Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-003682
Nombre del Inmueble
Santa María
Periodo legal del inmueble
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XIX
Siglo de creación
Antecedentes históricos
La iglesia que ahora es la parroquia de Santa María ocupa un gran predio frente a la plaza del barrio de su nombre, en una zona aledaña al centro de Chiconcuac. El barrio es una zona antigua y muy bien estructurada de la población, de manera que su iglesia es, también, un espacio entrañable de la sociedad. El atrio, que desde luego se extiende por la mayor parte de ese terreno, es su vestíbulo y, de hecho, una sección plásticamente fundamental del centro del conjunto urbano.
Ese atrio es de planta cuadrada y está limitado en tres de sus lados por una barda mixta, es decir, por un murete que sostiene una reja. Esa disposición y la portada principal del propio atrio son productos de intervenciones recientes, como muchos de los elementos que hoy delinean y forman las fachadas y los volúmenes del conjunto.
Si bien la obra fue construida con piedra de distintas variedades como material principal, es una fortuna que haya conservado por lo menos una parte de sus aplanados: los cubos de las torres, entre los más importantes de esos componentes, han sido despojados de sus recubrimientos en apego a los gustos de la comunidad que, como se ha anotado, se ha expresado de manera libre permanentemente.
La fachada principal del templo, así, está formada por evidencias lo mismo constructivas de su primera época que por los agregados de las etapas recientes en la integración del conjunto. La portada de acceso va flanqueada por los cubos de las torres de los campanarios; la primera ostenta aplanados y una fecha de terminación de los trabajos que la completaron, 1947, y los segundos se desenvuelven como muestras de un pasado que fue superado hace mucho tiempo. En el extremo oriente del paramento se encuentran las dependencias de la nueva notaría y habitación parroquial, un edificio resuelto y construido con más entusiasmo que recursos arquitectónicos.
La portada es una propuesta moderna que fue agregada al templo sin mucha fortuna pero con la intención de conservar en su sitio los vanos que dan lugar a la puerta de acceso y a la ventana de coro, de seguro los únicos elementos que, según los autores de esa intervención, valían lo suficiente como para perdurar en su composición. Los cubos, como se indico, perdieron sus aplanados y las torres fueron resueltas, quizá también aprovechando una existencia previa, con dos cuerpos cada una. La presencia anterior de algunas soluciones parece ser uno de los rasgos de esas torres pues las pilastras que soportan las molduraciones que hacen las veces de entablamentos proceden, sin duda, de un sistema estructural más que de un sistema formal o plástico. Los vanos terminados en arcos de medio punto con impostas dejan ver, también, soluciones que fueron características de otros tiempos.
El interior del recinto fue conservado en términos generales aunque la decoración y muchos elementos también son productos de gustos populares y de la adopción de algunos códigos visuales con los que se identifican las funciones religiosas, como la aplicación de placas de mármol blanco en forma de recubrimientos a todos los elementos de la estructura o el dorado en todas las salientes que determinan las molduras.
Esta manera de actualizar los edificios y sus componentes del pasado es, desde luego, una actitud comunitaria que de fondo no altera ni las dimensiones ni las capacidades simbólicas de estos inmuebles: la cúpula sobre el crucero sigue siendo un objeto primordial en el arreglo de la iglesia, sus vanos siguen proporcionando la luz que requiere un espacio de culto.
La nave está organizada por tres tramos estructurales a los que definen pilastras adosadas a las que ya no unen entablamentos sino que se resuelven sólo en capiteles muy sencillos sobre los que se apoyan los arcos formeros de medio punto. Las cubiertas están formadas por bóvedas de arista a las que se ha completado con molduras y otras ornamentaciones a las que se aplicaron pinturas y otros recursos para lograr los dorados que hoy caracterizan al interior del templo.
En el extremo final del espacio se encuentra el presbiterio, otra de las zonas transformadas por las intervenciones: el objeto principal de esta sección es un arreglo de aliento neoclásico a manera de centro de retablo que sólo se apoya en el recubrimiento a base de madera que se aplicó al muro testero. La cúpula, por su parte, cumple sus funciones, como se anotó: es de planta octagonal y lleva un tambor en cuyos paramentos verticales se abren vanos que llevan vitrales. Prácticamente toda la superficie interior de ese elemento ha sido dotada de molduras que siguen el trazo de sus gajos y gallones, de manera que se han obtenido zonas y objetos especiales para completar la decoración sobre dorados que distingue las áreas de la nave de feligresía.
A la manera tradicional, la cúpula se alza sobre cuatro pechinas que resuelven la transmisión de cargas a los elementos portantes: en esas superficies que cubren una fracción de esfera fueron recordados, con pinturas, los cuatro evangelistas. La cúpula, en el crucero, y el coro, al pie de la nave, son los sectores cuyas distintas alturas atribuyen un sentido de lectura coherente a la nave, condición que siempre está en riesgo cuando se practican intervenciones sin sustentos conceptuales definidos y sólo con los gustos a veces cambiantes de la comunidad.
Planta arquitectónica (original)
Cruz Latina
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
Plaza del Barrio
Tipo de uso del inmueble
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Diocesano
Responsable del levantamiento del inmueble
Fecha del levantamiento del inmueble
1 octubre, 2005