Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-001591
Nombre del Inmueble
Señor de la Salud
Periodo legal del inmueble
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XVI
Siglo de creación
Antecedentes históricos
Puruándiro, fue lindero del señorío tarasco entre 1440 y 1450 después de la lucha por la posesión del territorio iniciada en 1202, concretizada después del empuje unificador de Ireti-Ticateme, el sitio quedó constituido en punto fronterizo ante el empuje de los nómadas otomíes y chichimecas, entre los que se encontraban los guachichiles, guamares, pames y tecos. Puruándiro fue en esencia una avanzada militar protectora del territorio Michoaque.
Durante la conquista perteneció a la encomienda de Juan de Villaseñor y le fue otorgada en 1527 hasta tres generaciones de su descendencia, o sea cuatro vidas.
En los primeros años de la evangelización "...Fray Juan de San Miguel... [ilustre franciscano]... tuvo que asar por el lugar de las "aguas calientes"... nombre con que se denominaba la encomienda de Villaseñor, por lo que al llegar el párroco de Puruándiro en 1568, encontró a los naturales ya evangelizados y debió haber construido un templo diferente al que hoy vemos; complementado también con su respectivo hospital de acuerdo a los lineamientos planteados por el primer obispo D. Vasco de Quiroga. Dado el crecimiento del pueblo propiciado por Villaseñor desde su traza claramente española hasta su población, constituida por familias españolas de origen, algunos purépecha y unos cuantos otomíes se constituyó en parroquia desde la llegada del padre Pedro Texeda en el año referido...".
La construcción actual se inició en 1757 bajo la dirección del párroco Timoteo Ramírez, concluyéndose hasta 1802 por el pbro. Ramírez de Arellano; se abrió al culto primero bajo la advocación de San Juan Bautista y posteriormente se cambió por el de Señor de la Salud.
En 1816 a raíz del movimiento independiente el templo fue casi destruido. En 1818 el padre Miguel de Villaseñor, reporta que recibió la parroquia en ruinas después de haber sido incendiado durante la lucha insurgente. El padre inició trabajos de reconstrucción ameritando que los cronistas lo describan de la siguiente manera: "... el templo de mayor abolengo y calidad arquitectónica es el parroquial... hogar de la imagen del Sr. de la Salud..." se concluyó en 1824; los trabajos continuaron hasta que en 1890 se instalaron las campanas por el cura Oviedo.
La llegada de este siglo fue la más agresiva para los edificios religiosos de la región, la ley de cleros revivida por la persecución religiosa afectó gravemente a Puruándiro, provocando daños irreparables como la pérdida de los libros parroquiales, y daños por balaceras en la torre. El 11 de abril de 1929 los cristeros pasaron por el pueblo siendo dispensados por el ejército y las fuerzas agraristas, el resultado fue positivo ya que el 29 de julio, sólo unos pocos meses después el ayuntamiento permitía la apertura de la parroquia y el Santuario de los Angeles, previo depósito de una fianza de 100 pesos, el inventario que acompaña la entrega es un mobiliario sin interés, un cepo, dos percheros, etc.
El sacerdote inicia la remodelación del edificio, arreglando la fachada con cemento "... para que correspondiera a la categoría de la población...".
La descripción de 1947 de Bienes Nacionales dice: "... templo de una nave en cruz, sacristía, bautisterio, atrio y torre; su anexo de cuatro piezas chicas, 3 de regular tamaño, patio, pasillo, escalera, hacia el nicho del Sr. de la Salud y un portalito a la calle; la construcción del templo es de cantera y piedra, su techo de bóvedas y su piso de mosaico; el de los anexos es de adobe, sus piso de ladri llo y sus techos de bóveda Catalana...".
El conjunto actual consta de atrio, nave con su cúpula, torre y sacristía.
