Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-003957
Nombre del Inmueble
San Miguel Arcángel
Tipo de Monumento
Época
Siglo XVIII y XIX
Siglo de creación
Antecedentes históricos
La parroquia de Teocuitatlán de Corona es un edificio excepcional: no se encuentra en la proximidad de la plaza central del pueblo y su atrio es un espacio cerrado que está comunicado con el exterior mediante tres vanos en forma de arcos rebajados que le dan acceso. El espacio atrial, además, adopta la forma de un claustro a la manera de los conventos pues consiste de un área abierta delimitada y rodeada por andadores que llevan arcos de tres puntos. La galería poniente contiene a las tres puertas que se mencionan; las dos laterales, al norte y al sur, contribuyen a fijar los límites del propio atrio, y la oriente incluye la portada de la iglesia.
El área abierta, es decir, el atrio propiamente dicho, lleva un pavimento a base de mosaicos de pasta de cemento y ninguna preparación para recibir una planta, un árbol o un jardín. La portada de la parroquia está integrada por un solo arco de medio punto que aparece resuelto e integrado por una serie de piezas de cantera profusamente labradas. Frente a la puerta que contiene la portada se alzan los apoyos de un nártex que, en esa circunstancia, se integra a la galería oriente del atrio.
Analizadas con cuidado las cualidades del nártex y de las galerías se hace evidente que primero fue el elemento que contiene el pórtico y luego la arquería que define la galería de la que ahora forma parte. Y más: la solución del nártex también presenta algunos rasgos inusuales pues la torre del campanario de la iglesia no se encuentra sobre el pórtico sino apoyado en un cubo que podría considerarse como tradicional, es decir, al lado de la portada, sobre una capilla lateral y con ventanas destinadas a iluminar el curso de su escalera. El examen del atrio y de los espacios que forman sus inusuales galerías crea la sensación de que se trata de una obra complementaria dispuesta sobre una primera construcción más bien apegada a las normas no escritas que terminaron por caracterizar a un grupo muy considerable de edificios destinados al culto en el Estado de Jalisco y en muchos ostros sitios del país. Una prueba de ello se encuentra, por ejemplo, en la ventana del coro de la parroquia, que se abre justo detrás del muro que contiene al nicho que se eleva sobre el pórtico frente a la puerta de acceso al recinto. No es frecuente, en suma, disponer una ventana de coro detrás o tan cerca de la parte posterior de un muro.
El edificio es una obra de mampostería mixta, es decir, de piedra y de aplicaciones de tabique: en los varios paramentos que soportan su estructura y desde luego en las fachadas principal y laterales aparecen esos materiales limitados por zonas en las que se aplicaron aplanados en las zonas de puertas y ventanas, como la que ve al norte, frente a la circulación que se forma entre el atrio y un espacio anexo y que conduce a una capilla anexa paralela a la ampliación de la zona de fieles que se extiende al norte del presbiterio.
La torre del campanario también es una obra de cierto interés pues, como se anotó, se eleva desde el apoyo de un cubo y luego consta de cuatro cuerpos y un remate: los primeros dos son de planta cuadrada y comparten el rasgo de estar resueltos con arcos de medio punto en los vanos para las campanas así como con pilastras adosadas que flanquean a esos vanos al tiempo de soportar los entablamentos que señalan los límites de cada cuerpo; el tercero y el cuarto son de planta circular y sus componentes principales son productos arquitectónicos un tanto más elaborados que los de los cuerpos inferiores pues presentan un mayor número de molduras y otros recursos plásticos con los que se subrayan las intenciones de claroscuro que llegaron aparentemente de manera tardía a la composición. El remate de la torre es de planta circular y se resuelve en un volumen ciego a manera de linternilla que luego, al fin, lleva una moldura de cantera y un soporte para la cruz que la corona.
El interior de la nave es el de un salón particularmente largo al que se resolvió con cinco tramos de estructura, una cúpula de planta elíptica y un presbiterio también profundo y terminado con un muro testero de trazo en curva. Los tramos de la estructura están señalados por pilastras adosadas que se resuelven en capiteles y en un entablamento que recorre todo el recinto y, desde luego, en las bóvedas de arista que forman la cubierta. A cada tramo, en especial a los que flanquean las puertas laterales, además, corresponde un altar lateral en el que se privilegiaron las formas y las soluciones plásticas del neoclásico como se interpretó en Jalisco en la segunda mitad del siglo XIX y muy probablemente hasta en los primeros lustros del XX.
El presbiterio es el principal espacio del recinto. Y no sólo por su significado simbólico como sede del rito principal de la práctica católica sino por el arreglo a modo de retablo que aborda el muro curvo que hace de testero: se trata de una ingeniosa composición de uno solo pero que sugiere tres cuerpos y de tres calles, elementos todos adaptados a la morfología del muro. El motivo principal del retablo es una reproducción de la imagen de la Virgen Nuestra Señora de Guadalupe, que se encuentra en el centro del segundo cuerpo, arriba del sagrario que organiza al primero y en la misma línea en la que se dispuso una escultura que representa a Cristo en la Cruz. La Guadalupana va rodeada de cuatro cuadros y debajo de una imagen escultórica: los lienzas recogen escenas correspondientes a cada una de la cuatro apariciones de la Virgen y la imagen es la de San Miguel Arcángel.
El primer cuerpo del retablo incluye dos vanos que acompañan a la puerta que conduce a la sacristía: se trata, en realidad, de una doble composición pues además de los pasos, y sobre entablamentos formados básicamente por molduras, se encuentran los primeros dos lienzos que se mencionaron antes. Las pilastras que forman el retablo son cuatro y arrancan sobre basas ubicadas en el piso y llegan hasta el entablamento que recorre el interior del recinto. Llevan capiteles que evocan el orden clásico corintio y una importante cantidad de ornamentaciones, todo lo cual conduce a la aparición, en lo alto, del nicho en que se convirtió a la ventana y que aloja la imagen del arcángel titula del templo.
La parroquia es un edificio al que se han practicado varios tipos de intervenciones pero, sin duda, es un recinto en el que se conservaron los elementos principales de su género. En el interior de la nave, también, continúan en su lugar las jerarquías de las puertas laterales y el coro, componentes todos que deben considerarse fundamentales en las propuestas arquitectónicas de espacios de culto abiertos a las comunidades.
Vale destacar que sobre los tímpanos de los muros laterales que soportan la cúpula se encuentran lienzos de grandes dimensiones y de formas adaptadas a las posibilidades de muros y de elementos estructurales, como los arcos. La cúpula, que desde luego tiene la apariencia de haber sido integrada al templo en una etapa avanzada de su construcción, es una propuesta tan cuidadosamente resuelta como los elementos que se han comentado antes: lleva un tambor con ventanas a las que flanquean pilastras adosadas estriadas y terminadas en capiteles que contribuyen a recibir un entablamento que, como el del nivel de la nave, recorre todo el interior de la bóveda en forma de cúpula.
Planta arquitectónica (original)
Rectangular
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Jalisco > Teocuitatlán de Corona > Teocuitatlán de Corona (140920001)
Nombre de la vialidad o calle
Morelos
Número y/o identificador de la vialidad o calle
11
Nombre del tipo de asentamiento humano o colonia
Centro
Código Postal
49250
Tipo de uso del inmueble
Uso inicial del inmueble
Culto público
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Clero Secular