El encanto del templo de Sta. María reside en la libertad con que se alternaron tramos de diferentes tipos de bóvedas a lo largo de su única nave de pequeñas dimensiones, lo que dio como resultado una volumetría exterior muy sugerente, y un espacio interior no menos rico en matices y efectos visuales.
El interior de la nave orientada de sur a norte, y dividida en seis tramos. En el primero, el sotocoro forma una bóveda de cañón con lunetos, limitado hacia la nave por un arco escarzano que se apoya en impostas.
Arriba, en cambio, el coro alto va cubierto con una bóveda vaída, rasgo común a muchos otros coros oaxaqueños. El segundo tramo, ya en la nave, se estructura con una bóveda de cañón corrido con amplios lunetos. Luego sigue un tercer tramo, más angosto, con un cañón de perfil rebajado. En el cuarto tramo quizá se pensaba ubicar un crucero, porque se cubrió con otra bóveda vaída rematada por una linternilla de elegante diseño, incluso se alcanzó a construir el brazo izquierdo del crucero con cañón corrido, donde va una capilla para el sagrario. El quinto tramo es muy largo y lleva cañón corrido semicilíndrico, formando así una transición al sexto y último tramo que es una bóveda vaída sobre el presbiterio.
La capilla anexa, en el segundo tramo a la izquierda, lleva una cúpula hemisférica sin tambor, apoyada en muros y pechinas. Remata una linternilla de hermoso diseño, que parece el modelo original.
Las fachadas del templo son todas interesantes, incluso la parte posterior con todo el juego de bóveda y linternillas emergiendo del volumen de piedra, algo similar ocurre con las fachadas laterales, la del lado oeste, donde se acusa el perfil del crucero y surgen la cúpula de la capillita y las torres. Estas últimas de un solo cuerpo, cuentan con ocho pares de pilastras flanqueando los cuatro vanos de cada campanario, complementan sus cornisamentos, perillones y sus cortos tambores octagonales, que dan base a capulines recubiertos de azulejo.
En la portada principal sigue la forma general de la estructura interna del templo, donde hay un tono mesurado, clásico donde el barroco apenas se insinúa. Consta de 2 cuerpos, en el primero el vano central con jambas con suaves relieves geométricos y arco de medio punto. El entablamento arriba muestra una arquitrabe de dos franjas y un friso con triglifos y metopas.
El segundo cuerpo mas sencillo y más libre, un óculo octagonal flanqueado por pilastras estriadas con marco labrado con flores, aparecen al lado roleos, un frontón quebrado del que emerge un nicho con la imagen de la patrona del templo.
El primitivo asentamiento de Santa María del Marquesado se originó a raíz de la llegada del ejército conquistador de Francisco de Orozco al valle de Oaxaca en 1511.
Ya hacia 1530, los enclaves mexicas del Marquesado circunvalavan la villa de Antequera, quedaba totalmente rodeada por estas tierras, pese haber reconocido sus autoridades la Raya del Marquesado.
DESCRIPCIÓN DE LA PORTADA PRINCIPAL
Se compone de dos cuerpos bien delimitados por un elemento horizontal; en el primero, el vano central, en donde sus jambas presentan una división por medio de una canaladura de forma rectangular la cual se localiza en la parte superior, en el interior y en la parte inferior relieves con trazo geométrico, cierra a éste un arco de medio punto con marco develado y al centro una clave pinjante en forma de roleo.
En los extremos aparecen un par de medias muestras, estriadas con el capitel tosca no, las cuales descansan sobre pedestales en los cuales sus paneles están decorados con motivos florales, así como la zona de la entrecalle.
En los intercolumnios incados sobre peanas y en nichos, se encuentran dos esculturas de los benefactores del templo; el padre Ibarra y Fernández Fiallo.
Las enjutas se encuentran ocupadas por festones con motivos vegetales y labrados, lo mismo que sobre los nichos.
El entablamento lo forman; una arquitrabe de dos franjas, en el friso se alternan los triglitos.
El segundo cuerpo lo compone un óculo central de forma octagonal, con derrame; el marco del plano principal esta decorado con flores labradas.
A los costados, pilastras estriadas, que flanquean al óculo descrito anteriormente, se desprende de las primeras unas molduras en forma de roleos, más a los extremos, descansando sobre el cornisamiento dos jarrones labrados.
Sobre el óculo, un segundo entablamento, provisto de cornisas y un frontón quebrado y al centro un pequeño nicho donde esta alojada una escultura proporcionada al espacio, con advocación a la patrona del templo.
Remata la portada, un arco de medio punto dovelado que apenas se adelanta al plano de la portada; siguiendo el perfil interior de la cubierta de la nave; al centro una clave pinjante con roleo.
