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Nombre del Inmueble
Santa Catalina de Siena (Las Monjas)
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000512
Estado, Municipio, Localidad
Estudio Monográfico
Clave del estudio monográfico
MX-SC-DGSMPC-EM-000512
Contenidos
1.-ANTECEDENTES
Morelia es fundada en el año de 1541, dándole Carlos V el rango de ciudad en 1545.
Siendo al inicio de su vida una Villa pequeña, acelera su desarrollo en Diciembre de 1579, cuando por decreto del tercer obispo de Michoacán, Fray Juan de Medina, se traslada a Valladolid la sede Episcopal, así el centro de poder religioso, político y por ende económico cambia junto con el destino de las dos ciudades.
Este cambio se refleja en una transformación urbana y arquitectónica de la antigua Valladolid y así en el siglo XVII la arquitectura religiosa nos da obras notorias como los conventos de Sn. Agustín y Sn. Francisco, a mediados del mismo siglo, se terminan los de La Merced y El Carmen, así como las iglesias de La Cruz, La Compañía y San Juan.
La arquitectura civil también toma auge en este siglo y se llevan a cabo obras como el Acueducto de la Ciudad y edificios públicos y educativos como las casas reales, el seminario Tridentino y los Colegios de la Compañía, actual Palacio Clavijero, y el de San Nicolás. Y no es sino hasta mediados del siglo XVIII, que se erigen en Valladolid importantes conventos, como el de San Diego para frailes y el de Santa Rosa de Lima, conocido como Las Rosas, el de Capuchinas y el de Santa Catalina de Sena o Las Monjas.
2.-EMPLAZAMIENTO
La Avenida Madero, que cruza la ciudad de Morelia de Oriente a Poniente, es seguramente la de mayor tradición y es en ella donde se sitúa el templo de Santa Catalina de Sena o Las Monjas, en el sector Revolución y en el tramo comprendido entre las calles de Belisario Domínguez y Serapio Rendón. Orientado su eje principal de este a oeste, el templo se remete del paramento de la calle formado por el antiguo convento, dando lugar así a un pequeño espacio atrial en el centro de la cuadra, paralelo a la nave y que acentúa la importancia de la bella fachada que de acuerdo con los clásicos templos de monjas, está a un costado de la nave y ve hacia el sur.
Situada en el sector residencial por excelencia en el pasado, y que actualmente cambia paulatinamente hacia un uso comercial, conserva en general la grandiosidad y elegancia de las grandes residencias, palacios y edificios públicos ahí construidos. Ejemplos de estos son los dos que enmarcan al templo. El de la derecha es el magnífico Palacio Federal, antiguo Colegio Teresiano, y el de la izquierda una casa particular, ambos de dos pisos y cuyas dimensiones dan escala al templo.
3.-HISTORIA
El primer convento de monjas que hubo en la ciudad de Valladolid, estuvo en el lugar en que hoy se encuentra la iglesia de las Rosas, cuyo terreno ocupaban algunas casas construidas por los primeros pobladores de la ciudad y un batán en donde trabajaban los negros. El convento (primitivo) se construyó con fondos que recaudó en 1590, Francisco Magdaleno (1). De la Maza nos dice que fueron religiosas dominicas de Santa María de Gracia, de Guadalajara, quienes lo fundaron en 1597. Primero se instalaron en un obraje; luego fabricaron un modesto monasterio hasta 1738 en que se cambiaron a otro más suntuoso, cuya iglesia perdura. La translación de este convento fue famosa y se representó en un enorme lienzo que hoy se conserva en el museo de Morelia. Fue el día 3 de mayo de ese año cuando se cambiaron al nuevo local, junto a la iglesia de Santa Catarina, cuyo convento ocupaba el terreno en que hoy se sitúa el Palacio Federal, adaptado para tal función el que fuera Colegio Teresiano por el Ing. Adolfo Tresmolets.
Ya en su nueva sede, producto de la buena disposición con que el obispo Escalona y Calatayud ordenara su construcción y proveyera lo necesario para tal fin, las religiosas permanecieron en él hasta que, con motivo de la aplicación de las leyes de Reforma, fueron exclaustradas el 30 de marzo de 1863, a doscientos setenta y tres años de la fundación del convento. Todavía, con el advenimiento del imperio, regresan a él por una corta temporada, ya que al triunfo de la República son nuevamente exclaustradas en el año de 1867. Este convento, que llegó a alojar hasta setenta y cinco religiosas, tenía en la época de la primera exclaustración únicamente veintiocho.
