Imagen principal
Clave del bien mueble
MX-SC-DGSMPC-BM-000385-000129-000
Número de Cédula
129
Tipo de objeto (texto)
Escultura
Tipo de objeto
Nombre o título del objeto
San José con el Niño
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
San Francisco
Estudio Monográfico
Nombre del Inmueble
San Francisco
Autor
Anónimo
Época
S. XVIII
Siglo de creación
Descripción del bien mueble
Representado de pie en su mano derecha sostiene la vara florida, mientras que con la izquierda sostiene al Niño Jesús, su rostro barabado dirige la mirada al Niño que está de espaldas al espectador. Su vestimenta de tela está compuesta por una túnica verde ceñida por un cordón dorado y con aplicaciones doradas en el pecho y orillas, lleva un manto de color naranja. Sobre su cabeza se puede observar una aureola. El Niño está vestido con túnica y manto blancos con aplicaciones doradas.
JOSÉ, San. La iconografía del Señor San José, como se llamaba en América al esposo de Nuestra Señora y padre nutricio de Jesús Niño, corresponde a las nuevas fórmulas que se originaron en el siglo XVI, como consecuencia del culto que se le tributó a partir de esa centuria. Ya antes se habían referido a él los santos Bernardo, Vicente Ferrer y otros y, a principios del siglo XV, Juan Gerson compuso un poema en su honor. El Concilio de Costanza estableció una fiesta para conmemorar sus Desposorios, pero la del 19 de marzo fue promulgada en 1621 por Gregorio XV. Las que celebran su patrocinio y la protección de la Iglesia Universal, datan del siglo pasado, de 1847 y 1870, respectivamente. La gran propulsora de su culto fue Teresa de Jesús que recibió del santo particulares muestras de protección, culto que, por otra parte, coincide con el nuevo espíritu religioso del siglo XVI, más austero y alejado del crudo realismo del teatro medieval, que había llegado a extremos de rudeza poco común. La primera valoración del santo como hombre viril y activo es la del dominico italiano Isidoro Isolano que publicó en Pavía, en 1522, la Summa de donis Sancti Josephi, a la que siguieron otras obras similares; pero quien propagó esta nueva y más apropiada interpretación de su personalidad fue Juan Molano, profesor de Lovaina. Ahí apareció su libro De Picturis et Imaginibus Sacris, en 1570, que se convirtió en el difusor de una nueva iconografía que los artistas siguieron, con mayor o menor fortuna, hasta nuestros días. En el mismo siglo se erigieron dos iglesias en honor de San José, una en Bolonia y otra en Roma, esta última llamada S. Giuseppe del Falegnami, pues los carpinteros se encargaron de su construcción. La popularidad del esposo de María se fue acrecentando con el correr de los años. Surgieron congregaciones a él dedicadas; otras lo recibieron como patrono especial y el nombre de José, casi no usado antes, se difundió de modo inusitado, particularmente en Alemania y Austria. Surgieron, asimismo, devociones nuevas como los Siete Gozos y los Siete Dolores de San José, paralelas a las dedicadas a la Virgen. Las noticias que tenemos de este santo derivan de los Evangelios de Mateo y Lucas, pero ignoramos el lugar de su nacimiento y los episodios de su juventud, es decir, toda su vida anterior a los Desposorios con la Virgen. Dice el primero de los escritores citados que era de la casa de Jacob; según el otro, hijo de Helí, descendiente de David. San Jerónimo, en su Comentario sobre Mateo, lo hace hijo levirático de Helí y natural de Jacob. Algunos autores, entre ellos el historiador Hegesipo, suponen que fue hermano de Cleofás, consorte de María de Cleofás, hermana de la Virgen, y se debe a la tradición la creencia de que era carpintero, pues así se ha traducido el término fabri del Evangelio de Mateo (13,55).El matrimonio de San José fue verdadero matrimonio e igualmente verdadera su paternidad. Las Escrituras dicen que fue un hombre santo -justus lo llama Mateo- y no podía ser, de otro modo quien fue llamado a ser el jefe de una familia poco común y, necesariamente, de una santidad excepcional, aunque apareciera en la condición de humilde y diligente artesano. Mal podía ser, entonces, el anciano cuyas fuerzas ya habían flaqueado, como lo pintaban los artistas o lo ridiculizaba el teatro de la Edad Media. No se sabe cuándo y dónde murió, pero es probable que en su casa de Nazaret, asistido por Jesús, cuando había cumplido con la difícil tarea de defender a su familia en los críticos días del reinado de Herodes y luego acompañarla y sustentarla