cuerpos por la balaustrada de madera dorada en lo alto sobre la cornisa.
Al llegar al crucero, una cúpula con linternilla se asienta sobre un tambor cilindrico, ajustando a los arcos torales unidos por pechinas decoradas con las imagenes de los cuatro evangelistas.
En los brazos del transepto, dos bóvedas de las mismas características envuelven los altares laterales, al igual que el altar mayor, el cual bajo un arco de medio punto se ornamenta con una "gloria", en cuyo centro se encuentra San Pablo y un frontón sostenido por columnas y pilastras con capiteles corintios, que enmarcan en su zona central la escultura del Sagrado Corazón de Jesús, y en sus laterales a San Pedro y San Andrés.
Hacia ambos lados del presbiterio hay dos espacios resueltos con bóveda de arista, arcos formeros y pilastras: por uno de los arcos se accede a la sacristia y por el otro a una capilla.
Se cuenta que en una época existió un solar muy espacioso a las espaldas de este templo, y en él se levantó en el año de 1788 la Real Plaza de Toros de San Pablo, reconstruida en 1816 y reedificada en 1821 a causa de un incendio.
El circo taurino de que se trata, fue el primero que se construyó en la capital "de manera estable y duradera", de madera y cantería, similar al de las mejores plazas de España, en aquella época, y fue derribado en el segundo tercio del siglo XIX, durante el gobierno del presidente Benito Juárez y con motivo de las Leyes de Reforma.
"Por el barrio de San Pablo -dice Rivera Cambas- viven en su generalidad todas aquellas familias que se dedican al tráfico de canoas. Por allí aparecen la mexicana con su rebozo calandrio, tipo legítimo nacional, de ojos negros, boca pequeña, con labios gruesos, frescos y encendidos como el capullo de la rosa; cuerpo agraciado y pies pequeños. Al pasar por las calles del barrio se ve en las accesorias de las "chinas", el piso de la habitación muy limpio y a lo más pintado de amarillo; en un ángulo está la cama modestamente habilitada, algunas sillas puestas con orden y simetría, un ropero de madera blanca de pino, algunas estampas adheridas a la pared, el tinajero con ollas brillantes y un hilo en que está colgada alguna ropa ... multitud de figuras de barro barnizado, de Guadalajara y Cuautitlán, grandes vasos de vidrio poblano; casi siempre éstas "chinas" toman parte en los chismes y las tragedias del barrio; el tipo desaparece cada día y ya es muy raro encontrarlo y se ha ido con los paseos de la Reforma, de la Candelarita y otros, y aunque suele aparecer la enagua de castor, ya no viene revestida de lentejuela, ni hay ya lujo en los rebozos, ni zapatos de seda con mancuernas de oro. Los músicos de cuerda que tanto trabajan en la época de animación en los paseos de la Viga y Santa Anita, tienen también allí sus habitaciones; el bandolón es el instrumento predilecto, aprenden los sonecitos del país, algunos valses y cuadrillas, con lo que tienen bastante para no morirse de hambre..."
También en ese barrio figuró por muchos años, un tipo singular y mexicanísimo, que se ocupaba nada menos, que en recoger "las bazofias de los vecinos". Nos referimos al "pipero", individuo folklórico, asaz simpático, pero gruñón en grado sumo -con justa razón- que presentábase un dia sí y otro también, sin interrupción, en las calles de la ciudad al caer la tarde, en medio de abigarrado gentío que corría tras su carruaje hasta hacer alto en una de las esquinas, para recibir a regafíadientes la pestilente mercancía de manos de los impacientes vecinos.
Su carruaje era en extremo singular; un barril de regulares proporciones, más bien grande, sostenido por un par de ruedas, y en su parte superior una especie de embudo por donde vertíase el contenido de numerosos bacines y bacinillas, que en vilo presentábale como una ofrenda, la multitud que pugnaba en entregarle.
"La Pipa", como llamaba, el vulgo a este "carruaje", era arrastrada por una acémila, y con harta frecuencia desarrollábanse escenas particularísimas y folklóricas, cuando presentábase "el pipero" en su original carruaje.
Este medio para transportar los desechos de la población duró, ¡quién lo creyera! hasta los fines del siglo pasado, 17 de marzo de 1900, en que fue inaugurado el Saneamiento de la Ciudad, que a decir verdad, ha librado en parte a la capital, del peligro de continuadas inundaciones y también como remedio eficaz -eso sí- para la rápida y decorosa salida de sus bazofias...
El hundimiento con respecto al nivel de banqueta es relevante y la zona del entorno urbano es deplorable. Las torres están apuntaladas y el gran lambrín de azulejo que remata la fachada se encuentra en estado desastroso.
Planta arquitectónica (original)
Cruz Latina
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
San Pablo
Número y/o identificador de la vialidad o calle
21
Nombre del tipo de asentamiento humano o colonia
Centro
Código Postal
N/A
Otra localización
Centro Histórico
Tipo de uso del inmueble
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Sin Identificar