La idea de que un pueblo pequeño tiene una fecha exacta de fundación y un santo patrono, generalmente es una idea falsa. Los pueblos pequeños -de los que además sabemos tan poco- se generaron como caseríos o pequeños vecindarios que con el tiempo crecieron y es entonces que comienza su ansiedad por legitimarse con papeles que acrediten su nacimiento y antigüedad. Parece este el caso de La Piedad, que nació como Aramútaro y que creció como Aramutarillo, bajo la advocación y cuidado de San Andrés y San Sebastián, hasta la aparición de la imagen del Señor de la Piedad. Hubo algunas construcciones de poca importancia, según las describen los documentos. Luego, se construyó una iglesia más importante, en el siglo XVIII que es la que actualmente conocemos, pero profundamente remodelada a mediados de este siglo.
Conservó su portada barroca, pero el interior se remodeló a partir de la integración de una gran cúpula que enfatiza el emplazamiento del altar mayor donde está colocado el camarín del Señor de la Piedad.