Estas campanillas se hacen sonar poco antes de la consagración, y debe ser tocada en ambas elevaciones dentro del ritual de la misa, como señal a los fieles. La primera noticia sobre el uso de campanas de cualquier tipo, fue el año 400 cuando, se cree, el obispo Paulino de Nola las utilizó en Italia para llamar a los monjes a la oración. Su utilización en el culto comenzó tan temprano como en el siglo VI en Europa. Hacia el siglo XIII, el acto central y público de la elevación de la Eucaristía fue la elevación de las Especies con el acompañamiento de campanas.