Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-001514
Nombre del Inmueble
Santo Domingo
Periodo legal del inmueble
Registro Federal Inmobiliario (RFI)
20 23345 8
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XVI
Siglo de creación
Antecedentes históricos
El formidable exterior del Templo tiene el aspecto de una ciudadela medieval, fortificada contra el siempre presente riesgo de un terremoto. Las rugosas paredes y el gran ábside semicircular está reforzado con contrafuertes volados y escalonados. Ventanas arqueadas con trazos góticos están colocadas en la parte alta de los muros, y la nave está cubierta por bellas bóvedas nervadas.
La fachada poniente no es la original. La que se conserva hasta nuestros días fue sobrepuesta a una plateresca, después de un terremoto ocurrido en 1600. Parte de la fachada fue descubierta y puede ser vista desde el elevado coro.
Confinados entre las dos sencillas bases de las torres, los tres cuerpos esculpidos están totalmente articulados por columnas de orden clásico y pilastras con filosas cornisas. La calle central está enfatizada en cada cuerpo por nichos esculpidos en las calles laterales. La puerta central está enmarcada por un arco de panel de diamante, flores de lis y una clave esculpida con un libro. Perros dominicos con estilizadas orejas y colas rizadas, esgrimen antorchas en los pedestales de las columnas toscanas del costado. San Francisco y Santa Catalina de Siena ocupan nichos adjuntos. Los espacios intervenidos están esculpidos con conchas y bandas de complejas volutas y zarcillos.
Por arriba, un atractivo relieve en un acentuado y cruciforme marco representa a la Virgen del Rosario con el Niño Dios, cubriendo a un fraile dominico y a una monja por debajo de su extenso manto -probablemente Santo Domingo y Santa Catarina-. Rechonchos querubines arriba y abajo añadidos al cándido encanto de este cuadro. Pilastras jónicas artesonadas y elaborados nichos con diminutas estatuas enmarcan la larga ventana del coro, en el tercer cuerpo. La fachada remata en un frontón curvo recargado al estilo flamenco. El campanario de la torre, recientemente reforzado, es una adición del siglo XVIII.
La elegante portada norte del siglo XVI, es la más sofisticada puerta plateresca en Oaxaca. Grandes columnas candelabro sostenidas con pilotes coronadas con un portal medieval que empuja hacia la cornisa superior para abrazar la ventana de la nave en un arreglo supremo de moldeado curvo. A cada lado de la puerta artesonada, fluyen columnas corintias, que se levantan para soportar el entablamento sencillo y el ático. El frontón enconchado superior ésta flanqueado por remate de candelabros. Los medallones en las enjuntas están vacíos, y los blasones a un lado del frontón, están esculpidos con los instrumentos de la Pasión, coronados por cascos heráldicos emplumados.
INTERIOR DEL INMUEBLE
La escala de la nave de Yanhuitlán es un proyecto audaz para un país con terremotos. Está cubierta con majestuosas bóvedas góticas, cubriendo los tres principales tramos de la nave y del coro. Están separadas en grupos de enormes nodos empotrados en una profunda cornisa perimetral de la nave. Una bóveda casetonada de enormes proporciones cubre el ábside. Cada casetón contiene una estrella dorada de ocho puntas. El símbolo celestial de Santo Domingo brillando sucesivamente en contraste con el azul oscuro de la bóveda.
El gran arco triunfal que enmarca el presbiterio está exuberantemente ornamentado con relieves de estuco, probablemente ejecutados a principios del siglo XVII por los mismos artesanos poblanos, quienes crearon los prodigiosos techos de Santo Domingo en Oaxaca. Las figuras policromadas de San Pedro, San Pablo y los arcángeles se entretejen en un encaje de estuco. El inmenso coro se levanta sobre el sotocoro cubierto con un exquisito artesanado de madera. El estilo mudéjar del artesón se compone de hexágonos alternados con módulos en forma de diamante tallados en cedro. Cada módulo está decorado con relieves que le dan una rica textura y se complementan con medallones de piñas talladas en forma de delicadas rosetas que cuelgan del centro de cada hexágono.
