El tema de la coronación de la virgen como reina del cielo, se representan aquí colocando a María sobre una base de nubes, sentada y con los brazos abiertos en actitud de aceptación, no resignada, sino gloriosa. A ambos lados se encuentran su Hijo, a la izquierda, con el torso desnudo, los estigmas y la herida en el costado. Con el brazo derecho sostiene la corona, actitud compartida con Dios Padre, que se encuentra a la derecha, ataviado como pontífice, con el globo y el cetro. Exactamente sobre la corona está la paloma del Espíritu Santo, formando así la trilogía de la Santísima Trinidad. Como en el caso de otra pintura de esta iglesia atribuída al mismo autor, el cuerpo desnudo de Cristo representó una dificultad de resolver. En cambio, los rostros y los ropajes están bien logrados y tienen cierta plasticidad.