San Agustín le entrega su corazón ardiente de amor a la Virgen y al Niño. El niño Dios acepta la ofrenda clavándole una flecha como señal del dolor que puede causar el sacrificio que conlleva la fé.
El santo está de rodillas ante la Virgen, ella está sentada sobre nubes, con el niño en su regazo, y rodeada de querubines. Al pie de la obra una inscripción que dice: A devosion de la Sra. Doña Luiza Solchaga. De los labios del monje podemos leer:
Sagila veras tu Domine Cormeum charilate tua.
Observaciones del bien mueble
Se encuentra en la sala de juntas en el anexo del templo.