El estado de conservación en que se encuentra esta pintura es lamentable. Sin embargo, es llamativa la figura de Cristo resucitado, cuyo cuerpo, de proporciones alargadas y formas suaves, resalta luminoso en medio de la composición. El paño de pureza y la capa roja que lo rodean, vuelan de una manera muy atractiva, tanto que recuerdan al Cristo que Juan Correa pintara para la sacristía de la Catedral de México. En la oscuridad del ángulo derecho, se ve a los dos guardias del sepulcro, cayéndose, ante la magnitud de lo que están presenciando.
Observaciones del bien mueble
Sin Información
Materiales constitutivos
pigmentos al óleo, tela
Técnica de manufactura
Óleo sobre lienzo
Alto 1
1.75
Ancho 1
2
Profundidad 1
0
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