Una de las características de la iconografía de Joaquín es que siempre se lo representa como un anciano de pelo y barba blancos además de la túnica de los rabinos anudada con un ancha faja. De esa iconografía, la presente imagen solamente conserva el cayado. Los demás rasgos no existen y san Joaquín se identifica por su nombre en la base y su contexto. El manto rojo cruza de una manera artificial sobre el cuerpo del santo así como de una manera artificial cuelgan los paños.