Representación de la Virgen de pie, su rostro con facciones infantiles, el rostro hacia el frente al igual que la mirada, está vestida con un manto blanco que le ha cubierto también las manos, por lo cual no se puede apreciar totalmente la escultura. Lleva un manto azul rematado por galón dorado que le cubre la cabeza al igual que un velo de encaje blanco. La figura de María, que, mucho antes de ser proclamada solemnemente por el Concilio de Efeso en el año 431 Madre de Dios, había ocupado al lado de Jesús los lugares más encumbrados de la fé, de la liturgia, de la poesía sagrada y popular, aparece como consecuencia inevitable en el arte cristiano anterior del siglo V y en esta época encontramos ya templos dedicados a la Virgen María.