Es Evidente Que Se Trata De La Devoción De La Virgen Dolorosa, Viendo El Sufrimiento De Su Hijo Y Abriendo Los Brazos En Señal De Mostrar El Cuerpo De Cristo En La Cruz. Es Un Óvalo Casi Circular Que Se Encuentra En Uno De Los Lados De La Gran Pintura De La Crucifixión En El Remate. La Cara De La Virgen Sigue El Tipo De Mujer Joven, Con Expresión Dulcificada, Que Fue Una De Las Líneas Iconográficas Importantes Para Este Tipo De Representación En El Siglo Xviii. Como En El Caso Anterior, A Pesar De La Oscuridad General De La Tela Se Puede Ver Que María Está Vestida Con Los Tradicionales Colores Azul Y Rojo.