La Compañía de Jesús

Antecedentes históricos

;La llegada de los jesuitas a Pátzcuaro se debió en gran parte a las gestiones de D. Vasco de Quiroga, primer Obispo de Michoacán, quien murió antes de que llegaran, su presencia en 1574 respondió a una petición del Dean apoyada por el cabildo catedralicio en Sede vacante. Según Marco Díez, el Provincial de la orden certificó la importancia del poblado y para 1577 existía la autorización para fundar el colegio, en apoyo a los hermanos José Curiel y Juan de la Carrera, quienes inicialmente se instalaron en el colegio de San Nicolás fundándolo en el lugar donde estuvo el templo mayor indígena “...junto a la antigua catedral provisional hecha por el Obispo que se las cedió para sus cultos...” misma que en 1584 se rehizo debido a que en 1583 un rayo la incendió, se alargó la nave y se techó con madera; al año siguiente se comenzó el colegio con la participación y pago de los materiales de parte de los indígenas de Cuanajo y Tupátaro.

Los miembros de la compañía usaron templo y colegio extendiendo sus actividades a la sierra como educadores, hasta 1767 que fueron exclaustrados y desterrados.

En 1845 se remodeló el interior de la iglesia “..., quitándose el oro de los retablos, bajo la dirección del maestro Juan Ríos...”, fué cedida a los paulinos en 1854 por el Obispo Munguía. A raíz de algunas denuncias referentes a que se daba enseñanza religiosa, se clausuró por decreto estatal en 1859.

El colegio fue vendido a un particular y se estableció el colegio auxiliar del seminario, luego se usó como escuela, hasta que se abandonó quedando bajo la custodia del gobierno estatal, en 1992 y 93 se restauró por la Secretaría de Desarrollo Social con recursos de Solidaridad.

El templo redecorado en 1896 a instancias del sacerdote D. Estanislao Ochoa, en 1930 colapsó la parte del techo sobre el presbiterio, dañando el altar y aplastando la sacristía, el Abad D. Rafael Nambo lo reparó sin lograr concluirlo, por haberle alcanzado la muerte. En 1943 D. Manuel Toussaint nos dice que “...la iglesia está en lamentable estado de deterioro...”, en 1948 y 49 se continuaron las obras dirigidas por D. Salvador Solchaga quien concluyó la reparación de los techos, coro y altares rehaciéndose la capilla de D. Vasco y remozándose, poniéndose además un busto del Obispo. En 1952 el Arzobispo D. Luis Altamirano y Bulnes bendijo la iglesia.

El conjunto de templo y colegio están colocados formando escuadra frente a un atrio elevado del nivel de la calle por varios escalones, recientes excavaciones mostraron la presencia de basamentos prehispánicos y algunos restos de entierros de la etapa colonial. La nave presenta una fachada hacia el Norte que fue modificada en el siglo XVIII, es de un solo paño con una elegante portada de piedra, formada por un arco de medio punto con molduras en el extradós y que desplanta de pilastras tableradas con impostas, se flanquea de pilastras dóricas planas acanaladas con remarcamiento de tablero, sobre un pedestal con guardamalletas flanqueadas con dos rombos que se apoyan en una basa plana que enmarca los escalones de piedra del acceso. Una fina moldura encuadra este primer cuerpo y se une al entablamento que en vez de friso presenta una gruesa media caña; los ejes de las pilastras se continúan con almenas en forma de ánforas de pináculo con perillón.

El segundo cuerpo contiene la ventana del coro enmarcada por dintel y jambas acanaladas desplantadas estas últimas sobre basas, en la clave está un círculo y repisón con guardamalleta; a ambos lados están dos ventanas octagonales de dovelas molduradas al exterior y derrame; en el tercer cuerpo sobre la cornisa que remata la ventana del coro está San Ignacio de Loyola, patrón del templo de pie sobre una peana circular, con una venera en la parte superior y dos pilastras lisas con un canal formando el tablero; el remate superior del paramento aún conserva su silueta mixtilínea trilobulada, sobre la que se colocó un imafronte curvo que responde al trazo exterior del cañón y que se remata con una cruz. Fuertes grietas verticales surcan esta parte del muro. La fachada lateral es similar a la principal, pero sin canaladuras ni guardamalletas, sobre la cornisa de remate que se apoya en pilastras lisas sobre pedestales y basas conserva una ventana rectangular cegada.

