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Nombre del Inmueble
Nuestra Señora de las Nieves
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000312
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000312
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
El actual templo de Nuestra Señora de las Nieves tiene su origen en la capilla doméstica del Colegio Seminario de San Juan, fundado por la Compañía de Jesús poco tiempo después que se estableció en la ciudad de Oaxaca.
Hacia 1574, los jesuitas fueron solicitados para establecerse en Antequera mediante la visita realizada por el canónigo D. Antonio de Santa Cruz al Padre Diego López en el colegio de la Compañía de México, quien sustituía temporalmente al Padre Provincial, Pedro Sánchez, que se hallaba gestionando el establecimiento jesuítico en Pátzcuaro. Los frailes recibieron del canónigo la donación de casas y terrenos, así como el ofrecimiento de sufragar los gastos de la fundación. Fueron encargados de iniciarla los padres Juan Rogel y el propio Diego López, quienes fueron favorablemente acogidos por la ciudad y el medio eclesiástico, así como auxiliados con diversas ayudas y aportaciones (1).
Sin embargo, a causa de que los solares donados abarcaban parte de la propiedad de la Orden de Santo Domingo, se produjo un litigio entre ambas instituciones en el que intervino el obispo Bernardo de Alburquerque, quien suspendió la fundación y llegó incluso a excomulgar a los frailes jesuitas por su persistencia en predicar en la diócesis. A través de un largo proceso de apelaciones y conversaciones entre las autoridades eclesiásticas y la Compañía, y después de ceder los jesuitas los terrenos en conflicto, fue autorizado su establecimiento en Antequera e incluso el mismo obispo Alburquerque les hizo entrega de nuevas casas y solares en el centro de la ciudad, entre la Plaza Real y la Plaza del Marqués del Valle, en la manzana que todavía hoy ocupa el templo de La Compañía.
En adelante, se produjo un largo periodo de amistad entre Predicadores y Jesuitas, y de apoyo por parte del vecindario a la nueva orden, como la donación que hizo el deán de la Catedral, D. Juan Luis Martínez, de una renta perpetua de 300 pesos; el remanente de sus bienes lo destinó a la fundación de un colegio-seminario.
Con los fondos recibidos la orden construyó, entre 1574 y 1576, su primer colegio que se abrió al servicio en 1579 en el emplazamiento actual de Las Nieves. Su primer rector fue el Padre Juan Rogel. Le sucedió en el cargo el Padre Pedro Díaz. Llevó el nombre de Colegio de San Juan y en él se enseñaban las primeras letras, gramática, retórica, filosofía y teología. Sus primeros catedráticos fueron los padres Alonso Ruiz y Pedro Mercado (2). Tuvo como directores de los trabajos literarios a los rectores Alonso Ruiz, Francisco Báez y Bernardino Acosta.
El Colegio de San Juan permaneció en esta ubicación hasta 1596 cuando hubo de clausurarse porque se habían empleado gran parte de los fondos del albaceazgo del deán D. Juan Luis Martínez en las obras del convento de la Compañía y en el mantenimiento de las religiosas concepcionistas. No obstante, habría de renacer como Colegio Seminario anexo al templo de la Compañía de Jesús. En cambio, la capilla del colegio de San Juan permaneció abierta al culto, y siguió evolucionando en lo siglos subsecuentes.
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1. GAY, p. 265.
2. MARTINEZ GRACIDA, passim.
2.-EMPLAZAMIENTO
El templo de Nuestra Señora de Las Nieves se encuentra en la parte oriental del Centro Histórico de Oaxaca, en la esquina de Pino Suárez y Avenida Morelos, en una zona de transición entre el área comercial y de negocios que queda a sus espaldas, y la parte habitacional que se extiende hacia el oriente y al sur. La mayor parte de las edificaciones que lo rodean son de uno o dos pisos, algunas con pequeños comercios o talleres al frente. La tipología de estas no es uniforme. Hay bastantes casas antiguas con la típica disposición en torno a un patio interior y vanos enrejados hacia la calle, aplanadas y pintadas en vivos colores. Desgraciadamente, también se encuentran edificaciones recientes de línea moderna cuyas características alteran la fisonomía del paisaje urbano.
3.-HISTORIA
La capilla interior del Seminario de San Juan se comenzó a construir en 1581 y se bendijo en 1585, bajo la advocación de Santa María Mayor. Popularmente se le conocía como Nuestra Señora del Pópolo, porque en un principio se rendía culto en la capilla a una imagen que la representaba, copia del original romano que se cree pintado por San Lucas, cuyo trasunto mandó hacer Francisco de Borja (3), General de la Orden de la Compañía de Jesús, y que fue traída por los jesuitas a Oaxaca. La imagen en cuestión se encuentra ahora en uno de los retablos de San Felipe Neri.
