La comunidad de Los Rodríguez se encuentra ubicada a unos siete kilómetros de la cabecera municipal; cuenta con un mediano numero de habitantes y con varias calles de tierra que estructuran la traza del poblado. Muy cerca de la salida al camino que comunica con la localidad de San Marcos se encuentra ubicada la modesta capilla en la que se venera al arcángel Miguel, patrón del poblado desde su fundación, cuando se denominó San Miguel de los Rodríguez.
Dada la poca importancia del asentamiento no es posible encontrar referencias documentales referentes a la construcción del inmueble, por lo que es necesario remitirnos al análisis de sus elementos ornamentales, que acusan su fabricación en la segunda mitad del siglo XIX; lo que es particularmente evidente en la portada principal y el retablo mayor del presbiterio.
La planta de esta pequeña capilla está formada por una sola nave sin división en tramos en los muros, más no en las cubiertas, que fueron realizadas recientemente con concreto armado -hace cerca de veinticinco años- para sustituir la techumbre original que se colapsó. Los nuevos techos poseen la forma de bóvedas de cañón con lunetos -como posiblemente eran los originales- a excepción de una burda imitación de cúpula que se levanta sobre el presbiterio.
La fachada principal del edificio presenta una interesante portada formada por dos pilastras toscanas cuyo fuste muestra una sucesión de tableros cuadrados que poseen al interior un rombo en relieve, a manera de pirámide colocada sobre su base junto al paño del apoyo. Por lo alto de las pilastras se destaca un sencillo entablamento con resaltos que alberga en su interior el vano de acceso en arco de medio punto. Completan la composición dos burdas torres elaboradas con materiales modernos.
En el interior de la nave se localiza un interesante retablo neoclásico, colocado en el muro testero del presbiterio, formado por un solo cuerpo articulado por cuatro grandes medias muestras corintias con fuste estriado, que desarrollan una planta ligeramente cóncava, lo que resulta en un entablamento girado que muestra el interior de su frontón curvo y abierto.