El atrio es amplio, de cantera rosa rematado con herrería de hierro se concluyó en 1824, consiste en un amplio espacio abierto delimitado por un murete con pilastras rematadas por ánforas que concluyen en una portada neoclásica formada por dos altas pilastras de calle central tablerada enmarcada por fondo almohadillado. En el interior del atrio desplantan esbeltos cipreses observándose esmero y cuidado en la conservación del edificio.
La fachada fue remodelada en 1930, así como el jardín que está frente a la parroquia, arreglada, a decir del cura al estilo moderno, agregando que "... los trabajos... no destruyeron, algún objeto o fachada que fuese de arte colonial... en la fachada, y en lo que es parte de mezcla y tierra, habiendo respetado lo que es cantera, pués allí solo se le dió una raspadura...". Bienes Nacionales les ordena quitar el aplanado de cemento que desmerece la arquitectura del inmueble. El párroco protesta diciendo que en 1816 se reconstruyó por elementos criollos y que el pueblo no acepta raspar el decorado que costó 4,000.00 y fue pagado por la gente y que solo se procedió a "... cubrir de cemento dándole la misma forma de cantera a todo lo que es de mezcla respetando toda la estructura arquitectónica..." y que no quieren dejarle sólo encalada como estaba antes.
Actualmente la fachada es un paño liso que se integra al amplio cubo inferior de la torre, el paramento simula sillería hecha en aplanado para recubrir la "mezcla y tierra" a que alude el párroco en 1930. La portada se encierra en una moldura apiñonada rematada en un frontón de arco rebajado con roleos en los extremos.
Al centro se encuentra el acceso formado por un elegante arco de extradós moldurado apoyado sobre pilastras tableradas, muestra en la clave la tiara y las llaves de San Pedro. Se flanquea por altas basas en las que se apoyan columnas medias muestras de fuste estriado y capitel toscano sobre las que descansa un entablamento decorado con triglifos y metopas con flores de cuatro pétalos; la cornisa en saledizo soporta columnillas salomónicas que continúan a eje de las inferiores enmarcando la ventana mixtilínea del coro, de claro corte dieciochesco sobre la cual una moldura delimita la portada rematando en la parte central con una peana que alguna vez debió formar parte de una hornacina que fue seguramente eliminada en 1816 cuando se "... reconstruyó por elementos criollos...".
Una segunda portada de mayor calidad que la principal ya que conserva sus características barrocas, comunica lateralmente a la nave; consiste en un arco de medio punto de extradós tablerado que se apoya sobre impostas y jambas del mismo estilo que sustentan un entablamento profusamente moldurado que sirve de base a un nicho coronado por un frontón triangular trunco con un escudo al centro. El paño perimetral es de cantera de perfecta escuadría que destaca en medio del paramento aplanado y pintado de blanco. El pretil se recorta en ondas mixtilíneas que substituyen las tradicionales almenas franciscanas.
La torre es de un sólo cuerpo desplantado de un amplio y macizo basamento planta cuadrada a la que se ingresa por la parte posterior; el cuerpo superior es de menor ancho y de forma cuadrada, se corta mediante una cornisa del cuerpo bajo y muestra elegantes paramentos de doble vano en medio punto con clave resaltada insertos en tres pilastras que soportan el entablamento moldurado de diseño toscano y friso sin decorar. El remate es una cúpula octagonal separado por gajos que rematan en pequeñas almenas; que tiene en la parte superior una esbelta linternilla también octagonal con su respectivo cupulín y una cruz metálica en la cúspide.
La nave es de planta de cruz dividida en cuerpos mediante falsas pilastras que rematan en una cornisa que corre a lo largo de los muros, tiene suficiente iluminación lograda mediante amplios vanos de derrame mixtilíneo. La cubierta es de cañón corrido que se interrumpe en el crucero por la cúspide desplantada sobre pechinas con tambor octagonal de vano con derrame mixtilíneo en cada una de sus caras.
