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Nombre del Inmueble
Nuestra Señora del Rosario
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001945
Estado, Municipio, Localidad
Aguascalientes > Aguascalientes > Aguascalientes (010010001)
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-001945
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
La orden de la Merced se inició en Cataluña por 1218 como una orden militar, su hábito blanco les fue dado por el obispo de Barcelona y el escudo por el rey Jaime I de Aragón. En 1235 el papa Gregorio IX aprueba la congregación que se dedica a redimir cautivos, es decir a cristianizarlos. El primer contacto con América la hicieron los mercedarios en el segundo viaje de Cristóbal Colón y en 1514 se establecen en un convento en el continente; de allí precisamente salió fray Bartolomé de Olmedo quien llegó a la región de Anáhuac con Hernán Cortés ayudado por el sacerdote Juan Díaz. Los frailes que llegaron después a la Nueva España fueron franciscanos, dominicos y agustinos en 1523, 1526 y 1533 respectivamente. Por los problemas internos que tenían las órdenes mendicantes entre sí, no se permite la entrada de los mercedarios hasta 1574 y solo como estudiantes en la Universidad, los cuales llegaban de Guatemala donde sí tenían convento. En 1593 el virrey Luis de Velasco hijo, permite la formación de un convento para 12 alumnos, ampliándolo el rey al siguiente año y permitiendo que también construyeran su iglesia.
Por lo que se refiere a la conquista de Aguascalientes, en el siglo XVI se efectúan las primeras entradas de españoles a esta región, siendo en la segunda mitad del mismo, aunque con muchos problemas, que logran dominar a los chichimecas.
Durante el siglo XVII se consolidan los asentamientos humanos en Aguascalientes, y la agricultura y ganadería que practican les ayuda al decaer la minería. Sin embargo, el siglo XVIII será el más importante, cuando se logra revitalizar la minería y la producción de básicos, permitiéndoles este auge económico, construir en la ciudad majestuosos templos. Con el movimiento de independencia, se inicia la decadencia de la orden mercedaria y con la desamortización de los bienes eclesiásticos (en la Reforma), prácticamente desaparecen de México.
2.-EMPLAZAMIENTO
El templo de Nuestra Señora del Rosario se encuentra en la ciudad de Aguascalientes, capital del estado del mismo nombre, y su anterior denominación fue de la Virgen de la Merced, tenía un convento orientado con seguridad hacia el este, del cual no se aprecia resto alguno, pues en su lugar se levanta un edificio reciente de tres niveles que no armoniza con la bella fachada barroca. Este templo está localizado al suroeste de la ciudad y rumbo a la zona de San Marcos.
La iglesia tiene su fachada al sur, con un angosto atrio arbolado que llega hasta la esquina, donde existen adosadas al templo, varias dependencias las cuales solo respetan un patio en donde se localiza un acceso lateral que da hacia la calle de Matamoros, la que al llegar a esa esquina, se hace más angosta pues topa con una pequeña casa colonial, que conserva no solo su fachada y un patio central, sino la forma de vida tranquila de provincia, todo lo cual armoniza perfectamente con la iglesia del Rosario que queda enfrente. Esta casa hace esquina con la calle de Vicente Guerrero y al atravesar la calle se ha construido una extensa edificación porticada con la buena intención de que sea de tipo colonial para integrarse con el entorno, cosa que no se logró, sin embargo, por su altura y materiales usados, por lo menos no contrasta con la iglesia como en el caso del edificio anexo al templo ya descrito.
La calle de Venustiano Carranza, sobre la cual se localiza el acceso principal de la iglesia conserva en buena parte su fisonomía, pues si bien existen edificaciones coloniales y del siglo pasado, éstas armonizan más con las otras pues predominan los muros sobre los vanos y las alturas son similares. Al fondo, la calle remata por un costado con la capilla y el exconvento de la Enseñanza y al frente con la parte posterior de la catedral con su pórtico superior, la cúpula y las torres de la misma, lo que provoca una de las perspectivas más interesantes de la ciudad de Aguascalientes.
3.-HISTORIA
El primer nexo que tienen los mercedarios con Aguascalientes es a través del cura don Pedro Rincón de Ortega, hijo de una de las más importantes familias de la región, quien profesó en el convento de la Merced en la ciudad de México el 8 de abril de 1620. Sin embargo se separó de la orden quedando como residente del clero secular en Aguascalientes (1).
