Antecedentes:
Según Don José Guadalupe Romero "Taretan" en idioma tarasco significa "heredad o sementera" se sabe que el sitio estuvo poblado desde antes de la llegada de los españoles siendo evangelizado por el franciscano fray Juan de San Miguel el año de 1541, sin que los franciscanos asentaran definitivamente en el sitio que fue trasladado a los agustinos el año de 1575 en calidad de doctrina dependiente de Santa Ana Zirosto.
Un autor indica que el día 7 de abril de 1668, "... Predicando en el pueblo de Taretan muere de un ataque al corazón fray Ildefonso de la Fuente que había sido provincial de la orden Agustina de San Nicolás Tolentino de Michoacán..." Sabemos que los agustinos edificaron una obra inicial que se convirtió en parroquia en el siglo XVII. Los archivos parecen especificar a partir de cuando pasó a los seculares, ya que inician en 1794.
Según un investigador, "... en 1581 se separó de Zirosto agregándose al curato de Tingambato y por último, a fines del siglo pasado se erigió en curato secular... El pueblo está hermosamente situado en el declive de una loma muy elevada y de una fertilidad asombrosa. Sus casas son las más de madera; pero cómodas y de exterior bastante agradable: tiene gran número de calles formadas de plátanos de todas clases y de otros árboles que embellecen la población. La parroquia es triste, desaseada; fue construida en el siglo XVII y renovada conforme al gusto moderno en estos tres años [1860]: está dedicada a San Ildefonso que es el patrón del lugar..." dicho autor describe la construcción: "... La sacristía está provista de muy buenos paramentos y de todo lo necesario para el culto.
La población del curato, que había disminuido considerablemente durante la revolución del año de 1810, se ha aumentado con rapidez por los ingenios de azúcar, fábricas de aguardiente y otros varios giros que facilitan cómoda subsistencia a los vecinos: hoy asciende a 7,600 habitantes.
Los padres agustinos poseían la magnífica hacienda del mismo nombre de Taretan que está inmediata al pueblo y tiene una pequeña capilla. La referida hacienda es muy productiva en maíz, caña, frutas y pastos. Un indio donó al convento de Tingambato los terrenos de esta hacienda: el padre fray Rodrigo de Mendoza la formó en todos sus ramos; tenía este religioso un cuñado que se llamaba Álvaro Pérez, quién franqueó el dinero para construir un molino de caña, y con este ruin elemento progresó la finca hasta producir de 7 a 10 mil pesos anuales.
El temperamento de Taretan es ya caliente, aunque no mortífero ni molesto como el de los demás pueblos de aquel clima.
El cura administra su feligresía con dos vicarios, hay además de la cabecera otros dos templos pequeños, un camposanto con capilla, dos cofradías y una escuela de primeras letras. Taretan tiene Ayuntamiento que depende de la prefectura de Uruapan, regular comercio, estafeta, receptoría, cábalas, buena plaza con mesón y algunas fincas de buen aspecto..."
Actualmente es una de las poblaciones en Michoacán que conservan su arquitectura de adobe con viguería de madera, ventanas de cantera y techumbres recubiertas de teja, el trazo del poblado presenta arquitectura de tipo civil señorial y homogénea. Frente a la plaza principal se encuentra el templo parroquial de San Ildefonso, mismo que a raíz del temblor de 1985 sufrió severos daños que trajeron como consecuencia que un año después el día 24 de septiembre de 1986 tuviera un colapso parcial en los muros laterales, a la altura de las puertas.
El dictamen que realizamos el 11 de septiembre de 1986 dice: "... La falla de los muros se debió a la distancia tan corta entre si a que se encuentran las ventanas y la puerta de acceso lateral (en forma de arco de medio punto) restando estos vanos solidez a los muros sustentantes. Otra razón es la carencia de cerramientos y arrastres en la techumbre. Cabe aclarar que junto a las puertas se encuentran entierros formándose así los llamados "muros de limosna" que debilitan considerablemente la sección inferior..."
Descripción:
El atrio Es un espacio reducido que precede a la nave y la rodea al extenderse hacia el costado sur de la misma, sus características obedecen a la arquitectura propia del siglo XIX de la etapa porfiriana al delimitarse por una reja de fierro que desplanta de un murete de mampostería pintado al aceite en tonos verde y amarillo, propios del patronazgo del templo.
Las rejas se cortan en tramos mediante pilastras cuadradas de fuste entablerado, hechas de piedra y rematadas con almenas de ánfora del mismo material. Cuenta con dos accesos controlados por rejas metálicas, uno frente a la nave y otro hacia el costado derecho desembocando ambos a dos plazas rodeadas de portales que conforman un aspecto de interesante tipicidad.
La fachada es de un solo paño encalado sobre un aplanado de mezcla terciada, remata en la parte superior en un frontón curvo hecho a base de una cornisa de cantera que vuela sobre el paramento y se delimita con ánforas en los extremos, conserva en la parte central vestigios de la base de una cruz ya inexistente, a sus espaldas continúa el muro evidenciando otro tipo de remate que fue modificado.
