En este cuadro del vía crucis se narra el momento en que Verónica (nombre inventado con la unión de dos palabras, vero icono, verdadera imagen) se acerca para limpiar el rostro de Jesús con un paño donde queda impresa su imagen. La mujer vestida de rojo está arrodillada frente a Cristo que está caído con el peso de la cruz sobre sus hombros. Un hombre con un calzón rojo está del otro lado de la cruz y forma un paralelo de color con Verónica.