El cronista de Aguascalientes, Alejandro Topete del Valle disculpa a don Pedro Rincón diciendo: Mas al entrar don Pedro en edad, entró también en escrúpulos por la nulidad de los votos que había probado como religioso mercedario (...), pidiéndole con todo amor y rendimiento, le enviáse a un religioso sacerdote de prendas, que lo asistiese, porque se hallaba ya muy enfermo y quería tener en su compañía, algún religioso de su religión, a la que tenía dentro de su corazón... (2) Por los cuantiosos y diversos negocios que siguió manejando de 1650 a su muerte en 1666, como veremos, no pudo haber estado muy enfermo ni tuvo una verdadera vocación como cura, lo que es cierto es que su generosidad, y el dinero que tenía ayudaron para crear la primera escuela y el convento de la Merced en la ciudad.
Cuando Rincón de Ortega escribió eso al maestro fray Jerónimo de Andrade acababa de ser nombrado cura párroco de la Asunción y debido a su petición se le mandó a fray Nicolás de Arteaga, virtuoso padre, que al ver la ignorancia que imperaba en la ciudad, por falta de una escuela, pidió fundar un colegio para enseñar las letras, la doctrina y la gramática a los niños. El magnánimo padre Rincón accedió proporcionando casa y consiguió el permiso a través del Provincial de la Orden, fray Juan de la Calle, que pasó por allí en 1654.
El párroco había comprado en 1652 un molino con tierras de labor así como huertas al norte y sur de la ciudad y en 1655 queda como párroco interino de la Asunción el licenciado Bartolomé de Soto y Carvajal (3). Tres años después donó esas tierras a los religiosos de la Merced, para arraigarlos en la villa. El 25 de agosto de 1665 se consiguió el otro permiso necesario, concedido por el presidente de la real Audiencia de la Nueva Galicia y del obispo de Guadalajara para fundar la escuela y construir convento e iglesia. En el último cuarto del siglo XVII se dan importantes dotes para llevar a cabo esta obra pía; se sabe que ya se cuenta con una capilla puesto que se celebran matrimonios y entierros en ella. El 4 de mayo de 1702 se nombró a fray Juan de Cueva para reunir los fondos que faltaban para construir la iglesia de la Merced que se había iniciado poco antes (4). Al año siguiente el minero Juan Ruíz de Esparza otorga dos barras de plata de la mina Santa Efigenia para la obra y promete costear un altar a esta misma santa (5). Al parecer pocos años después queda terminada la construcción.
Felipe V, primer rey borbón (de la dinastía francesa) en España, pidió en 1742 al virrey de la Nueva España, Pedro Cebrián y Agustín, conde de Fuenclaya, un reporte del reino, el cual es encargado a José Antonio Villaseñor y Sánchez, el cual comenta lo siguiente: En esta Cabeza (Aguascalientes) ay tres Conventos de Religiosos: uno de Descalzos de San Francisco de la Provincia de San Diego, y de los principales de ella, por ser Guardiania y Casa de Voto, como por lo sumptuoso de su fábrica, y arquitectura: otro de Mercedarios que por estas partes recogen las limosnas en todos los pueblos, y Reales de Minas para la Redempción de los Captivos; y el tercero de San Juan de Dios, en cuyo Hospital, assi Patricios como Foraneos hallan hospedaje, y assistencia, los muchos que enferman, principalmente passajeros; tiene assi mesmo otras Capillas, y Hermitas que adornan lo material de la Población, y en las que los días de precepto se celebra el Santo Sacrificio de la Missa (6).
Parece ser que en la segunda mitad del siglo XVIII se reinició la obra para terminar la fachada y torre de la iglesia, siendo dedicado el 28 de diciembre de 1773 por el comendador del convento fray Manuel Márquez. Solo podemos apreciar esa antigua torre en la litografía de 1840 del inglés Daniel Thomas Egerton, de la Plaza Mayor de Aguascalientes, atrás de la parroquia y Colegio de la Enseñanza. En 1849 terminó la reparación del templo el mercedario Manuel Jayme. Diez años más tarde la ley de exclaustración de la Reforma, hace que pase el templo al clero secular. Fue una época en que la orden de los mercedarios casi desapareció en la república. Hacia fines de siglo pasado, la torre de la iglesia se encontraba en pésimo estado de conservación por lo que se tuvieron que demoler los dos cuerpos superiores para que no se derrumbara. Posteriormente en 1902, son subtituidos por la actual torre, de estilo totalmente distinto al inicial (7).