La portada es de características neoclásicas, está conformada por dos cuerpos siendo el inferior de tres calles y el superior de una. El acceso consiste en un arco de medio punto sobre impostas con jambas y extradós moldurados, sobre dicha imposta se prolongan pilastras que rematan en un entablamento ornamentado con triglifos y metopas, en ambos extremos se encuentran nichos de medio punto despojados de sus imágenes. Sobre el entablamento desplanta la ventana del coro de diseño oval coronada por una guirnalda y enmarcada por pilastras que siguen el eje de las inferiores sobre las que se apoya una sencilla cornisa y a cuyos extremos se ubican dos medias ánforas.
La torre se ubica en la esquina sur-poniente de la nave se desplaza hacia el frente sirviendo de marco a la fachada al complementarse con un contrafuerte que está colocado en la esquina opuesta. Está conformada por dos cuerpos, el primero es liso de mampostería recubierta de mezcla terciada pintada a la cal con un acceso de medio punto que comunica de frente al atrio, se delimita por una cornisa de cantera bajo la cual se encuentra un óvalo decorado con una guirnalda con datos del inmueble. Un tramo liso lo separa del resto de los cuerpos subsecuentes en el mismo destacan peanas que sirven de apoyo a los balcones, ubicándose en cada una de las caras de la torre.
El segundo cuerpo y el tercero están hechos de piedra labrada aparente, son iguales variando sólo en sus dimensiones, son de planta cuadrada con las esquinas ochavadas y se ornamentan por triples columnas de basa tablerada y capitel toscano. Los entablamentos que los rematan y separan siguen los órdenes clásicos dórico y jónico aunque no respetan la proporción ni la pureza de los estilos.
La torre remata con un tambor coronado por una copa invertida de diseño cónico convexo de la que emergen roleos invertidos que descargan sobre los ochavos, creándose un diseño ecléctico que permite determinar su época de construcción.
La nave es de considerables dimensiones, de ábside rectangular y planta de cruz latina, a medio cuerpo se encuentran dos accesos de vano rectangular, uno en el muro norte y el otro en el muro sur, cuyos cerramientos que inicialmente fueron de madera se substituyeron por otros de concreto a raíz del colapso que sufrió esa parte del inmueble. Destaca la talla de la puerta de madera en el vano sur que fue hecha seguramente en la época porfiriana.
Los muros son de adobe y se encuentran recubiertos por un aplanado de mezcla de cal en piedra por el interior decorado al temple en tonos verdes propios del patrón San Ildefonso formando un tapiz que se corta con franjas ornamentadas con florones y guirnaldas lisas en medio de las cuales vemos peana y toldillo de diseño gótico creando nichos en uno de los cuales vemos la imagen de San José, en los cruceros la decoración varía adaptándose a los altares neoclásicos: alcanzamos a ver la fecha 1912. En el primer tercio de la nave están horadados los confesionarios de diseño gotizante que se recubren de un grueso barniz de aceite que disfraza el inicial acabado de oro de hoja con que están recubiertos y cuyos vestigios se observan en algunos lugares.
El altar de diseño neoclásico se conforma por columnas jónicas pareadas que rematan sobre un entablamento del mismo orden con un medio frontón trunco, y flanquean un ciprés que alberga un crucifijo, mientras sobre éste en el cuerpo superior se ubica la imagen de San Ildefonso hecha de madera estofada. Un nicho a cada lado del retablo alberga las imágenes de San José y de la Inmaculada Concepción.
En los cruceros se encuentran altares también de características neoclásicas.
La cubierta superior es gruesas vigas apoyadas sobre labrados canes con pinjante y holladero horizontal de tablones conservamos en nuestro archivo fotografías que muestran que estaban ocultas por un plafond de manta decorado, mismo que ya no existe. Sobre esta cubierta desplanta la estructura de madera sobre la cual se apoya la teja.
Los anexos son contemporáneos y substituyen la antigua bodega de adobe con techos de madera, se ubican al lado norte en donde se instaló la sacristía, mientras el cuadrante parroquial ocupa el lado sur en una casa de adobe con techos de vigas y tejado que forma parte de la arquitectura típica del poblado cuyo acceso desemboca en una bella plazoleta rodeada de portales.
El curato se ubica en la manzana posterior a la plaza y es una casona típica de características señoriales.
Dentro de los bienes se encuentran dos órganos, uno de ellos de fuelle, que no funciona; campanas con las siguientes fechas: 1825, 1873, 1893, 1908 y otra sin fechar. El párroco Ezequiel López informó a Bienes Inmuebles en 1984 que el archivo parroquial conserva documentos consistentes en 184 volúmenes, el más antiguo con datos matrimoniales fechado en 1794 y 1796. Libro de defunciones data de 1780.
