En el lado derecho de la obra se puede ver a Santa Ana postrada en una cama con dosel, se encuentra sentada recargando la espalda sobre almohadones de color blanco, lleva una vestimenta azul y un velo rosa que le cubre la cabeza. Sus manos cruzadas en el pecho, la cabeza inclinada hacia la derecha mirando hacia arriba, su pierna derecha completamente extendida en la cama mientras la izquierda parece estar flexionada, de la cintura hacia abajo está cubierta por dos paños, el que está abajo blanco y el de encima rosa haciendo juego con el dosel del cortinaje. La Virgen se encuentra hincada a su lado derecho vistiendo una túnica blanca, un manto azul y un velo rosa que le cubre la cabeza, sus manos juntas al frente en posición de oración, su rostro de tres cuartos con la mirada dirigida hacia abajo. En el ángulo inferior izquierdo se puede ver a San Miguel hincado con las alas recogidas, vestimenta azul y rosa, yelmo con plumas y un manto color rosa. Su mano derecha extendida hacia el frente mientras la izquierda sobre el pecho dirigiendo la mirada hacia el frente. Los escritores piadosos opinaron de modo diverso respecto a este acontecimiento: para unos había muerto cuando Jesús era aún un niño y para otros 18 años más tarde; en otros casos se relata la fantástica historia de que en el momento en el que Ana estaba por morir, la Virgen se hallaba en el Templo bordando con sus compañeras. Ante la imposibilidad de salir del recinto (pues en el Templo se guardaba clausura, en un monasterio), fue sustituida por un ángel que tomó su forma y figura, lo que le permitió estar junto a su Madre. Cuando ésta murió, volvió al Templo de la misma manera.
