Representacion de cuerpo completo y de pie, lleva alba blanca y capa magna roja, en su mano izquierda sostiene un libro cerrado mientras que la derecha se apoya sobre un bonete negro que al igual que varias mitras y un crucifijo descansan sobre un mesa con mantel verde, al frente un escudo. En segundo plano sobre el lado derecho
Manuel Fernández de Santa Cruz
Fué varón de grande prudencia, de fervoroso celo apostólico y de entrañable caridad cristiana.Convencido de la infatigable perseverancia con que es preciso dedicarse a las sagradas funciones del episcopado, no dejaba de hacer una o varias veces las trabajosas visitas de su dilatada diócesis. Fue á dar su bendición pastoral hasta las desiertas llanuras de Coahuila, y en persona fue á promover la conversión de sus indómitos habitantes; y cuando el 2 de Julio de 1676 fue promovido al obispado de Puebla, allí donde no se necesitaba de esos trabajos, su celo tomó nuevo camino, fomentando los establecimientos y fundaciones piadosas. En su tiempo se concluyó el Oratorio de San Felipe Neri, se dio nueva forma al colegio máximo de San Pablo, al cual donó el obispo la cantidad de diez mil pesos; se pasó del colegio de San Juan al de los Infantes de coro de la catedral a quienes dio la casa que hoy ocupan: fundó el convento de religiosas agustinas de Santa Mónica; y como para ese establecimiento tomó el sitio que ocupaba la casa de reclusión de mujeres arrepentidas, fundada también por el mismo prelado, dio á éstas otra nueva casa, asignándoles renta y poniendo la fundación bajo el nombre de Santa María Egipciaca. Por su influjo el M. R. P. Maestro Fr. Bernardo Andia fundó también el Beaterio de Santa Rosa en la misma ciudad de Puebla, que conserva rasgos duraderos de la beneficencia de este obispo distinguido. Sus horas de este prelado no sólo se empleaban en el ejercicio de la caridad y de la mortificación; varón laborioso y entendido, publicó multitud de pastorales y cartas piadosas, y se ocupó además de lugares de la Escritura escribiendo tres volúmenes que tituló "Antilogias sacrae scripturae", sobre cuyo mérito nada podemos referir con exactitud. Su elocuencia era severa y grave, y la carta que con el nombre de Sor Philotea de la Cruz, escribió á la poetisa Sor Juana Inés, parece que tuvo mucha parte en la austera dedicación ascética á que se consagró aquella mujer en los últimos días de su vida. Electo arzobispo de México por renuncia del Illmo. Sr. D. Fr. Payo Enríquez de Rivera, con cristiana modestia se negó á admitir así el arzobispado como el virreinato, renunciando igualmente el gobierno de su diócesis, sin que pudiera conseguir de los ministros de Cárlos VI la aprobación de esta última renuncia. Según el Sr.Lorenzana, este ilustrísimo prelado falleció en Tepexocuna, haciendo la visita de su diócesis el 1o de Febrero de 1699. En la sala capitular de la catedral de Puebla se encuentra su retrato, y al pié de él un elogio breve, según el cual, fue Acutus Profusus Sacrorum enigmatum extricator.