La torre ocupa la esquina Nor-Oeste del terreno, integrada a la nave con una escalera que surge del sotocoro y que mediante un túnel conecta el espacio entre el cañón y la techumbre ocupado por la armadura; es cuadrada, de dos cuerpos sobre un amplio basamento seccionado en dos partes mediante una moldura, una cornisa separa el primer cuerpo, con vanos de medio punto desplantados de esbeltas columnillas adosadas a los paramentos que simulan pilastras tableradas y rematan en una cornisa, uno de estos vanos alberga el legendario reloj traído de España “castigado”; el segundo cuerpo de planta octagonal muestra vanos de medio punto con campanas alternados con vanos lisos decorados con almenas decoradas con guardamalletas en su parte media; el remate es un chapitel piramidal con su cruz de hierro y veleta sobre peana esférica.

La nave es de planta de cruz latina con muros de adobe enjarrados con lodo por el interior, en el rodapié del sotocoro se observan enlucidos con falso fresco en diseños romboidales, las puertas de ingreso son de tablones en machimbre sobre estructura de armazón de madera con pivote y balero, la herrería es de forja y hasta hace poco se decoraba con mascarones de bronce representando leones.

El crucero se forma por dos arcos rebajados, de fuste y extradós acanalados, adosados a pilastras planas de alta basa que rematan en una cornisa moldurada y decorada con guirnaldas y fechas referentes a la historia de la iglesia y de Don Vasco que corre a lo largo de la nave y sirve de apoyo al cañón dividido de tablones de arco rebajado en tramos apoyados sobre cerchas de arcos fajones. En el presbiterio hay dos ventanas octagonales y cuatro rectangulares en el cuerpo de la nave, la techumbre es una armadura de madera recubierta con teja.

Al pie del presbiterio se encuentra el acceso a las criptas, el piso es de madera, conserva el barandal del comulgatorio y el púlpito de excelente talla.
El ábside se corta por una línea horizontal que indica el nivel original de la anterior techumbre, que debió ser plana como los cruceros, el actual retablo es neoclásico de dos cuerpos y una calle: el inferior con columnas de fuste liso y capitel compuesto que soporta un entablamento sin decorar, sobre el que se encuentra San Ignacio de Loyola, la imagen es de excelente calidad estofada, y forma pareja con la Dolorosa colocada en el presbiterio. En los cruceros los altares son neoclásicos, de un solo cuerpo, hechos de canteras con columnas corintias de fuste estriado, el de la izquierda dedicado al sagrado Corazón de Jesús y el de la derecha al Calvario; otro altar en la nave, también neoclásico alberga la escena de la Anunciación .

El coro formado por un entablado en forma de “U", conserva el órgano vacío y la barandilla con ronda de campanillas de maitines, se ingresa a través de una escalera ubicada en un local anexo que comunicaba en el descanso con la planta alta del colegio, se enmarca con un pequeño artesón mudéjar que fue recientemente restaurado y continuado con un pasillo hasta locales en planta alta que suplen un burdo pasillo que comunicaba a unos cuartuchos de lámina. En planta baja, se ve un arco de medio punto que servía de ingreso al área de la escalera.

La reciente restauración construyó techos y pisos incorrectamente, arruinando el espacio original de un nivel aplicando el presupuesto de Solidaridad para rehacerlos, tapiándose con esto una ventana del crucero y otra de la nave; el espacio donde hoy se encuentra la capilla lateral, muestra en el paramento un frontón a dos aguas que indica hasta dónde llegaba el nivel de la original capilla de D. Vasco, cuyos cimientos fueron rescatados extramuros.

En el muro del ábside, flanqueando el altar, se encuentran dos accesos que comunican a la sacristía, hecha con piso de madera enduelada; techada con vigas y armadura de madera con fajilla y teja. Comunica a un espacio verde con habitaciones y pórtico donde viven los encargados del templo. Al centro desplanta un pilar que sostiene la viga madrina a cuyo alrededor se encuentra una cómoda de madera. Anexa y comunicada con la sacristía ingresando por el crucero se encuentra la antesacristía, consistente en una reducida habitación de techo de vigas y muros aplanados en lodo y pisos de barro, conserva excelentes pinturas del siglo XVIII y otros objetos de culto. Simétricamente se encuentra la capilla de D. Vasco, en la cual vemos un altar que alberga el lienzo de la Virgen del Pópolo, que el Obispo trajo consigo a la Nueva España; el piso es de barro y la techumbre de armadura de madera y teja; se cubre con un falso plafón policromado siguiendo la técnica patzcuarense de madera trenzada en petatillo. Se conservan pinturas en la sacristía y los anexos de buena calidad: un Cristo español; el Nacimiento de la Virgen; los Desposorios; la Conversión de San Pablo, etc., en la nave hay una serie de Angeles Pasionarios firmados por Juan de Miranda.

La actual restauración que se hace al edificio implementa una estructura metálica en la techumbre, que puede producir un exceso de peso sobre los muros de adobe que presentan desgajamientos, aunque se ha hecho una consolidación que quizá no sea lo suficientemente intrusiva al corazón del muro que garantice su seguridad.