Al centro de la obra se pueden ver sentados a la entrada de una cueva a San Antonio Abad y a San Pablo. A la derecha está San Antonio Abad representado por un hombre mayor de larga barba blanca, viste sus ropas clericales blancas y café; sus manos juntas a la altura del pecho y su rostro mirando hacia abajo. En el lado izquierdo San Pablo con el cuerpo semidesnudo, solo lo cubre un harapiento cendal, su mano izquierda se posa sobre el pecho mientras la derecha al frente con la palma levantada. Muy cerca de sus pies se puede ver a un cuerpo que en su pico lleva dos panes. Es a este punto donde se dirigen las miradas de ambos santos. La escena está rodeada por colinas y vegetación. El relato de La Leyenda Dorada se ha recortado en tres escenas de la Visita de San Antonio Abad a San Pablo el Ermitaño. La conversación de los dos ermitaños: el cuervo que alimentaba a San Pablo esta vez aportó doble ración. Los ermitaños disputaron para decidir quien cortaría el pan, Pablo insistió para que fuera Antonio, porque era su huésped; Antonio quería que fuese Pablo, porque era el más viejo. Al fin acuerdan partirlo juntos en dos trozos iguales. Antonio Abad o de Viana: nació hacia 251 en el Alto Egipto y muy joven se retiró en soledad. Habría sido asaltado por tentaciones diabólicas en el desierto, que en general se interpretaban como alucinaciones de un solitario agotado por el ayuno y la vela. Hacia el final de su vida, visitó a Pablo ermitaño, superior de los Anacoretas en la Tebaida, milagrosamente alimentado por un cuervo que ese día llevó en su pico doble ración de pan. Algún tiempo después, al enterarse de la muerte de su venerable hermano, fue a enterrarlo ayudado por dos leones. Murió en 356 a más de un centenario.
Observaciones del bien mueble
En el ángulo superior izquierdo presenta faltantes de capa pictórica escasos así como la parte central inferior. El marco de esta obra está fabricado en madera de pino de moldura sencilla y factura reciente.