Cuatro años después el templo pasó al cuidado de los padres dominicos, siendo actualmente administrado por la misma orden. Es posible que al hacerse cargo del templo los dominicos, haya cambiado su advocación a la que tiene actualmente, debido a la gran devoción de éstos por la Virgen del Rosario.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
El acceso a la iglesia de la Virgen del Rosario se hace a través de un pequeño atrio con algunos árboles pequeños. Este atrio está limitado por un pretil aplanado, con columnas sobre él, rematadas cónicamente y con una esfera en su punta.
Entre estas columnas existe una reja sencilla del tipo de las fabricadas a fines del siglo pasado o a principio del nuestro y la reja de la entrada se haya enmarcada por una portada con un arco trilobulado con un remate curvo y apuntado que nos recuerda el origen neogótico de esta edificación, seguramente construida también a fines del siglo XIX o principios del XX, cuando este estilo proliferó en México. En ambos lados de la portada se levantan esbeltas medias columnas estriadas a todo lo alto, de orden jónico, con espirales en sus capiteles, demasiado pequeñas para la altura de ellas. Junto a estos apoyos se encuentran pilastras decoradas y con semejantes capiteles, rematadas con unas extrañas esferas en piedra superior, producto todo ello del estilo ecléctico predominante y en el que se mezclaban influencias clásicas con góticas e incluso orientales sin ningún perjuicio y aunque este acceso representa una etapa en el desarrollo de la historia del arte en este Estado, oculta desgraciadamente buena parte del hermoso frente de la iglesia, cuya fachada se compone de un cuerpo central limitado en ambos lados por los macizos basamentos de las torres, de las cuales solo la izquierda está terminada.
La zona central de la composición consiste en tres niveles resueltos en estilo barroco con elementos del estilo churrigueresco, que si bien denotan una mano culta en el diseño general, al ser construido seguramente por indígenas o mestizos, adquirieron una ingenuidad por demás encantadora.
La fachada tiene en su cuerpo inferior un arco de medio punto moldurado, con dos pilastras a cada lado, de las llamadas estípites (que se formaban en el estilo barroco a base de fraccionar su altura con cubos, troncos de pirámide y elementos abombados), recubiertas con decoraciones vegetales estilizadas que se remataban con capiteles corintios, reconocibles por sus enroscadas hojas de acanto, pero que casi nada tienen que ver con las órdenes clásicas.
Estos estípites, se encuentran recargados por atrás en otros pilares también corintios, totalmente clásicos, las cuales sobresalen en ambos lados de ellos, pero con poco relieve. En medio de cada par de estípites existe un alargado y estrecho nicho, ocupado por la escultura de algún santo mercedario, los cuales llevan en la parte superior símbolos marianos.
En el segundo cuerpo de la fachada se repiten los pares de estípites, al igual que los nichos, pero al centro de la composición, sobre la cornisa inferior, se desplanta la ventana del coro con sus mochetas formadas por pilastras corintias que sostienen un arco mixtilíneo con molduras en relieve escalonadas hacia el centro. Este arco lleva una clave en donde se apoya un grupo escultórico realzado que representa a la Sagrada Familia incluyendo a San Joaquín y a Santa Ana. Este relieve se encuentra encerrado en una moldura escalonada semejante a un alfiz.
El tercer cuerpo se apoya en la cornisa del segundo y en él solo se repiten los estípites centrales pero con menos altura que los inferiores, y sobre los laterales solo se coloca un sencillo remate. Coincidiendo verticalmente con los nichos de los otros cuerpos, hay en el tercer nivel, sendos óvalos moldurados resaltados, con símbolos marianos, en este caso la palma de dátil y el cedro del Líbano. Al centro de la fachada existe un relieve de la Santísima Trinidad enmarcado en una moldura tetralobulada. Este cuerpo termina en una cornisa que se curva convexamente hacia arriba en la parte central, descendiendo a base de varias vueltas hasta enroscarse en ambos extremos. Esta moldura tenía como remate en la cima, una sobria cruz de hierro con esferas, rematando los brazos y el cabezal, pero al cambiarse la advocación de la iglesia de la Merced y pasar a ser de la Virgen del Rosario, se le sobrepuso una cruz de hierro con peana formada por un basamento escalonado, del cual cuelga una gruesa cadena que simboliza el santo rosario; además se colocó un letrero metálico con el nombre del templo, lo cual obstruye la adecuada vista del relieve.
