Jesús es llevado de nueva cuenta ante Pilato, que después de haber tratado de salvarlo vio que aumentaba el tumulto, entonces se lavó las manos ante la multitud agitada, diciendo: "yo soy inocente de esta sangre, vosotros veais." Y todo el pueblo contestó diciendo: "caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos".
Jesús, de pie y coronado de espinas, con las manos atadas al frente a la altura de la cintura y vestido con un sayal azul, ve como Pilato , sentado en una silla de gran respaldo, atrás de una mesa de mantel rojo, se lava las manos con el agua que un sirviente vierte y cae sobre un plato de cobre. Junto al plato, se pueden ver dos tinteros con una pluma y un escrito. Al fondo un gran cortinaje rojo; en el lado derecho de la obra se pueden distinguir varios personajes.