El bautisterio abovedado tiene acceso desde el sotocoro, y aloja en su interior una estupenda pila bautismal labrada en piedra. El recipiente está decorado con hojas y flores de lis, símbolo de los dominicos, y está soportado por cuatro patas en forma de serpientes emplumadas. Este motivo prehispánico se refiere a las cuatro direcciones cardinales de la cosmología antigua.
Los enmarcamientos del muro sur de la nave se relacionan estilísticamente con la portada norte. El enmarcamiento que comunica a la antesacristía está coronado de candelabros como remate. La puerta de comunicación con el claustro presenta una hornacina con frontón que aloja en su interior la escultura coronada de Santa Catalina de Alejandría. Un enorme basamento de piedra ahuecado con un medio punto, sostiene el bello órgano barroco.
EL RETABLO MAYOR
El retablo mayor de Yanhuitlán se forma de siete calles plegadas, en el cual las pinturas y las esculturas se alternan. Fue remodelado en el siglo XVII al estilo Salomónico, con columnas espirales de parras trenzadas, nichos de conchas, formas de follaje esculpido todo con ornato barroco.
Las pinturas y las esculturas datan del siglo XVI. Las pinturas se identificaron como trabajos de Andrés de la Concha, un célebre pintor sevillano quien viajó a México en 1568, bajo la comisión de Gonzalo de las Casas, para supervisar la construcción de las piezas del altar.
Después de terminar con las piezas de Yanhuitlán al inicio de 1570, trabajó en los retablos de Coixtlahuaca y en otras misiones del área en colaboración con el artista flamenco, Simón Pereyns.
De la Concha pintó en el estilo manierista de la escuela andaluza. Las líneas clásicas de las composiciones están resaltadas con pasajes de fuego barroco, templadas con un realismo tradicional español.
Las figuras están dramáticamente agrupadas poniendo especial atención a las expresiones faciales y a los gestos de gracia. Pintó escenas familiares de la vida de Cristo y de la Virgen.
En el primer cuerpo La Anunciación contrasta a un enérgico Arcángel San Gabriel flotando, y la Virgen María en oración. La Adoración de los pastores a la derecha, capta efectivamente el respeto de lo rústico colocando en lo alto al Niño Jesús, flotando etéreamente en primer plano. La Adoración de Los Reyes Magos por otro lado, retrata personajes espléndidos lujosamente vestidos.
En el cuarto nivel existe una interesante Virgen del Rosario, capitulada por 15 miniaturas de los Misterios del Rosario. Entre los devotos a sus pies está Gonzalo de las Casas y su familia, los benefactores de Yanhuitlán -sus restos descansan en el muro detrás del retablo-.
Dieciséis esculturas colocadas en nichos de concha complementaron el retablo. Monumentalmente esculpidas en poses frontales; las manos y los rostros están detallados expresivamente. Las figuras están dispuestas de cuatro en cuatro. Los cuatro Evangelistas, los cuatro buscadores de la Orden Religiosa, los cuatro Doctores y los cuatro Padres de la Iglesia.
CAPILLA DEL SAGRARIO
Más allá de la Sacristía se aloja la Capilla del Sagrario formando parte del con vento; al fondo de la cual se encuentra enmarcado el relieve central que representa el descenso de la Cruz. San Juan y las tres Marías piadosas llorando al Cristo muerto, quien es bajado por figuras masculinas con turbantes. Este cuadro guarda un gran poder expresivo a través de la obra de un escultor nativo anónimo.