con su trabajo. Como San José poseyó en alto grado las virtudes de la pobreza, castidad y obediencia, se convirtió en un modelo para los religiosos, de ahí que su culto fuera propagado por algunos fundadores de órdenes, y considerado como ejemplo para los contemplativos. Iconografía: desde los comienzos del arte cristiano y hasta el siglo XVI, San José aparece como un figura secundaria en los episodios relacionados con la infancia de Cristo. En los primeros siglos es un hombre joven, a veces sin barba, que vuelve su mirada hacia Jesús y la Virgen y que, en otros casos, la separa de ellos para mostrar que no era él el padre del Niño. Durante la Edad Media se convirtió en un anciano de barbas blancas y así se mantuvo durante el Renacimiento. Es curioso que, a pesar de todo lo que se escribió durante el siglo XVII sobre el tema de la edad del Patriarca, este tipo, aunque ennoblecido, prevaleciera en muchos ejemplos del arte europeo, en particular en Italia, incluso en las hermosas figuras de los nacimientos napolitanos del siglo XVIII. La imagen autónoma del santo surge ya en los primeros decenios del siglo XVI, favorecido este hecho por la publicación de los textos de Isolano y sobre todo el de Molanus, y es en España donde al parecer se crea tempranamente ese tipo. Un ejemplar pintado alrededor de 1512, muestra a las figuras de pie, según una fórmula muy exitosa, pues perduró durante siglos, pero que aún conserva rasgos góticos tales como el plegado anguloso de los paños y las letras de la filacteria. José es un anciano de largas barbas blanquecinas, se apoya en un cayado y pone su mano sobre el hombro del Niño, que lleva una pequeña canasta. Esta modalidad iconográfica aparece plenamente definida en el lienzo de "El Greco" para la capilla de Toledo, y ya es un hombre joven en su edad viril, que lleva al Niño de la mano y tiene la vara florida. De éste modo seguirá apareciendo en los retablos de España y América hasta fines del siglo XVIII. El otro tipo, quizás más difundido, es el que lo muestra llevando al Niño en sus brazos. Éste puede ser muy pequeño, de meses, o bien de pocos años y ha dado lugar a muchas composiciones donde predominan los aspectos sentimentales. Es el hombre que ha llevado a aquel que abraza a todo el Universo feliz cuando el Santo Niño dormía sobre su pecho. Respecto de los atributos que lo distinguen le son propios la vara florida o un canto de azucenas y las herramientas de su oficio. La primera recuerda el episodio ocurrido en el templo, cuando se debía elegir el futuro esposo de María, que luego algunos autores interpretaron como el símbolo de su castidad, dando lugar a que se transformara en las azucenas que perduran hasta hoy. En cuanto a las herramientas de carpintero, ya existen algunos ejemplares del siglo XVI que muestran al santo con una azuela. En algunos casos ha sido figurado en la forma tradicional, pero los ángles son los que portan dichas herramientas. Una vez definidos y consagrados los tipos y los atributos citados, las variaciones han sido muy escasas. Sin embargo, es posible señalar algunas en obras coloniales, corno por ejemplo: El Espíritu Santo en forma de paloma, en lienzos mexicanos; la sigla de Jesús rodeada de rayos, en otros de origen peruano; o una pequeña figura de la Inmaculada encerrada en una mandona, que, como los símbolos anteriores, aparece sobre el pecho de José. En cuanto a su indumentaria, a partir del siglo XVI lleva un manto y una túnica talar, que también puede ser corta hasta las pantorrillas y, en tales casos, calza botas. El manto cae desde los hombros y lo lleva terciado, siendo por lo general de color rojo sobre la túnica verde y, en Italia, amarillo sobre la veste azul o morada. Debe agregarse que ha sido costumbre seguida en toda América hispana el colocar corona real a las imágenes de San José que, en el caso de las escultóricas, era de plata.
Patrocinios: es el principal patrono de los carpinteros, de los obreros en general, de los mal alojados o los carentes de vivienda, de la castidad, de la buena muerte y, desde 1370, de la Iglesia Universal. También fue declarado patrono de la Nueva España, lo que explica el particular desarrollo de su culto en México
Observaciones del bien mueble
La vara florida así como la corona no corresponden a la escultura. No parece una escultura de vestir
Materiales constitutivos
madera, tela, pigmentos
Técnica de manufactura
Madera tallada y policromada
Alto 1
1.7
Ancho 1
0.65
Profundidad 1
0