Imagen principal
Clave del inmueble
MX-SC-DGSMPC-BI-000207
Nombre del Inmueble
Santa Rosa María (Las Rosas)
Tipo de Monumento
Registro Federal Inmobiliario (RFI)
16 8679 5
Circunscripción eclesiástica
Época
Siglo XVII
Siglo de creación
Estudio Monográfico
Estudio Monográfico
Antecedentes históricos
Cuando llegan las monjas dominicas a Morelia a fines del siglo XVI, se les da por habitación una casa que había estado destinada a fábrica de paños de lana u obraje y en la que se recluía por castigo a los vagos o delincuentes, en los primeros años de fundada la ciudad.
Ahí se detuvieron hasta 1738, ya que en el primer tercio del silo XVIII, el monasterio y se iglesia se hallaban sumamente arruinados y el obispo Escalona y Catalayud dispuso se construyera un nuevo convento en otro lugar más sano, junto a la calle real. Se erigió el colegio de Santa Rosa Maria en agosto de 1743. Fué ese el primer convento que se funda en Morelia; el de Santa Catarina de Sena; el año de su fundación varia según don Juan de la Torre; el canonigo don José Guadalupe Romero y fray Matías de Escobar entre 1590 y 1597. Sin embargo, Jesús Romero Flores nos demuestra con sus investigaciones que fué fundado en 1590 exactamente.
De las investigaciones que hemos hecho, resulta: que el primitivo convento de Santa Catarina se fundó en 1590 en el que fue más tarde colegio de Las Rosas o de Santa Rosa, y que la fundación se hizo bajo la regla de Santa Maria de Gracia de Guadalajara; el señor obispo Ramírez de Prado, le dió constituciones nuevas, fundó capellanías y donó el culto del templo; y el señor Escalona Calatayud, durante su episcopado (1729 a 1737) concluyó a sus expensas el convento nuevo.
Permanecieron en el antiguo hasta el 3 de mayo de 1738 en cuyo día por la tarde, se trasladaron en solemne procesión al nuevo convento y templo, que hasta hoy se conoce con el nombre de Santa Catalina. La primera priora de este convento fué Sor Isabel de los Angeles.
Las obras empezaron a construirse de limosnas que daba el vecindario consistentes en pesos de oro común, becerros, novillos, potros, maíz, etc.
Al exterior, el templo señala su caracter femenino, a través de una doble portada colocada sobre un muro lateral al ábside y la cúpula indica el lugar del presbiterio. En el interior, la distribución del espacio obedece a una doble necesidad, uniéndose dos comunidades aparentemente antagónicas como son el pueblo y las religiosas de clausura, asamblea que asistía a los servicios religiosos al mismo tiempo sin detrimento de la privacía que exigía la clausura para la comunidad religiosa. Arquitectónicamente, se resolvió el espacio colocando en el extremo opuesto al ábside, el coro, el cual estaba separado de la nave a través de una reja o celosia y desde allí asistía la comunidad religiosa a los servicios sin ser vista por el pueblo.
En 1646, el obispo fray Marcos Ramirez de Prado costeó las obras de reedificación del convento, nueva iglesia, claustros y oficinas interiores, según consta en un testimonio de agradecimiento al obispo, estas obras estuvieron a cargo del maestro Juan de Santiago.
Las monjas mezclan su vida de claustro con la pública, por lo tanto el templo colinda con el convento y la calle. La necesidad de combinar los espacios lleva a una solución lógica de ejes paralelos sobre los que se desarrollan el templo y convento en uno y la calle en otro, unidos a su vez por dos ejes perpendiculares que coinciden con la doble portada localizada en el muro sur, característica de la iglesias conventuales monjiles, lograndose así un equiliblio de elementos paralelos.
El templo por su ubicación, forma parte de un paisaje urbano. Se encuentra limitado volumétricamente por un lado con la cúpula y por el otro con la torre, quedando as í fijos y estáticos los volúmenes exteriores.
La arquitectura que compone el conjunto es armónica, ya que siendo clara la diferencia entre el templo y el colegio cada uno muestra su caracter diferente- se integran mutuamente y con su medio urbano.
Se trata de una composición barroca, integrada por los elementos mencionados anteriormente: la cúpula de la derecha, el coro con dos ventanas a la izquierda y separado de la nave la torre.
El acceso lateral, permite que el espacio interno se fugue hacia los extremos deteniéndose en el paramento plano del retablo por un lado y por los coros en el otro. El coro alto fue mutilado, pero el coro bajo permanece como antaño, es tan pequeño, de una sola bóveda, que tuvo una reja y no las dos usuales, hecha de armoniosos cuadros al cruzarse sus travesaños, el arco se llena, como en las monjas, con un abanico de hierro forjado, de elaborados dibujos en pantalla, que le dan esa alegría y ese encanto peculiares de los coros morelianos.
