Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-003950
Nombre del Inmueble
San Francisco de Asís
Tipo de Monumento
Época
Siglo XIX y XX
Siglo de creación
Antecedentes históricos
La parroquia de San Francisco de Asís en Tizapán el Alto es un edificio de dimensiones mayores a las habituales en este tipo de conjuntos abiertos al culto público en Jalisco. Ello se debe, desde luego, a una multiplicidad de razones entre las cuales destacan las evidentes posibilidades de la comunidad, el aliento que ha guiado cada una de las etapas constructivas por las que ha atravesado y, vista de otro ángulo, su ubicación geográfica pues también es evidente que se halla en una zona en la que no tiembla.
El templo, así, ocupa uno de los lugares más destacados en los perfiles de la población si bien no se encuentra en un sitio que podría considerarse como tradicional en el centro o frente a la plaza principal del pueblo. La obra, en efecto, se alza en un predio que cierra la circulación que sale del centro del asentamiento por el costado sur de la plaza principal. Ello permite apreciar la parroquia desde varias distancias y casi en todos los ángulos aparece en toda su magnitud.
La iglesia es de planta en forma de cruz latina y fue construida utilizando mamposterías de piedra y grandes lienzos de tabique, lo que integra una técnica que ha sido empleada en varios sitios de Jalisco en diferentes épocas. La edificación fue levantada en la zona central de un gran espacio abierto, que es su atrio: esa apertura urbana ha cumplido el propósito de ofrecer un vestíbulo a las actividades religiosas pero, por su ubicación y dimensiones, también es, desde luego, un receso básico para la organización urbana de Tizapán el Alto.
El atrio lleva una barrera cuyas formas varían ligeramente según la zona que delimitan aunque, en general, se trata de una reja a la que contienen pilares sobre basas a trechos de aproximadamente cuatro a cinco metros. El espacio atrial se abre mediante portadas situadas en el eje del acceso al templo; en la esquina suroeste de la explanada, y en el medio del límite norte. En los casos de entradas laterales se trata de pórticos de ascendencia plástica neoclásica formados por cuatro columnas en cada extremo que soportan un entablamento y un frontón triangular, mientras en el ingreso principal la puerta sólo va confinada por los juegos de columnas que rematan, arriba de sus capiteles, en basas que reciben jarrones.
Las fachadas del inmueble acusan sus orígenes constructivos y muestran aparentes los materiales de los que están hechas. Como se trata de una obra de trazo simétrico, las fachadas laterales y los exteriores de los brazos del crucero son prácticamente iguales, casi lo mismo que los sectores de atrio y de espacios abiertos que se extienden frente a esos paramentos.
La fachada principal, a su vez, está integrada por la portada de acceso y por el par de torres de campanario que, como se ha dicho, forman el más importante punto de referencia del pueblo. La portada fue dispuesta abarcando la frontera de los dos tipos de materiales que forman la fachada y consta de dos cuerpos y un remate además de aparecer en el centro del muro frontal, entre los dos pares de pilastras que delimitan los cubos de ambas torres.
El primer cuerpo de la portada aloja el vano de acceso al templo, que es un arco de medio punto entre pilastras, dovelas y otras piezas estriadas y al que flanquean dos pares de columnas a las que coronan capiteles cuyos diseños proceden de una interpretación del orden corintio. Luego sigue un entablamento también de aliento clásico y sobre el que se encuentran las basas de otras cuatro columnas que también soportan otro entablamento, componente que esta vez toma la forma cóncava de una curva y bajo el cual se abre la ventana de coro, que es rectangular y que termina en un arco rebajado con jambas y dovelas también estriadas.
Arriba del frontón curvo y roto que termina el segundo cuerpo de la portada se abre una segunda ventana y luego se alza el remate de la composición: este elemento es una fracción de una torrecilla en cuyo frente se abre un pequeño pórtico formado por dos columnillas que soportan un arco trilobulado sobre el que se dispuso el reloj de la iglesia.
Las torres se apoyan en cubos que contienen dos ventanas cada uno y a los que limitan dos pares de pilastras adosadas y de toda la altura de la portada. En lo alto, cada torre consta de tres cuerpos y un voluminoso remate que podría pasar por un cuarto cuerpo. Las varias secciones son de planta cuadrada y sus vanos -que aparecen en cada cara- van limitados por jambas, impostas y dovelas de cierta limpieza. En las esquinas de cada cuerpo se alzan columnas clásicas que se resuelven en sendos entablamentos sobre los que fueron construidos frontones triangulares cuyos perfiles fueron adaptados a las dimensiones de ancho de los campanarios. El remate de cada torre es de planta octagonal y lleva vanos elípticos en cada cara; luego sigue un cupulín y finalmente una linternilla también de ocho lados que recibe una cruz de metal a la que se ha agregado un sistema de iluminación.
El interior de la nave del templo aloja una combinación de propuestas de linaje neoclásico con arreglos en los que se advierte una cierta inclinación por las soluciones de ascendencia neogótica. En el esquema del edificio, sin embargo, predominan los trazos de la planta, las columnas medias muestras que señalan los varios tramos de la estructura, los cimasios que continúan por arriba de los capiteles de esas medias columnas, los arcos formeros que soportan las techumbres y, desde luego, las bóvedas de arista que hacen propiamente la cubierta.
Como se anotó antes, las puertas laterales desempeñan papeles de cierta relevancia, lo que se subraya en el interior del recinto con canceles de madera que no sólo vestibulan sino que contribuyen a reafirmar los valores plásticos y simbólicos de los ejes visuales que se inician en el sotocoro y que concluyen en el arreglo a manera de retablo y de ciprés -al mismo tiempo- que preside el presbiterio y la composición del conjunto.
El presbiterio está elevado algunos peraltes sobre el nivel de la nave y desde luego está diseñado con todos los elementos que señala la liturgia. Luego, y apoyado en el muro testero, se alza un elemento de composición muy peculiar pues comienza afectando la forma de un retablo pero se resuelve como un ciprés en cuyo interior se encuentra una escultura que representa a San Francisco de Asís en el momento del descendimiento de Cristo de la Cruz, una interpretación por demás llamativa de la filiación del santo más famoso por humilde. En las cercanías del muro testero, el retablo lleva dos calles, una a cada lado: esos vanos están formados por haces de columnas que terminan en capiteles compuestos y sobre los que se alzan arcos apuntados y trilobulados. Esa misma disposición se repite en la organización del ciprés, que avanza desde el fondo del espacio hasta resolverse en un sagrario que contribuye a dar lugar a un nicho a manera de caja en el que se conserva una imagen de la Virgen de Zapopan -o una advocación muy parecida-. El objeto que preside el presbiterio es una de esas propuestas eclécticas que caracterizaron a buena parte de las obras populares que se construyeron en Jalisco en la segunda mitad del siglo XIX, época en la que tuvieron lugar las más importantes intervenciones en el edificio. Por cierto, aquellos trabajos fueron hechos -como luego ocurrió con otras labores- sobre elementos básicos del diseño del edificio, como los pavimentos a base de madera de mezquite, que por fortuna se conservan hasta la fecha.
Planta arquitectónica (original)
Cruz Latina
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
Pino Suárez
Número y/o identificador de la vialidad o calle
s/n
Nombre del tipo de asentamiento humano o colonia
Centro
Código Postal
49400
Tipo de uso del inmueble
Uso inicial del inmueble
Culto público
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Clero Secular