Imagen principal
Clave del bien mueble
MX-SC-DGSMPC-BM-000385-000125-000
Número de Cédula
125
Tipo de objeto (texto)
Relieve
Tipo de objeto
Nombre o título del objeto
San Juan
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Francisco
Estudio Monográfico
Nombre del Inmueble
San Francisco
Autor
Anónimo
Época
S. XIX
Siglo de creación
Descripción del bien mueble
Representación de San Juan de medio cuerpo, viste una túnica verde con aplicaciones doradas, manto rojo.En su mano izquierda lleva un libro abierto y la mano derecha al frente a la altura del pecho, su rostro barbado dirige la mirada al frente.El fondo está decorado con nubes.
Juan Evangelista. Apóstol y evangelista al mismo tiempo, en la Iglesia griega lo denominan "Theologos" porque ha probado la divinidad de Jesucristo mejor que nadie. Esta expresión en inglés fue traducida como "Divine" y en ruso "Bogoslov", palabras que se asociaron a su nombre.
LEYENDA. Era hijo del pescador Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor. Después de haber seguido la predicación de San Juan Bautista, fue llamado por Cristo al mismo tiempo que su hermano Santiago. Aquél lo eligió como uno de los Doce apóstoles y se convirtió en el discípulo preferido. Asistió a las Bodas de Canaán, y la leyenda incluso pretende que haya sido el novio. Es uno de los tres apóstoles que acompañaron a Cristo en el monte Tabor, durante su Transfiguración, y en el de Los Olivos, durante su agonía. Durante la Santa Cena, apoyó la cabeza sobre el pecho de su maestro, quien luego, desde lo alto de la cruz, le confiaría la misión de cuidar de su madre. Un grupo de heréticos del siglo XVI que interpretaron de manera literal las últimas recomendaciones de Jesús a su madre "Mujer, he aquí a tu hijo", pretendieron que san Juan era un hijo de la Virgen. Cuando supo que el cuerpo de Cristo ya no estaba en la tumba, corrió al Santo Sepulcro con San Pedro. Cuando murió la Virgen, a quien llevara consigo a Éfeso, a su casa, el santo fue el encargado de llevar ante su féretro la palma que un ángel trajera desde el Paraíso. Predicó el Evangelio en Judea y Asia Menor. En Roma, donde residía durante la persecución de Diocleciano, fue sumergido en un caldero de aceite hirviente que le hizo el mismo efecto que un baño refrescante. "El aceite hirviente -escribió Ribadeneira- se convirtió en rocío del cielo y Juan salió de la cuba más sano de lo que entrara, como el oro que se retira del horno". Acusado de magia, se exilió en la isla de Patmos, una de las Espórades, donde habría escrito el Apocalipsis. Después de la muerte del emperador Domiciano, fue autorizado a regresar a Éfeso. El sumo sacerdote del templo de Diana le hizo beber una copa de veneno que había fulminado a dos malhechores poco antes; pero él hizo la señal de la cruz y absorbió el contenido sin experimentar daño alguno. Fue en Éfeso donde, a la edad de noventa años, habría escrito el cuarto Evangelio. La historia de su muerte y su ascensión presenta semejanzas con la leyenda de la Virgen que no son fortuitas, ciertamente. Ambos son advertidos por un ángel de su próxima muerte. Los discípulos no encuentran su cuerpo en la tumba que había cavado él mismo, y desde la cual había emprendido el vuelo hacia el Paraíso. Esta tradición, popularizada por la Leyenda Dorada, procede de la interpretación errónea de un pasaje de su Evangelio (21: 22)'. En el canto XXV del Paraíso, Dante pone en boca del apóstol un desmentido a esta leyenda, San Juan declara formalmente que la Ascensión corporal ha sido reservada a Cristo y a la Virgen. Según la crítica moderna, el Apocalipsis no pudo ser del mismo autor que el cuarto Evangelio, y ni uno ni otro serían obra del apóstol san Juan. El Apocalipsis fue atribuido a su homónimo, el presbítero Juan, que lo habría redactado entre los años 90 y 125.
CULTO. Está considerado como un mártir, aunque haya sobrevivido al baño de aceite hirviente, y la ausencia de su osamenta no lo ha perjudicado más que a la Virgen María. Por un infrecuente privilegio, la Iglesia le ha consagrado dos fiestas, una de las cuales corresponde al suplicio de la Puerta Latina y la otra su natalicio, es decir, a su muerte. ICONOGRAFÍA La iconografía de San Juan ofrece dos tipos muy diferentes: en Occidente, por lo general se lo representa joven e imberbe: es el más joven de los doce apóstoles, el virginal (parthenios), mientras que en el arte bizantino aparece con los rasgos de un anciano de barba blanca (presbytes). Esta segunda representación se basa en el versículo de Juan (21: 22) donde Jesús dice: "... Si yo quisiera que éste permaneciese hasta que yo venga ... ", del cual procede la creencia en la longevidad de Juan, e incluso la de que escaparía a la muerte. Sus atributos más constantes y característicos son el águila, la copa de veneno, el caldero de aceite hirviente y la palma del Paraíso.
1.A título de autor de un Evangelio y del Apocalipsis, tiene como atributo un águila que le sirve de pupitre o le presenta un tintero en el pico. En las miniaturas carolingias, a veces él mismo está representado con cabeza de águila (aétocéphale). 2. En los cielos de los apóstoles tiene como emblema una copa envenenada de la que escapa el veneno exorcizado por una señal de la cruz, en forma de dragoncillo de una o varias cabezas. El atributo de la copa envenenada, que apareció tardíamente, en el siglo XIII, es muy infrecuente en la pintura italiana, que lo ha reemplazado con un libro. En el siglo XVII ya no se comprendía el significado del dragoncillo alado, símbolo del poder del veneno, alzándose de la copa, y desapareció en las obras de Lanfranc, Zurbarán y Rubens. Puesto que de acuerdo con la tradición recogida por el Seudo Isidoro de Sevilla, se había intentado envenenar a San Juan empleando un cáliz eucarístico, la copa envenenada con frecuencia tiene la forma de un cáliz donde, en lugar del dragón, encima del recipiente se representa una hostia. Esta variante se explica por un despropósito iconográfico y una contaminación con los atributos habituales de santa Bárbara. 3. El caldero de aceite hirviente recuerda el suplicio de la Puerta Latina. 4. La palma que sostiene San Juan no es en absoluto la del martirio, sino la que un ángel había llevado a la Virgen, y que ésta, en su lecho de agonía, le confió para que la llevase ante su féretro en el funeral, con el objeto de espantar a los demonios. No es un atributo constante, como la copa, sino ocasional, reservado a tres temas bien determinados: el Tránsito, el Enterramiento y la Asunción de la Virgen.
Observaciones del bien mueble
La obra se encuentra completamente repintada.
Materiales constitutivos
argamasa, pigmentos
Técnica de manufactura
Argamasa policromada
Alto 1
1.1
Ancho 1
1.1
Profundidad 1
0