La antigua Yanhitlán disfruto de riqueza, poder y prestigio por cientos de años antes de la llegada de los españoles. Como uno de los primeros reinos de la mixteca alta, su influencia se extendió más allá de los límites locales, hasta el sur del Valle de Oaxaca. Tradición que costó muy caro a Yanhuitlán, cuando no acepto pagar tributo a los aztecas, recién acaecida la muerte de Moctezuma, provocando una punitiva expedición. Yanhuitlán fue saqueada y miles de sus ciudadanos fueron tomados para ser sacrificados para vengar a sus dioses de Tenochtitlán.
Con la caída del Imperio Azteca, Yanhuitlán se sometió al dominio español prácticamente sin protesta.
El primer colonizador y encomendero de Yanhuitlán fue el conquistador Francisco de las Casas, un pariente político de Cortés. El estableció una estrecha alianza con el Señor nativo, quien tomó el nombre cristiano de Gabriel de Guzmán; disfrutando así de su influencia.
LOS DOMINICOS EN YANHUITLAN.
A pesar de que una misión dominica se estableció aquí en 1538, Las Casas y Guzmán tomaron a mal la presencia de los frailes y se rehusaron a darles ayuda. Ante tal hostilidad, los dominicos dejaron Yanhuitlán; y por los siguientes diez años se dedicaron a construir el Monasterio en la cercana población de Teposcolula, durante este tiempo, Gabriel de Guzmán, fue acusado de idolatría y hecho prisionero.
No fue sino hasta 1548, dos años después de la muerte de Francisco de Las Casas, que los dominicos regresaron a Yanhuitlán.
A pesar de su antipatía a los frailes, De Las Casas como última voluntad, proporcionó generosamente todo lo necesario para construir una espléndida nueva Iglesia.
Su devoto hijo y heredero Gonzalo de Las Casas, entusiasmadamente se dedicó al proyecto, mandando a España por artistas y artesanos especializados.
El diseño y la construcción fueron supervisados por dos talentosos frailes, Fray Antonio de la Serna y Fray Francisco Marín; ambos hombres de cultura con talento para la administración y la planeación arquitectónica. Asignados a Yanhuitlán en 1550; estos frailes también trabajaron en Teposcolula y Coixtlahuaca durante los períodos críticos de la planeación y la rápida construcción.
La primera piedra de Yanhuitlán fue ceremonialmente colocada por Gonzalo de Las Casas entre una multitud de indios arrodillados. Los frailes inscribieron cruces en las piedras y colocaron objetos de oro, plata y piedras preciosas en la fundación.
La ardua tarea de acarrear y colocar las piedras fue hecha por los indios. La construcción siguió por más de veinte años, con grupos de cuatrocientos a seiscientos trabajadores. El convento fue terminado en 1558. La Iglesia parece haber sido techada en 1570, cuando el magnífico retablo principal estaba siendo ensamblado e instalado.
Como único priorato permanente en la mixteca alta, Yanhuitlán fue el principal foco de actividad dominica en la región. Fue establecido un Centro mixteco de lenguaje aquí para preparar a los frailes para su misión. Su escuela de aprendizaje de artesanos indios, construida basándose en la famosa escuela franciscana de San José en la Ciudad de México de Fray Pedro de Gante, es posible que cuente para la alta calidad de arte en el área, en la talla de madera y pintura tanto como el trabajo en piedra.
La escuela fue usada como taller por el artista español Andrés de la Concha en su producción de grandes retablos de las Iglesias y Monasterios de la región.
El período colonial fue la edad de oro para Yanhuitlán. La influencia dominica fue indiscutible, a mediados del siglo XVII, el cronista dominico Padre Burgoa alabó el claro aire, templado clima y riqueza agrícola del valle elogiando a sus habitantes como dóciles, civilizados y pacíficos.
Sin embargo con la economía en decadencia y la disminución de la población nativa, llegaron los tiempos difíciles. La influencia dominica perdió poder como autoridad civil mientras que la jerarquía secular aumentó.
Con la Independencia, el priorato fue golpeado violenta y destructivamente. Cuando las fuerzas monárquicas lo ocuparon de 1812 a 1821, la Iglesia fue usada como establo y los soldados fueron acuartelados en el coro.