Ya en el siglo XVII, después de la clausura del Colegio de San Juan, su capilla doméstica se fue quedando pequeña y fue necesario construir un templo mayor, que diese servicio al vecindario. El templo fue realizado con la aportación de 25,000 pesos por parte de los albaceas del deán.
La nueva iglesia volvió a tomar el nombre de Nuestra Señora del Pópolo, pero con el tiempo habría de quedar bajo la actual advocación de Nuestra Señora de las Nieves, en recuerdo del acontecimiento del Monte Esquilino en Roma, que la iglesia Católica celebra como un acto providencial. En una casa anexa al nuevo templo se estableció provisionalmente un internado jesuita mientras se disponía un lugar más amplio, adecuado a las necesidades de la población estudiantil.
Habiendo resultado seriamente dañado por los terremotos de 1696 y 1721, el templo no fue reconstruido durante un largo periodo, y cuando el obispo Miguel Anselmo Alvarez de Abreu pasó a hacerse cargo de la diócesis, el 25 de diciembre de 1765, decidió demolerlo y reedificarlo. Según Martínez Gracida, las obras se realizaron entre 1770 y 1772, y se bendijo el templo el 5 de agosto de este último año, día de Nuestra Señora de las Nieves. Pero según Bradomín, en 1766 ya se estaba realizando esta reconstrucción. Las labores costaron 54,000 pesos; su nuevo retablo, 3,000, con pintura y dorado; y los paramentos, vasos sagrados y custodia alcanzaron los 4,000 pesos (4). El proceso de reedificación coincidió con la expulsión de los jesuitas de la Nueva España, hecho que ocurrió a mediados de 1767.
La iglesia de Nuestra Señora de las Nieves en Oaxaca se encuentra agregada al templo de Santa María la Mayor de Roma, según lo declaró el cabildo del 20 de marzo de 1777, en conformidad con el privilegio del Papa Clemente XII, por su bula del 8 de junio de 1736, con el fin de que las personas que lo visitaran pudieran disfrutar las mismas indulgencias que los fieles de la sede de Roma.
El templo se vio nuevamente afectado por los temblores de 1787, 1795 y 1801, pero su estructura se mantuvo en pie. En enero de 1839 fueron sustituidos algunos viejos retablos de los altares por otros recién dorados y pintados, y se remozó la pintura de muros y bóvedas para conservar la armonía del conjunto.
Entre 1915 y 1920 los Padres Redentoristas construyeron una zona de casa habitación de mampostería y techumbre de hormigón, y en 1919 un grupo de vecinos fue autorizado a construir una capilla en un estilo ecléctico, en el atrio de las Nieves. No fue sino hasta el 9 de enero de 1934 que la Comisión de Monumentos declaró monumento histórico a la antigua iglesia jesuita (5).
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3. GAY, p. 267.
4. MARTINEZ GRACIDA, passim.
5. SEDUE, Legajo No. 25752.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El templo tiene una disposición de cruz latina con dos capillas a las que se ingresa por el lado sur de la nave, además de una capilla anexa, moderna, también del lado sur, con entrada independiente desde la calle, dedicada a la Inmaculada Concepción.
Esta disposición fue adoptada con frecuencia durante lo siglos XVII y XVIII. En cambio, la orientación de la fachada, que ve hacia el este, no es frecuente en templos coloniales. A ese respecto es interesante destacar el hecho de que el templo de La Compañía, sede de los jesuitas en Oaxaca (a quienes estuvo asociada la iglesia de Las Nieves en alguna época), tuvo esta misma orientación.
El templo se estructuró con bóvedas de cañón semicilíndrico con lunetos en la nave y en los tres brazos de la cruz latina (excepto en el coro alto, que lleva una bóveda vaída), y una cúpula gallonada levantada sobre tambor octagonal en el crucero. Las dos capillas laterales -a las que se accede desde el interior- están dedicadas a San Antonio de Padua y al Perpetuo Socorro. La primera está abovedada con dos tramos de cañón corrido, con lunetos que permiten la apertura de ventanas cenitales a los lados. La segunda, en cambio, cuenta con una pequeña cúpula octagonal sobre un tamborcillo y pechinas. Tanto esta cúpula como la del transepto están coronadas por sendas linternillas.