Al conjunto original, que constaba además del templo de portería de gran vastedad, huerta cercada y convento, el gobierno civil lo fraccionó, abriendo la actual calle de Serapio Rendón de Sur a Norte, diviendo la huerta que, cedida a particulares, fue poblada de las casas que éstos edificaron en los terrenos correspondientes. Igualmente fue cedido a particulares parte del amplio convento al poniente, en tanto que la parte en que está el actual Palacio Federal quedó en posesión del Capellán.
Al poniente del templo, y donde se encontraban portería, celdas, locutorios y otras dependencias, se instaló el cuartel federal, adquiriendo el clero la porción Norte en que estableció el que fuera Colegio de San Ignacio.
4.-DESCRIPCION ARQUITECTONICA
Dada la ubicación del templo, cuya fachada remetida da lugar a la formación de un angosto espacio atrial paralelo a la nave, con la única excepción del basamento de la torre que se encuentra al paño de la calle, la fachada de la iglesia de Las Monjas, como se conoce popularmente, luce el fino labrado de sus portadas pareadas, típicas de las iglesias de monjas, sobre el aparejo de cantera rosa de sus muros, fachada en donde las portadas se juntan, la que debiera ser el frente de la iglesia y la del costado, para así dejar el tramo del coro aislado y en contacto con la clausura del convento, y el tramo restante de la nave, accesible, al pueblo. (2)
Son las portadas pareadas de Santa Catarina un gallardo ejemplo de barroco, de bien estructurado esquema arquitectónico con reminiscencias platerescas en la decoración de los cuerpos superiores. En los nichos se alojan: Santa Catarina, Patrona del Templo y Santo Domingo, cuya regla seguia al convento (3). Consta cada portada d dos cuerpos y un remate, sobresaliendo del mismo en forma de medio octágono. En ambos cuerpos, que se enmarcan por sobrios contrafuertes, -bloque levantado en saliente sobre un muro para reforzarlo-, se encuentran columnas pareadas, cuatro por cada cuerpo, estriadas y del orden corintio -orden clásico-. Separa el cuerpo inferior del superior un entablamento -pieza de madera plana más larga que ancha-, que sostiene un gran rectángulo entablerado. En los cuerpos inferiores, puertas con arco de medio punto de cantera moldurada sobre columnas entableradas ocupan el eje central, en tanto que en el segundo cuerpo aparece una ventana rectangular bordeada por dos columnillas que, al voltear en ángulo recto, forman el dintel -bloque de madera, piedra o hierro que cierra por lo alto un vano-. Entre las columnas pareadas del cuerpo superior, se encuentran dos nichos, uno sobre otro, actualmente sin imagen alguna, formados por peanas -base barrocas y conchas superiores. El entablamento de este cuerpo es de gran pesantés y rico labrado, y soporta los nichos en que se alojan las imágenes ya referidas, a cuyos lados aparecen los escudos de la orden.
La torre del templo, situada en su extremo poniente y saliente del resto de la fachada, consta de cuatro cuerpos y la cierra singular remate piramidal de base cuadrada, como toda la torre. El cubo de la torre, ciego, ocupa los dos primeros cuerpos, en tanto que el tercero tiene dos vanos arqueados en cada cara, con balcón y barandal de hierro, flanqueados por un par de columnas salomónicas -columna que tiene el fuste contorneado en espiral- que sostienen el friso y cornisa de gran volado, sobre la cual aparece el cuarto cuerpo, con dos vanos adintelados en cada cara, bordeados también por dos columnas igualmente salomónicas. Nuevos friso y cornisa sostienen el remate piramidal ornamentado con doce pináculos -adorno piramidal- colocados sobre dos mulduras que se escalonan en el cuerpo de la pirámide. La esbelta y airosa torre es, entre las de conventos de monjas, una de las más notables del país, por su doble cuerpo de campanas, el cerramiento adintelado en vez de arcos en el segundo cuerpo y su remate piramidal que recuerda las piras funerarias ornadas con pináculos, de la época colonial. Remata en una bella imagen de Santo Domingo, poco apreciable por la altura. (4)
Al lado derecho de la fachada, y equilibrando la composición con la torre del lado contrario, se ve la cúpula de gajos que se desplanta sobre alto tambor -muro cilínd rico que sirve de base a la cúpula- octogonal. Tiene esta cúpula una ventana en cada cara del tambor, y en las aristas del mismo una columnilla salomónica soporta un esbelto pináculo. Sobre la cúpula, una linternilla con un esquema formal semejante cierra el conjunto, que remata una cruz de hierro.
