Antecedentes.
El sitio está registrado en los expedientes de hacienda como Tzintzunpucho, aunque desconocemos cual es el motivo.
El edificio es de fundación muy antigua, siendo el sitio inicialmente conocido como "El Molino", desde el siglo XVII se nos habla de este pueblo, "El Obispado de Michoacán" en esta época nos dice en su capítulo referente a Doctrinas y Beneficios de clérigos, que el beneficio de Santa Clara era todo de indios de lengua tarasca, la aclaración es extensiva a sus filiales, Ario e Hístaro, y dice: "...Es partido de indios y administraste clérigos, tiene el cura doscientos pesos de oro común de salario que paga a su Majestad en su Real Caja... El pueblo que llaman Opopeo, que dista un cuarto de legua de Santa Clara, tiene de cuenta diez vecinos"...
En lo referente a labores aclara: "... En el pueblo y molino de Opopeo hay una labor que es de Diego Pérez, mestizo; coge casi doscientas fanegas de maíz, tiene algunas yeguas y vacas, que se ha llegado el número de trescientas, sacó licencia del Sr. Obispo Alfonso Enríquez para que el cura de Pásquaro le administrase los santos sacramentos..." es posible que aún no contase con pie de parroquia, dado que el cura lo asistía venía de Santa Clara.
Sin embargo, en Siglo XVIII el Lic. D. Martín del Río, cura Beneficiado por su Majestad, Vicario in Capite y Juez Eclesiástico de este partido de Sta. Clara de los Cobres... informa al entonces obispo de Michoacán D. Anselmo Sánchez de Tagle "... que este dicho curato de Sta. Clara de los Cobres, en esta Provincia de Michoacán... en cuyo espacio se hallan solamente dos pueblos, avecindados de indios naturales. El uno de ellos nombrado Sta. María Opopeo, que dista de esta cabecera un cuarto de legua..." y recomienda para asistir al curato "... a un solo ministro..." ya que "... no pasa de tres leguas..." lo que indica que ya contaba con iglesia a la que asistía el mencionado cura.
La crónica anónima nos describe la Iglesia:
"... No hay casas reales ni cárcel, pero si curales, reducidas, a un zaguán o portal y dos piezas, el todo de paredes de barro, y techo igual al de las chozas referidas. La iglesia consiste en una pequeña nave de piedra y lodo, pieza separada de sacristía, hecha de adobe, su torrecita, su coro alto, entablados el pavimento y cielo del templo, un solo altar formal, que es el mayor, pero dos retablos dorados de pésima escultura... Contiene este pueblo 114 tributarios, indios de reducción...".
Descripción:
El inmueble que actualmente vemos, consta de atrio, el cual ya no cumple con las funciones de cementerio, torre, casa cural, sacristía y antesacristía, además de una habitación que antes fungía como bautisterio, en la que hoy se guarda el diezmo.
El atrio que una vez fue cementerio es casi cuadrado, tiene cuatro enormes pinos cercados por arriates, la mitad es de tierra y la otra mitad de adocreto gris; cuenta con un acceso en un costado de la iglesia enmarcado por una portada reciente de imitación neoclásica, se delimita por una barda de tabique en la parte inferior con celosía de tabique en la superior; en el lado derecho se encuentran construcciones inconclusas hechas con tabicón que afean considerablemente el espacio atrial.
En el extremo opuesto alineado sobre la calle, está la casa cural recientemente construida y junto a ella la torre, intermedia con la nave.
La torre está desplantada sobre un macizo cubo al que se ingresa a través del atrio, presenta a media altura un óculo de cantera; se puede ver claramente que el cuerpo superior es de época más tardía, cuadrado y horadado por un vano de arco rebajado en cada una de sus caras.
El chapitel superior desplanta de un tambor octagonal y presenta una cruz en el remate, los vecinos han trasladado la campana principal al atrio en donde pende de un marco de postes de madera temiendo que la torre se pudiera colapsar y destruirla, ya que presenta serias fracturas y degollamiento del chapitel daños que datan de 1985 y fueron originados por los sismos de esas fechas.
La fachada es un paramento liso, recubierto de aplanado y pintura blanca, con una portada neoclásica de cantera conformada por un arco de medio punto con extradós acanalado que descansa sobre impostas y con la clave resaltada siguiendo el diseño de una hoja de acanto; está flanqueado por pilastras lisas cuyos capiteles toscanos sustentan un entablamento del mismo orden rematado en una cornisa a en cuyos extremos se ubican dos medias ánforas de cratera, la ventana coral es cuadrada con repisa de media caña y jambas con dintel acanalados, sobre el primero se encuentra un friso ornamentado con una flor neoclásica, que se remata por un cornisamento moldurado rematado por dos pequeñas ánforas similares a las del cuerpo inferior.
Alineado al eje de la portada está un nicho hornacina de cantera ornamentado por una guirnalda del mismo material. El paramento remata con un frontón delimitado por una cornisa moldurada que se tiende horizontal en los extremos para sustentar almenas, una de las cuales ya no existe.
La nave es de un solo cuerpo con ábside rectangular, es la misma que describe el cronista, con muros de piedra y lodo, aparentes por el exterior en donde vemos refuerzos formados por contrafuertes que coinciden en el interior con pilastras que dividen el espacio en cuatro partes, se ilumina por tres ventanas metálicas rectangulares en el muro sur y dos en el opuesto, en el cual vemos una amplia puerta tapiada a mitad de la nave. Los muros tienen aplanados y pintura color blanco.
La cubierta es de tijera en triángulo con estructura de madera y teja, recubierta al interior con bóveda de medio cañón soportada sobre tres arcos fajones, está construida en metal desplegado y yeso toda en blanco con elementos decorativos a la manera neoclásica, simulando bóvedas de arista.
El coro está ubicado al pie de la nave sobre un arco rebajado, carece de órgano y se delimita por un sencillo barandal.
El piso es de mosaico y sube tres escalones hacia el presbiterio, estos últimos hechos con cantera. En el altar vemos un ciprés de buena calidad con la bella imagen de Nuestra Señora del Rosario, con el Niño en brazos, flanqueada por imágenes del siglo pasado de relativa calidad artística.El interior carece de imágenes, quedando los muros despojados de toda ornamentación, los retablos dorados ya no existen, no obstante vemos una espléndida escultura de la Inmaculada Concepción que posiblemente date del siglo XVII, que generalmente se guarda en el anexo que anteriormente fungía como bautisterio consistente en una larga habitación de adobe con techo de teja y portal al frente.
La sacristía y la antesacristía son dos espaciosas habitaciones construidas de adobe con un portal y corredor común soportado por columnas de madera con gualdra corrida en la que se apoya el tapanco cubierto con estructura a dos aguas de madera y teja. El adobe está aparente por el exterior y enjarrado por el interior, éste último apenas iluminado por dos ventanas de madera.
La casa cural es nueva, de tabique y cemento.
