La escultura nos muestra a un hombre de edad avnanzada, con barba y cabellos canos, vestido con túnica ceñida y un manto; empuña un báculo. Se trata de la representación de San Joaquín, esposo de Santa Ana y padre de la Virgen María. Las escenas propias de la vida de San Joaquín están tomadas del Protoevangelio de Santiago que hablan de que Joaquín al sentirse humillado por no tener descendencia, ayunó cuarenta dias en el desierto, despúes le fue avisado por medio de un ángel que tendría una hija.
Observaciones del bien mueble
Aparece siempre formando un grupo con Santa Ana y la Virgen María, en un sentido más amplio también con el Niño Jesús y San José.