Vestibulando el acceso el coro desplanta de una bóveda de arista apoyada sobre impostas con el frente hacia la nave de arco rebajado forjado por dovelas remarcadas por una moldura de media caña. En el coro se encuentra el órgano de flautas del siglo pasado, precedido por un barandal de madera torneada. El presbiterio al fondo de la nave conserva un altar de diseño neoclásico con un ciprés al frente sustentado por columnas jónicas sobre el cual se encuentra el Señor de la Salud; imagen de origen colonial de estupenda calidad, a su alrededor se encuentra un resplandor abocinado ornamentado con triglifos y metopas.
Los muros son de mampostería aplanados tanto por el interior como por el exterior, decorados con diseños neoclásicos en tonos pastel y oro que vuelven insulsa la fuerte arquitectura del edificio. A media nave vemos un altar ecléctico de piedra gris que contiene una imagen del Sagrado Corazón. A lo largo de los muros laterales surgen peanas sobre las que se apoyan imágenes, algunas de ellas de características coloniales, destacando San Francisco de Asís y Nuestra Señora de los Dolores.
La casa cural se describe en 1927 de la siguiente manera: "...Se levantaron los sellos de las puertas (de los anexos) y se abrieron las dos casas de que consta el anexo, una forzando la cerradura pués la llave se perdió en el incendio del juzgado, en el levantamiento rebelde... del 9 de abril último... Las casas constan: la primera, de 2 piezas de habitación con 2 ventanas con cristales, una de ellas encerrada de fierro, cocina y excusado, otra pieza con cajonera de arriba a abajo en dos de sus lados... un cuarto debajo de una escalera de cantera y un pequeño patio. La otra consta de dos piezas, entarimada una y enladrillada la otra, ambas con mampara de cristales en la parte superior y madera en la inferior y una con ventana con cristales y reja de fierro...". En mayo de 1931 se colocaron dos campanas en el campanario provenientes del templo de la Higuerita.
En abril de 1934, se da la orden de tomar posesión por parte de Hacienda de los anexos ya que el párroco del lugar había autorizado la enseñanza musical a un grupo de alumnos, el inspector informa: "... Se encontraron 2 salones, uno con 24 alumnos de 8 a 10 años y 15 en el otro de 11 a 13 que tomaban clase de música por ser el orfeón parroquial...". No obstante fue clausurado alegando que "... el uso fué indebido y que una escuela de música no se podía considerar necesaria para los servicios del culto..." y ofrecen devolverla al párroco siempre y cuando pague $ 5.00 de renta por las dos y si quiere de vuelta los pupitres serán $ 10.00.
En agosto de 1953 los vecinos piden su devolución para repararlo, explicando que "... se encuentra en pésimas condiciones. Un portal que se encuentra al frente... está por caerse , así como los techos en general, y se les ha hecho todo lo posible para evitar su derrumbe, sosteniéndolos con puntales y trabesaños pero ya es imposible por encontrarse podridas las vigas..." en sus cartas aluden a la nueva libertad religiosa otorgada por Adolfo Ruíz Cortínez, el documento dice lo siguiente: "... Hace algunos años... para elevar la cultura de nuestro pueblo... el Cura de esta Ciudad, a solicitud de un buen número de padres de familia, en su mayoría pobres, campesinos, permitió que un Profesor Seglar diera enseñanza de música a un reducido grupo de niños... en el anexo del templo...".
Este sólo hecho bastó, en esos tiempos de crudeza religiosa, para que se tildara como "...escuela de instrucción primaria, y no solamente se clausuraran las clases sino que se intervino el anexo [ahora]... ante la inminente amenaza de derrumbarse [ya]... que el portal que ve a la calle esta sostenida con puntales...", ese mismo año los anexos se ocupan por la notaría "... en estado ruinoso...".
Planta arquitectónica (original)
Cruz Latina
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
Jardín Ignacio López Rayón e Hidalgo
Número y/o identificador de la vialidad o calle
N/A
Nombre del tipo de asentamiento humano o colonia
N/A
Código Postal
58500
Otra localización
Puruandiro
Tipo de uso del inmueble
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Sin Identificar