Cristo está de pie frente a Poncio Pilatos que lo está juzgando, mientras un escriba está anotando la sentencia. Dos soldados acompañan a Cristo y uno de ellos sostiene la soga que el reo lleva al cuello. Pilatos está sentado en un sillón colocado sobre unas gradas. La luz es bastante pareja, como en casi todos los cuadros de la serie, independientemente de la luz que acompaña a la cabeza de Cristo, lo separa y distingue del resto.