Los tramos de cañón corrido en la nave principal descansan sobre arcos fajones o transversales, que a su vez descargan sobre pilastras muy sencillas. Lateralmente, la embocadura o arranque del cañón se apoya directamente en los muros, sin mediación de arcos formeros. A cambio de ello se dio una solución decorativa poco usual, que consiste en una especie de barandal en relieve sobre la embocadura.
El exterior del templo permite darse cuenta de su organización interna. Los cuerpos de la nave y el crucero se aprecian claramente, y sus pretiles tienen el mismo tipo de almenas que se pueden ver en el de La Compañía.
Por su parte, la fachada principal forma un bloque en el que se integran la portada y los campanarios. La portada, toda de cantera labrada, es una de las más sobrias y a la vez de las más interesantes de la ciudad de Oaxaca. Los dos cuerpos y el remate forman una sucesión de estilos que va del clasicismo renacentista a la libertad y al dinamismo barrocos. El primer cuerpo sólo cuenta con el vano de ingreso enmarcado por sendas medias columnas y un entablamento. Las jambas estriadas del vano, y su prolongación en el arco de medio punto son de excelente factura. Solamente la clave va decorada, con un escudo labrado con el monograma de María sobre un par de llaves cruzadas. Las columnas corintias, por su parte, se apoyan sobre plintos lisos, y sus fustes llevan una parte estriada en contracanal; el resto va con estrías normales. Las enjutas entre el arco, las columnas y el entablamento son lisas; únicamente están subrayadas con una entrecalle perimetral.
El entablamento que separa el primer cuerpo del segundo es también muy sencillo; lleva resaltos sobre los capiteles. La parte inferior o arquitrabe sigue el canon clásico de tres franjas escalonadas, mientras que la parte intermedia o friso lleva una sencilla decoración de recuadros. Luego del cornisamento, sigue el segundo cuerpo, que consta de un óculo octagonal, de formato alargado, flanqueado por dos medias columnas de singular solución. Su fuste lleva decoración zigzagueante en el primer tercio, luego sigue un tramo liso, apenas interrumpido por una moldura anular o as trágalo; luego otro corto tramo liso (que ocupa el sitio donde normalmente iría un capitel en alguno de los órdenes clásicos) y otro astrágalo sobre el que se apoya directamente un ábaco. Las molduraciones y la cornisa que siguen a partir de ahí enmarcan el escudo labrado que va sobre el óculo y preparan la base escalonada sobre la que se levanta el remate de la portada.
El centro de la composición del remate lo forma una hornacina con la imagen de la Patrona del Templo, flanqueada por dos pilastras cortas, estriadas, y con capiteles que interpretan muy libremente el orden corintio. Sigue un entablamento con resaltos, luego los emblemas papales, y más arriba una pequeña cruz labrada, flanqueada por sendos roleos de donde parte otro cornisamento ondulante y escalonado. Su trayecto va acompañado por una molduración baja más fina, que establece un contrapunto formal con el perfil del coronamiento del imafronte. En la portada, esta ornamentación es la más original.
Los campanarios son muy sencillos, pero su esbeltez y el relieve que les da su diseño a base de pilastras y cornisas contribuye a acentuar la verticalidad de esta fachada.
5.-OBRAS DE ARTE
El templo de Las Nieves es apenas de mediana magnitud, pero en cambio es grande la proporción de obras de arte que contiene.
En el interior, de los seis retablos de distintas épocas, el mayor -ubicado en el presbiterio- es quizá el más sencillo y también el más moderno. Se trata de un retablo neoclásico, en su mayor parte, de madera pintada, con algunos detalles dorados. Cuatro columnas de orden compuesto se elevan sobre un sencillo banco y flanquean un nicho central con arco de medio punto, donde va la imagen de la Virgen de las Nieves. Encima pasa un entablamento decorado con guirnaldas, sobre el que, a su vez, se apoya otro nicho más pequeño flanqueado por pequeñas pilastras y roleos.
Los retablos dorados en los brazos del crucero son más interesantes. El del lado izquierdo es de tres cuerpos. En el primero, que se alza sobre el banco, hay una vitrina central con una imagen moderna, flanqueada por dos excelentes pinturas con escenas de la Pasión de Cristo. Cuatro columnas de capitel corintio y fuste salomónico con decoración de hojarasca separan estos tres elementos. En el siguiente cuerpo se repiten este tipo de columnas y los entablamentos laterales finamente decorados. La parte central, en el segundo cuerpo, la ocupa un excelente cuadro del Descendimiento de la Cruz; tiene a los lados otras dos escenas del vía crucis. En el último cuerpo hay una pintura central de la Virgen de los Dolores, flanqueada por dos medallones cuyas pinturas han desaparecido. Cabe señalar el peculiar estilo de las pinturas en este retablo, en el que todas las figuras humanas muestran un perfil delineado en tonos oscuros. Pareciera como si el pintor del siglo XVIII se hubiese adelantado casi doscientos años al francés Georges Rouault, otro gran místico que se expresaba a principios de este siglo con la misma predilección por los contornos oscuros en la figura humana.
