Imagen principal
Clave del bien mueble
MX-SC-DGSMPC-BM-000385-000193-000
Número de Cédula
193
Tipo de objeto (texto)
Escultura
Tipo de objeto
Nombre o título del objeto
Entrada a Jerusalén
Estudio Monográfico
Nombre del Inmueble
San Francisco
Autor
Anónimo
Época
S. XX
Siglo de creación
Descripción del bien mueble
Representacion de Cristo sentado en un asno, ambos pies hacia los costados del lomo de la bestia, su mano derecha levantada al costado y hacia el frente a la altura del lomo, mientras que la izquierda al frente a la altura de la cintura, su rostro barbado con la cabellera larga que cae sobre la espalda, su mirada la dirige al frente. Viste una túnica rosa y un manto azul con decoraiones doradas. El asno de color gris con la cabeza ligeramente baja y la pata delantera derecha flexionada. La escultura esta apoyada sobre una base rectangular.
Este episodio es tratado por los cuatro Evangelistas y también integra la narración apócrifa conocida como Actas de Pilato o Evangelio de Nicodemo. De acuerdo con San Juan habría sucedido después de la resurrección de Lázaro. Jesús, acompañado por sus discípulos, bajaba de Betania por el Monte de los Olivos y, al acercarse a Betfagé, envió a dos de los suyos al pueblo para que se adueñaran de un pollino que ahí estaba y que nunca había sido montado. Ordenóles también que si alguien les preguntaba por qué hacían tal cosa, debían responderle: "El Señor lo necesita y lo devolverá enseguida". Así se lee en la narración de Mateo quien agrega que junto al pollino había una asna. Todo ocurrió tal como el Señor lo había predicho. Los discípulos colocaron sus mantos encima del animal y Jesús se sentó sobre ellos. Marcos y Juan agregan que el hecho de haber utilizado un borriquillo como cabalgadura respondía a que debía cumplirse lo profetizado por Zacarías: Exulta sin freno, Hija de Sión "... He aquí que viene tu Rey, justo y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna", sentido que en su momento no entendieron sus discípulos, pero cuando Jesús fue glorificado cayeron en la cuenta de que ese pasaje se refería a Él. Al entrar en Jerusalén y, a medida que avanzaba en su camino hacia el Templo, la gente salía a su encuentro con palmas y ramos cantando: "Hosanna, Bendito el que viene en nombre del Señor" mientras otros cubrían el camino con sus mantos y con follajes cortados de los Campos. Llegado al Templo, después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania . El llamado Domingo de Ramos es el último de la Cuaresma y el primer día de la Semana Santa o Semana Mayor. Esta festividad, cuya liturgia expresa mediante dos ceremonias, una de alegría y otra de tristeza, los dos aspectos del misterio de la Cruz ya era solemnemente celebrada en la Jerusalén del siglo IV. Ese día, el obispo iba desde el Monte de los Olivos hasta la iglesia de la Resurrección montado en un burro, rodeado de los fieles que entonaban himnos y llevaban ramos. Previamente se había leído el capítulo del Éxodo en el que se relata la salida de Egipto del Pueblo de Dios y el pasaje donde acampa junto a las palmeras y las fuentes. Allí Moisés prometió la caída del maná. Dicho pasaje se entendía como un anuncio de la aceptación de Cristo como rey que es saludado con palmas, conduciendo a su pueblo hacia las aguas bautismales y al que alimentaría con el maná eucarístico. Dicha ceremonia fue adoptada en el siglo IX por la Iglesia romana, que le que añadió la bendición de las palmas y olivos con sus oraciones y antífonas. Los ramos considerados como sacramentales guardan la salud del cuerpo y del alma y se conservan en las iglesias para hacer con ellos las cenizas a utilizar en la liturgia del miércoles del mismo nombre. En el ámbito de las tradiciones populares se difundió por América la práctica de llevar en procesión una imagen del Redentor sobre un asno o bien un grupo escultórico en el que ambas partes, la figura de Cristo y la del animal, son de bulto, colocadas sobre una base con ruedas o sobre andas. Esta costumbre, difundida en varios países europeos a fines de la Edad Media, también se practicó en España y de ahí pasó a sus dominios de ultramar y aún sigue vigente en muchos países americanos, aunque relegada a las zonas campesinas. En la gran mayoría de los casos se trata de imágenes de vestir, algunas totalmente articuladas como la existente en la parroquia de Los Santos (Panamá), o grupos de menor tamaño como los que hemos visto en iglesias paraguayas. Respecto de las realizaciones plásticas, además de la composición monumental de Juan Correa, en la Metropolitana de México, que agrega una serie de significados en una elaborada iconología, la iconografía del tema varía más en los detalles que en la fórmula propiamente dicha. Jesús monta a horcajadas en un pollino y raramente de costado, como en un caso cuzqueño. Se ven anotados los detalles geográficos, las murallas que la ciñen y dentro de ellas los edificios en los que tendrán lugar los acontecimientos a sucederse en el transcurso de la semana que se inicia con el episodio narrado por el cuadro. Ambos modos de montar corresponden a las fórmulas helenística y siríaca respectivamente, según lo señala Mále y es menester indicar que en la mayor parte de las pinturas registradas para este trabajo el cortejo se dirige de derecha a izquierda. Jesús marcha majestuosamente y bendice a quienes lo acogen con reverencia y alegría, portando palmas o ramos o cubriendo el camino con sus mantos, según lo indican los Evangelios. No faltan las mujeres que con sus niños están a la vera del camino o las que junto con la comitiva se dirigen hacia una de las puertas de la ciudad. Otro elemento casi infaltable es la palmera que integra la composición del fondo, árbol al cual se han subido unos cuantos niños para cortar palmas. Ellos son, juntamente con los que victorean a Cristo, los Pueri Hebraeorum, a los que hacen referencia las antífonas que canta el coro durante el reparto de los ramos y la procesión ulterior, figuras incorporadas no sólo a la iconografía sino también a la liturgia, procedentes del Evangelio de Nicodemo o Actas de Pilato. Queda finalmente, hacer referencia a la burra que es citada únicamente por Mateo. Interián de Ayala opina que puede pintarse y sobre ella parte de los vestidos y capas que usaban los discípulos "para estar los Apóstoles más ligeros y expeditos..."
Observaciones del bien mueble
Sin Información
Materiales constitutivos
pasta
Técnica de manufactura
Vaciado en pasta
Alto 1
1
Ancho 1
0.8
Profundidad 1
0