De la Maza dice que El templo tiene una planta extraña y única. Como todos los de monjas, tiene una sola nave al eje de la calle, pero junto al presbiterio, su derecha, abre un crucero; correspondiendo con éste junto a los coros, se hace otro hueco idéntico, algo así como el cambio de lugar del otro crucero, el de la izquierda, que no podía construirse hacia la calle. Se aprovechó esta disposición para crear un pasillo con celosías que sale del coro alto, corre por este crucero, pasa por una habitación y sale al otro en forma de tribuna. (5)
Consta el templo de coro alto y bajo. En el primero, una reja apaisada de muro a muro, se remata con tres hileras horizontales de balaustres de madera. El coro bajó, separado del resto de la nave por reja de hierro forjado que llega al arco rebajado de cantera que sostiene al coro alto. La cubierta de la nave, que consta de seis entre-ejes, esta lograda a base de bóvedas de arista que descansan sobre los arcos que separan cada entre-eje, los cuales son de medio punto, excepto en el presbiterio y capillas laterales, en que son bóvedas de luneto. La decoración del templo es de fines del siglo pasado o principios de este, compuesta por motivos vegetales y grecas. En el ábside han sido demolidos los aplanados de los muros laterales y se ha dejado expuesta la cantera de su mampostería, respetando únicamente un medallón en cada muro, en los que aparecen pinturas que representan una Mater Castísima en el derecho y una Mater Purísima en el izquierdo, ambas en grisalla -claroscuro-.
5.-OBRAS DE ARTE
Los altares actuales, de corte neoclásico, -estilo caracterizado por líneas rectas y poca ornamentación-, sustituyen los originales del siglo XVIII, cuya factura desconocemos. El altar principal cuenta con un pequeño ciprés que recibe al Santísimo y en el altar están un Sagrado Corazón de Jesús, San José, la Inmaculada Concepción y Santa Catalina de Sena, imágenes de bulto. Un Cristo yacente, o Santo Entierro, escultura de caña de maíz, se venera en la capilla vecina al presbiterio. En el muro que separa ésta de la capilla frente a la portada, se encuentra una Virgen del
Rosario y un Ecce Homo.
En el templo abundan los cuadros con temas religiosos, destacándose entre ellos los lienzos de grandes dimensiones que representan la Ultima Cena, La Oración del Huerto, El Prendimiento de Jesús y El Juicio de Pilatos, firmado por Marcus Fernández, todos ellos correspondientes al barroco del siglo XVIII, igual que el resto de los existentes. En el muro sur se encuentran El Extasis de Santo Domingo, La Incredulidad de Santo Tomás, La Coronación de la Virgen y La Asunción de María, además de tres cuadros con temas relacionados con la Virgen María. Un lienzo se encuentra en la capilla que está frente a la portada, es el de mayores dimensiones de todos y representa al Patrocinio de la Virgen María Hacia la Orden Dominica. Un cuadro más ubicado en la escalera que lleva al coro alto, representa el milagroso hecho de que las religiosas no sufrieran daño por una centella que recorrió ambos coros el día 27 de agosto de 1962, según reza la leyenda en él escrita.
6.-NOTAS Y BILIOGRAFIA
1. Benítez, José R. MORELIA. MONOGRAFIAS MEXICANAS DE ARTE. Pág. 24.
2. González Galván, Manuel. ARTE VIRREINAL EN MICHOACAN. Pág. 192.
3. IBID
4. IBID
5. De la Maza, Francisco, Op. Cit. Pág. 100.
González Galván, Manuel. LA ARQUITECTURA EN MORELIA EN ARTES DE MEXICO, No. 100-101, Año IV, 1967.
Alvarez, José Rogelio, Et. Al. ENCICLOPEDIA DE MEXICO, XII TOMOS, IMPRESORA Y EDITORA MEXICANA, S.A. de C.V. México, 1978.
Benítez, José R. MORELIA EN MONOGRAFIAS MEXICANAS DE ARTE. Talleres Gráficos de la Nación, México, 1935.
De la Maza, Francisco. ARQUITECTURA DE LOS COROS DE MONJAS. Editorial UNAM, México, 1973.
Morelos Z., Rafael. GUIA PARA VISITAR LA CIUDAD DE MORELIA. Editorial Morelia, 1951.
Ramírez Romero, Esperanza. CATALOGO DE CONSTRUCCIONES ARTISTICAS, CIVILES Y RELIGIOSAS DE MORELIA. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México, 1981.
González Galván, Manuel. ARTE VIRREINAL EN MICHOACAN, Frente de Afirmación Hispanista, A.C., México, 1978.
Morelia. ENCICLOPEDIA DE MEXICO. Tomo IX.
ELABORO: ARQ. RAMON M. BONFIL
FECHA: 1985.
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Santa Catalina de Siena (Las Monjas)