En el brazo derecho del crucero hay otros dos retablos del siglo XVIII, ambos churriguerescos. En el más grande, seis estípites marcan en el primer cuerpo una calle central y cuatro laterales. El espacio central lo ocupan el sagrario, un cuadro moderno con el Divino Rostro, y un cuadro con la Virgen, que substituye alguna figura que antiguamente se alzaba sobre la peana que aún existe. En cambio, los cuatro espacios laterales los ocupan otras tantas imágenes de los Evangelistas, pinturas de excelente calidad y colorido. El cornisamento del primer cuerpo ondula caprichosamente, y prepara la transición al remate, en el que ascienden cuatro estípites que flanquean tres cuadros; el central representa a la Virgen y al Niño, y los laterales a San José y a la Sagrada Familia.
Junto a este retablo hay uno más pequeño, donde una imagen moderna de la Virgen aparece flanqueada por sendos pares de estípites. Luego del cornisamento siguen otros dos estípites que flanquean una pintura de forma lobulada, cuya figura principal es un santo en actitud de orar.
El retablo de la capilla del Perpetuo Socorro, combina elementos churriguerescos con rasgos del periodo rococó. Tanto en la vitrina central como en las peanas laterales del primer cuerpo se encuentran figuras modernas, flanqueadas por cuatro estípites. El cornisamento va formando arcos sobre cada figura. Más arriba hay una pintura central, lobulada, con la Crucifixión, flanqueada por dos estípites y dos pequeñas pinturas cuadradas con escenas del Descendimiento y el Martirio de Cristo. Un arco con relieve aconchado remata este retablo. El retablo de la Capilla de San Antonio es el más antiguo; no parece haber sido ensamblado ex profeso para este espacio. Sus tres cuerpos apenas se acomodan al perfil de la bóveda y prácticamente no tiene remate. Por la calidad de sus pinturas parece haber formado parte de un retablo más grande. Quizá se tratara del retablo mayor que originalmente tuvo el templo.
En el primer cuerpo, el nicho central, con jambas ricamente decoradas, aloja una figura de San Antonio relativamente reciente. Seis columnas salomónicas y entablamentos con decoración foliácea enmarcan el nicho y cuatro excelentes pinturas que representan a prelados y santos. En el siguiente cuerpo vuelve a aparecer San Antonio al centro, pero en pintura. Un par de pinturas de santos y sendos arcángeles lo flanquean. El tercer cuerpo muestra a la Virgen del Rosario al centro, con más santos y arcángeles a los lados. Finalmente, a manera de remate, hay un pequeño cuadro de la Sagrada Familia.
Cabe mencionar, por último, una pintura de lado izquierdo de la nave, que representa a la Santísima Trinidad rodeada por doce ángeles.
6.-OBRAS REALIZADAS
La frecuencia e intensidad de los sismos en Oaxaca es causante del continuo agrietamiento de los templos coloniales. En una visita de inspección efectuada hace pocos años, en el templo de Las Nieves se señalaban grietas en las torres norte y sur, en los arcos de las entradas, en las bóvedas de la nave y el sotocoro, y en los brazos del crucero. Estas fisuras no solamente podían afectar la estabilidad del edificio, sino que además eran causantes de humedades y filtraciones de agua, que a su vez ponían en peligro los acabados y retablos interiores.
La grieta más peligrosa corría longitudinalmente sobre la cúspide del cañón corrido. Su existencia era de gravedad, ya que cualquier sismo fuerte pudo causar el colapso de la cubierta. La grieta representaba un peligro potencial; también ilustraba admirablemente la ventaja de otros templos oaxaqueños con naves de similares dimensiones, pero con cubiertas a la usanza local, con una sucesión de bóvedas vaídas, en las que una fisura grave afecta sólo a un tramo de la nave, y no a toda ella como ocurrió en Las Nieves.
Afortunadamente se han reparado la mayor parte de las grietas mencionadas, inyectándolas con una mezcla de cemento, arena y resinas plásticas. También se han limpiado las fachadas, la portada y las torres, y se ha rehabilitado la mayor parte de los aplanados interiores.
ELABORO: ARQ. ALBERTO GONZALEZ POZO
FECHA: 1986.
Inmueble de pertenencia
Nombre del Inmueble
Nuestra Señora de las Nieves