Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-003676
Nombre del Inmueble
Los Santos Reyes
Periodo legal del inmueble
Registro Federal Inmobiliario (RFI)
15 11952 3
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XVIII
Siglo de creación
Antecedentes históricos
Igual que ocurre en otras poblaciones del Estado de México cercanas a la capital de la República, en Los Reyes La Paz los arreglos urbanos han llegado a la plaza principal y a sus edificios más cercanos. En esa circunstancia, las áreas propias de la iglesia han dejado de serlo en exclusiva para convertirse en ampliaciones de los espacios públicos abiertos que inician en una plaza que sólo tiene de cívica la fachada de un palacio municipal poco afortunado.
El conjunto de la iglesia es, ahora, la sede de dos obras, una histórica y venerable y otra moderna y difícil de apreciar dadas, sobre todo, sus características de emplazamiento en uno de los costados -el norte- del conjunto tradicional. El atrio conserva algunas piezas de su arreglo original, como el jardín del lado sur, el camino central y buena parte de sus árboles, pero su mayor parte está fuera del contexto histórico toda vez que más de su mitad se ha utilizado como vestíbulo de la obra nueva.
Los remates de las circulaciones por el atrio son los que produjo la presencia de la capilla antigua, de manera que esas cualidades todavía son las de la plaza histórica. En poblados como éste resulta una fortuna disponer de un área abierta con algunas especies vegetales en lugar de las plazas resueltas sólo a base de pavimentos de cemento.
La ubicación de la capilla antigua en el extremo oriente del predio permitió disponer de un área generosa para la construcción del nuevo templo así como permite observar las varias fachadas del templo original. Las condiciones de plaza que propone el atrio hacen posible la aproximación a las fachadas del templo, de modo que en un recorrido de sur a norte, por ejemplo, pueden observarse tanto el conjunto original, con algunas de sus dependencias y las que acumuló en la historia, como las nuevas apariencias en el costado que mira a la obra nueva.
La obra antigua está construida en piedra de distintas clases y, casi como una excepción, todas sus fachadas están aplanadas con cal y arena y cemento y arena además de haber sido pintadas de color blanco. En la fachada lateral norte son ostensibles, además de las dimensiones y las calidades del muro, las obras con que fue necesario dotar a la parroquia ante el crecimiento y la demanda de la población. Los salones que recién se integraron a la obra histórica son de una sencillez extrema, como de seguro sus autores imaginaron que sería intervenir a un edificio histórico.
La fachada principal del templo, a cambio, es el resultado de varias intervenciones mucho más afortunadas si bien desde esta perspectiva el volumen parece menos complejo de lo que es en realidad. Ese paramento de acceso está formado por el cubo y la torre del campanario, por la portada y por el volumen de los anexos originales, o antiguos del complejo.
El cubo de la torre es prácticamente ciego y la torre es de dos cuerpos y un remate de gran sencillez. Los dos cuerpos son de planta cuadrangular y, como es habitual, llevan pilastras adosadas en las cercanías de las esquinas con el objeto de formar sombras que faciliten acentuar la verticalidad del elemento. Sobre el entablamento del segundo cuerpo se dispusieron algunas almenas en lo que parece ser una decisión decorativa que relacione a la capilla con algunos edificios sus antecedentes.
La portada es, sin duda, el objeto arquitectónico más antiguo y más interesante del conjunto: se trata de un paramento liso en el que se abren la puerta de acceso y una minúscula ventana de coro de trazo circular. Entre la primera y la segunda se encuentra un nicho también muy pequeño en el que se alojó a una cruz. Todo en esa propuesta de portada es de gran sencillez y de muy pequeñas dimensiones, lo que desde luego facilita que destaquen las piezas de cantera labrada que integran las jambas y las dovelas del arco de acceso que inscribe a la puerta. Esos elementos son los únicos en los que se manifestaron las tendencias plásticas de la comunidad y desde luego los de mayor valor. Y no es que se trate de piezas excepcionales pues sólo se admira en ellas su perdurabilidad y su resistencia a los varios cambios de tendencias en el sitio.
Entre la portada y el anexo al sur se alza uno de los contrafuertes, objeto que, por su forma, no cumple más funciones que las de apuntalar al muro de la fachada. Aún así, los quiebres de su diseño son básicos para la integración de la imagen del templo. El pequeño complejo de los anexos es, en realidad, una sola crujía en la que se alojaron algunos servicios cuando la capilla alcanzó la categoría de parroquia, como la casa cural y una primera notaría. Ahora esos espacios siguen siendo la habitación de los párrocos pero las oficinas se instalaron en el otro extremo de la fachada. Esos espacios son casi todos recientes aunque hay que destacar que fueron integrados sin alterar demasiado por lo menos las fachadas.
La pasividad del cubo de la torre se manifiesta en el interior del recinto y no sólo como la sede de una capilla lateral en su base, sino como una calidad del muro de la fachada, y de la primera parte de la nave de feligresía. El cubo, en efecto, ocupa una parte considerable del ámbito de la obra al grado de haber forzado que la puerta se abriera fuera del eje de simetría de la nave y que el coro no alcanzara la dimensión necesaria para extenderse entre los muros laterales.
Por esa y otras razones esta es una obra singular: la nave, de planta rectangular, concluye en un arco triunfal que comunica y aloja al presbiterio; la nave lleva cubierta de concreto y un plafón curvo que quedó muy lejos de ser una pieza de trazo en medio punto, y la techumbre del presbiterio es prácticamente plana y muestra una pintura mural en la que se rinde un homenaje a Nuestra Señora de Guadalupe.
Los muros laterales llevan un decorado ciertamente fallido cuyo diseño fue basado en el aprovechamiento de las pilastras adosadas que integran la estructura, pero los límites de esa intención fueron definidos por unas molduras de yeso y de madera francamente pobres. La composición del espacio del presbiterio incluye un par de ventanas, una lateral, que ha sido cerrada, y una final, en el muro testero, que cambia de forma de fuera hacia dentro pues comienza con un trazo polilobulado y termina siendo un rectángulo que debió ser un nicho y en el que se alojan las imágenes de los santos titulares de la iglesia.
La imagen de techo del presbiterio fue confiada, como se anotó, a un cielo raso que da la sensación de haber sido vencido por su peso y en el que el las formas se advierten convexas cuando debieron ser cóncavas, lo que de alguna manera hace resaltar a la madre de los mexicanos si bien todo ello niega el espacio y la calidad simbólica que tendría que observarse en una cúpula que no forma parte de los interiores del templo: sólo es observable desde el exterior, desde donde parece, sin razón, no sólo cubrir el espacio sino facilitar la integración plástica de un monumento lamentablemente tan degradado.
En la imagen final de la nave, especialmente si se le observa del presbiterio a la puerta de acceso, el coro y el cubo de la torre ocupan un papel de alta relevancia por lo que parece haber sido un accidente de trazo o una disposición resultante de una intervención desafortunada: el cubo, como se afirmó antes, forma parte del ámbito del coro y fue una influencia para determinar la apertura de la puerta en una posición poco frecuente respecto del pasillo central del recinto. Es una ventaja que, a pesar de todo, se conserve el coro o se haya resuelto sin demasiado temor ante la intromisión del cubo de la torre.
Planta arquitectónica (original)
Rectangular
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
Plaza Principal
Tipo de uso del inmueble
Orden religiosa (original)
Diocesano
Responsable del levantamiento del inmueble
Fecha del levantamiento del inmueble
1 octubre, 2005