En 1866 el priorato fue ocupado por tropas francesas, quienes fueron expulsados dos años más tarde por Porfirio Díaz.
A pesar de la supresión de las órdenes monásticas en 1859 los dominicos idearon permanecer en Yanhuitlán hasta 1889.
La deliberada situación del Monasterio en una plataforma de un Templo prehispánico dramatiza la triunfante ascendencia de la religión cristiana sobre la antigua religión.
Originalmente se rodeó por una barda alta, ésta debió medir 100 por 150 metros por lado.
El establecimiento sigue el mismo partido para la construcción de monasterios en México; el templo con el claustro al lado sur. Es probable que la espaciosa portería haya funcionado como capilla abierta en los primeros años.
Puede suponerse en una construcción que tomo cerca de un siglo para terminarse que es una fascinante mezcla de estilos. La principal influencia es la del plateresco español tardío, una inspirada fusión de formas del Renacimiento con gótico tardío y elementos moriscos, modificado en Yanhuitlán con adiciones barrocas.
El versátil trabajo en piedra parece cambiar de color con el clima y el tiempo del día, a veces blanco rosáceo, y otras veces verdoso dorado.
Al convento se accede por la arcada de la portería. En la parte trasera está la entrada rectangular, enmarcada por paneles y una cruz dominica.
La gran galería que está a la derecha de la entrada, exhibe un vestíbulo de una extraordinaria colección de piezas religiosas.
Colocado al final del salón, está el relieve de Santo Domingo, una de las piezas centrales del retablo mayor del siglo XVI; con las manos extendidas el Santo cobija a los frailes y a las monjas de su Orden.
El claustro está construido alrededor de cipreses antiguos que aún dan sombra al patio. Un magnífico trabajo en piedra al estilo dominicano, distingue al elegante claustro inferior. Las arcadas moldeadas que descansan en complicadas columnas dóricas a la mitad, encaradas con proas contrafuertes.
Las bóvedas nervadas cubren los cinco tramos de cada crujía. Al igual que en la Iglesia, las nervaduras salen de ménsulas redondas colocadas en cornisas perimetrales. Al centro de las nervaduras están esculpidos los emblemas dominicos tradicionales. Al final de cada crujía tiene unos largos nichos con imágenes sacras para ser contempladas por los frailes. Empotrado en la crujía norte en el muro que separa el claustro de la iglesia están dos confesionarios; sus aberturas también delineadas con bandas y rosetas.
En la crujía oriente está una notabl e puerta frontón con pedestales en espiral poco usuales, que originalmente abrían hacia la Capilla del Sagrario.
Otra puerta plateresca cuadrada abre hacia la principal Sala de Profundis, al lado sur del claustro. La puerta está enmarcada por arcos artesonados con punta de diamante y coronado por una cruz dominica. Aquí los frailes pausaban para orar antes de comer, en el refectorio adyacente.
Del vestíbulo de la Sala de Profundis sube una escalera de piedra monumental alrededor del hueco de la escalera; su pesada alfarada tiene un remate de flor de lis. Un gran fresco de San Cristóbal está sobre las escaleras. El claustro alto está cubierto con viguería de madera, y es un buen lugar para observar la elevada torre y el muro sur de la Iglesia. Las celdas de los frailes abren hacia los corredores de invierno, y los símbolos dominicos están esculpidos en los dinteles; aunque ya no se conservan las divisiones entre las celdas, las ventanas con poyo aún permanecen.
Planta arquitectónica (original)
Una Nave
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Oaxaca > Santo Domingo Yanhuitlán > Santo Domingo Yanhuitlán (205230001)
Nombre de la vialidad o calle
Domicilio conocido
Número y/o identificador de la vialidad o calle
N/A
Nombre del tipo de asentamiento humano o colonia
N/A
Código Postal
N/A
Otra localización
Santo Domingo Yanhuitlán
Tipo de uso del inmueble
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Sin Identificar