Esa pintura de gran formato representa el momento en que Cristo es llevado a crucificar y lleva Él mismo la cruz a cuestas.
Por los colores apastelados es posible ubicarle a finales del siglo XIX o principios del XX y quizá tenga su antecedente en una estampa o grabado popular, enriquecida por la imaginación del pintor, que añade personajes con vestimentas de diversas épocas.