A los lados de la fachada central, tallados en cantera, se encuentran los basamentos de las torres, construidos con piedra irregular en su mayoría, habiéndose dejado el material aparente y si bien la torre derecha no llegó a construirse sobre su base, la izquierda, demolida según explicábamos, por amenazar ruina, se sustituyó por la que actualmente vemos; sin embargo, la torre denota dos intervenciones muy distintas, la inferior en cuyo basamento se encuentra el emblema dominico de la cruz en relieve, (por mitad en blanco y negro) y sobre éste un primer cuerpo bien proporcionado y a la manera académica, de planta casi cuadrada, con unos alargados arcos de medio punto en cada lado, flanqueados por medias columnas de orden jónico con sobrias volutas en sus capiteles y con otras columnas del mismo estilo en sus esquinas, las cuales sobresalen ligeramente, provocando que la cornisa sea achaflanada en esos ángulos.
El segundo cuerpo, de planta octagonal tiene otro concepto, no solo en cuanto al estilo arquitectónico neogótico sino en la calidad del diseño y a la misma mano de obra, pues si el anterior se adivina como proyectado por una persona preparada técnica y estéticamente, después de ese nivel se denota una carencia de preparación y un criterio elemental para copiar elementos arquitectónicos poco conocidos. Esta torre tiene un basamento sobre el que se levantan ocho angostos vanos con arcos débilmente apuntados que se apoyan en columnillas adosadas a los costados de los mismos, y cuyo grueso se prolonga en la parte superior formando una moldura alrededor de los arcos, los cuales quedan obstruidos visualmente en las esquinas de la torre por cuatro pináculos, con una perforación polilobular al centro y espolones trebolados en sus costados. Este cuerpo termina en una cornisa, sobre la que se elevan frontones muy peraltados, también perforados. Estos frontones se recargan en un tambor octagonal sobre el que se apoya una cúpula piramidal de ocho lados, cortada en su parte superior en donde está colocado un remate de piedra en forma de corona con una cruz de hierro forjado.
El interior de la iglesia tiene planta de cruz latina, con brazos cortos en el tramo que corresponde al crucero, y tiene además de coro otros dos tramos intermedios y un presbiterio profundo ocupando el extremo norte. En este templo, el primer tramo está ocupado por el coro, el cual descansa sobre un arco de cinco centros con unas molduras marcando páneles triangulares en las enjutas que al centro del arco se unen en un rosetón con el símbolo dominico sostenido por dos angelitos de estuco. Limitando el coro hay una balaustrada de madera que se repite sobre las cornisas interiores de la iglesia para seguridad en la labor de limpieza de los ventanales que se encuentran en lo alto de los muros longitudinales de la nave. Alrededor de la ventana del coro y ocupando todo el muro del fondo se pintó una alegoría religiosa en la cual aparecen los santos más importantes de la orden dominica; esta pintura, por el aspecto académico de la misma, debe haber sido ejecutada a principios de este siglo. En el sotocoro, con techo plano, se encuentra la clásica cancela de madera y cristal para la protección contra el viento y a sus lados una sencilla capilla y el pequeño bautisterio.
La nave continúa con dos tramos más, techados al igual que el coro, son el resultado de la intersección, al mismo nivel, de dos bóvedas de cañón que producen las de arista, las cuales, en este caso, llevan remarcados sus filos a base de una triple moldura que se unen al centro en un florón del que penden candiles de bronce y prismas de cristal. También se hacen coincidir con este centro otras líneas semejantes dibujadas en las cimas de las bóvedas de cañón, las que llevan a medio camino, medallones ovalados con escenas de los diversos misterios del rosario, pintados al óleo y que datan seguramente cuando la iglesia pasó a ser administrada por la orden dominica. Estas bóvedas descansan en arcos formeros embutidos en los muros longitudinales y en otros fajones, perpendiculares a aquéllos y que se apoyan en pilastras de cantera labrada de orden corintio con capiteles de poca altura en donde se alojan unas pequeñísimas volutas y una hilera de hojas de acanto. Los grandes muros laterales que se encuentran entre estas pilastras están totalmente desnudas de ornamentación y solo una moldura perimetral forma grandes páneles a la usanza francesa.