La torre y cúpula con su esplendor decorativo y sus dimensiones acentúan la personalidad del monumento y crean un compromiso plástico entre la obra y el paisaje.
La cúpula posee tambor poligonal, el cual sostiene un caquete de ocho gajos y una linternilla.
En cuanto a la planta, es de una sola nave, sin crucero, su ábside localizado al oriente es plano. Al poniente esta el coro techado con vigas y se cubría hace diez años con un plafon de manta decorada, la nave se cubre por tres tramos de bóvedas de lunetos y cúpula de tambor circular con ocho ventanas, estructuralmente está compuesta a base de cuatro arcos fajones de medio punto que descargan sus esfuerzos sobre cuatro pilastras de cada lado.
El piso del templo debió haber sido de madera pues queda un vestigio en el coro.
Los muros, las bóvedas y la cúpula poseen una decoración en tonos pastel con motivos vegetalesde gran influencia pompeyana.
Seguramente al convertirse en colegio, a los coros les fueron eliminadas: al bajo las craticulas y al alto su reja dejando solo un barandal, debido a que ya no había monjas sino sólo colegialas. El coro alto tiene cubierta de viguería y el coro bajo o sotocoro está cubierto con bóveda de arista. En la segunda parte del antecoro encontramos la entrada a la cripta.
El acceso a la sacristía se encuentra disimulado por una pequeña puerta integrada al retablo principal.
En una remodelación hecha en el siglo pasado se clausuraron espacios que sirvieron al convento y luego al colegio pero quedan testigos de esos espacios que podemos observar del lado del claustro, se trata de dos puertas tapiadas localizadas a los lados del altar y dos en el muro norte en la nave y en el comulgatorio a la altura del presbiterio. Estos espacios de acuerdo con el programa arquitectónico de los conventos debieron ser confesionarios o bien locutorios.
El propósito original de esta fachada como el de otras barrocas americanas, eran envitar más a la meditación que a la contemplación, era la enseñanza más que agradar al espectador; en fin, era más religiosa que artística. Consta de dos cuerpos horizontales rematados por un par de elevados imafontes mixtilíneos, al centro se encuentra un contrafuerte -elemento de carga- que forma parte de la composición como eje divisorio y al cual se le dió un tratamiento de pilastra.
Cada parte tiene su propio eje vertical, ambas partes son simétricas, inician abajo con las portadas formadas por arcos de medio punto, sostenidos por pilastras tableradas, estas soportan un rico entablamento con una cornisa volada la cual separa el ático y cinco pilastras del segundo cuerpo.
A medida que vamos elevando la mirada nos damos cuenta de que la ornamentación se va incrementando.
El ático lo encontramos decorado con finos relieves, a la derecha se encuentra representada la Sagrada Familia de Cristo, y a la izquierda Santa Rosa de Lima, entre dos frailes que aluden a la oración y a la sabiduría, se trata de Santo Tomás de Aquino conel sol de la verdad en el pecho y la Paloma del Espíritu Santo inspirado en su pluma y del angelico San Vicente Ferrer. En síntesis los relieves del lado izquierdo representan a la familia dominicana.
Sobre el ático hay dos ventanas, los vanos están flanqueados por cuatro pilastras jónicas, al centro encontramos el contrafuerte que con su tratamiento forma la quinta pilastra pero tablerada. Las pilastras sostienen un segundo entablamento con el friso abultado y la cornisa con tramos salientes que producen una vibración barroca.
Finalmente tenemos los imafrontes mixtilíneos que rematan la fachada. En su tímpano se encuentran unos relieves que manifiestan una enseñanza teológica. Cada imafonte posee dos medallones que contienen imagenes de santos. Los medallones del imafonte izquierdo albergan a San Fermín y a San Francisco Javier evangelizadores y mártires, y los del derecho a San Martín de León, escritor y predicador y a Santa Teresa, mística reformadora, estos santos representan toda la gama de la actividad apostólica y religiosa.
Los medallones son sostenidos por angelitos que se perfilan entre nubes.
El contrafuerte mencionado está rematado con una escultura de Santo Domingo de Guzmán, patrono de la orden. Forman parte de la fachada nueve gárgolas con forma de cocodrilo que se proyectan de los contrafuertes.
Se observan también perillones de remate, y en la clave de los arcos de medio punto de los accesos están presentes las conchas, ambas características barrocas.
Planta arquitectónica (original)
Una Nave
Categoría arquitectónica
Estado, Municipio, Localidad
Nombre de la vialidad o calle
Santiago Tapia
Número y/o identificador de la vialidad o calle
s/n
Nombre del tipo de asentamiento humano o colonia
N/A
Código Postal
N/A
Otra localización
Morelia
Tipo de uso del inmueble
Uso actual del inmueble
Orden religiosa (original)
Sin Identificar