Después de los dos tramos, (en el primero de los cuales se haya la entrada lateral) sigue un crucero de brazos cortos con altares de tipo neoclásico, uno de ellos dedicado a Santo Domingo de Guzmán, cuya escultura se encuentra en un nicho al centro y otras dos santas de la orden femenina paralela a la de Santo Domingo, entre los pares de columnas laterales, una de las cuales parece ser Santa Catalina de Siena. El altar es de cantera labrada, bien proporcionado y fileteado en oro y construido muy probablemente en 1906.
El altar mayor, también de estilo neoclásico es de buena factura, con dos pares de columnas corintias y un templete circular al centro con cúpula de media naranja sostenida por columnillas. Este altar lleva en la parte alta del muro posterior del presbiterio un gran relieve coloreado en el que se ve la figura hincada de Santo Domingo recibiendo de la Virgen María el Rosario, rodeado de nubes y querubines. También por el tema y el tipo de factura podemos situar su ejecución a principios del siglo XX.
La Virgen del Rosario colocada en el templete circular tiene a sus espaldas una perforación en el muro a la que se llega por una escalera metálica ubicada en un local posterior que actúa como camarín; sin embargo cabe suponer que esto se usaba para cambiar de vestido a la Virgen de la Merced que debe haber sido de media talla, pues la imagen de la Virgen del Rosario con el niño, es una escultura de madera o de pasta, pero desde luego, no está hecha para cambiarse de atuendo. Este camarín es una estructura un tanto singular y se liga a las bóvedas de la sacristía que se encuentra a la derecha del presbiterio. En primer lugar el espacio está dividido en el sentido más largo por un muro construido con posterioridad que permite ver parte de una columna que quedó embebida en él y la cual pertenecía a una estructura de doble crujía con tres tramos (el central más angosto que los laterales) todos ellos con una gran altura, exagerada para ser usada solo como sacristía o camarín, lo que sumado a su colocación al fondo del terreno pudiera sugerir que esta construcción funcionó como la capilla que se menciona , que ya existía en el último cuarto del siglo XVII y cuyo acceso podría haber sido por atrás mientras se recolectaban fondos para construir la iglesia mayor al frente. Desgraciadamente un tramo de la esquina perdió su bóveda y fue sustituida por una losa de concreto.
La iglesia del Rosario no contiene obras de arte antiguas excepto las señaladas en párrafos anteriores y solo falta mencionar las pinturas al óleo de cuatro doctores de la iglesia, (también de factura académica y las cuales al parecer fueron ejecutadas a principios del siglo XX), que se encuentran en las ménsulas triangulares cóncavas que se forman al pasar de la planta cuadrada del crucero a lo octagonal de la cúpula y generalmente llamadas pechinas.
Por otro lado las imágenes del templo presentan tan buen estado de conservación y son de aspecto tradicional que no se sabe sin son recientes o antiguas, con una serie de restauraciones ejecutadas a la manera antigua, en que no se dejaba huella de la pieza original sino que se trataba de volverla al estado inicial de acuerdo con lo que ésto significara para el criterio del restaurador.
5.-BIBLIOGRAFIA Y NOTAS
1). TOPETE Del Valle, Alejandro. Aguascalientes. Guía para visitar la ciudad y el estado. Editado por el autor, Aguascalientes, 1973. p.151.
2) . TOPETE Del Valle, Alejandro. Op. cit. p.152.
3). BERNAL Sánchez, Jesús. Apuntes históricos, geográficos y estadísticos del Estado de Aguascalientes. A.E. Pedroza, Aguascalientes, 1928. p.305.
4). TOPETE Del Valle, Alejandro. Op. cit. p.154-157.
5). BERNAL Sánchez. Op.cit. p.318.
6). VILLASEÑOR y Sánchez, José Antonio. Theatro americano. Descripción general de los reinos y de la Nueva España y sus jurisdicciones. México, 1746-48. vol. 2. Ed. Nacional, S.A. México, 1952. p.237.
7). VELA Salas, José T. Historias sueltas. Gob. del Estado de Aguascalientes, 1979. p.14.
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